En medio de la tensión causada por lo que parece ser una próxima invasión de Rusia a Ucrania, el país liderado por Vladimir Putin no deja de mirar hacia los otros costados.
A través de su cancillería, Rusia pide “la retirada de las fuerzas, material bélico y armas” de los territorios cercanos y que, actualmente, son miembros de la OTAN.
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Según Sputnik, Estados Unidos “tiene desplegados misiles” en Polonia y Rumania. A esta presencia se le suma la de Bulgaria, que en el 2004 se adhirió a la OTAN, organismo que hace descansar allí algunas de sus tropas.
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“No hay ambigüedad [...] [El objetivo es] volver a la situación de 1997 en los países del antiguo bloque comunista que no eran miembros de la OTAN”.
En paralelo, este viernes 21 se reunieron los cancilleres de Rusia y Estados Unidos en Ginebra (Suiza) para discutir las posibles salidas diplomáticas a la cuestión ucraniana.
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¿Qué teme Putin?
“Es cierto que existen temores en Occidente por el discurso nacionalista de Vladimir Putin, quien también dice que quiere hacer de Rusia una potencia mundial”.
“Pero también es cierto que, desde el lado ruso, existen desde hace mucho tiempo temores sobre el papel de Occidente”.
Antes de antagonizar a un bando, el internacionalista Óscar Vidarte propone revisar la historia. Según él, no es común que Rusia amenace a Occidente sino todo lo contrario. “Desde Napoleón hasta Hitler, en más de una ocasión han tratado de conquistarlo”.
“Cuando culminó la Guerra Fría, muchos pensaron que Occidente iba a darle la mano a Rusia, que la globalización y el capitalismo podrían servir para acercarse a Moscú, pero esto se dio de manera muy parcial”.
Quizás sí en cuestiones económicas, pero en materia de seguridad y política, Moscú siguió siendo considerado como una amenaza a los intereses de Occidente. Y allí ha jugado un papel importante la Unión Europea, que sumó países de la antigua Unión Soviética a sus líneas, y, claro, la misma Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN.
“Lo más preocupante para ellos es la expansión de la OTAN hacia el este”.
“Creo que en Moscú se han despertado estos imaginarios de la amenaza occidental”.
Y Ucrania está en el medio de ese conflicto: el país trata de sumarse a la OTAN desde el 2008, pero, hasta la fecha, no lo ha podido lograr.
Un paso hacia atrás
Cuando la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se desintegró, se dio vida a 15 repúblicas independientes. Ellas fueron:
- Lituania
- Letonia
- Estonia
- Rusia
- Bielorrusia
- Moldavia
- Ucrania
- Georgia
- Armenia
- Azerbaiyán
- Turkmenistán
- Uzbekistán
- Tayikistán
- Kirguistán
- Kazajistán
Todas ellas vivían dentro de la influencia de Rusia, una suerte de padre y tutor.
Y la idea se mantuvo hasta que, en el 2004, los países bálticos (Lituania, Letonia y Estonia) lograron zafarse y unirse tanto a la Unión Europea como a la OTAN.
“Hace mucho tiempo que Moscú perdió influencia sobre esos países, pero hay otros dos que son claves en la relación entre Europa y Rusia: Bielorrusia y Ucrania”.
“Por su posición geográfica, son dos tapones. Y el Kremlin no los va a perder por una cuestión de seguridad”.
Según el Grupo de Estudios en Seguridad Internacional, luego del ingreso voluntario de Estonia, Letonia y Lituania a la OTAN, la agenda del grupo se modificó. Desde entonces, buscan que se sumen Georgia y Ucrania “para garantizar la seguridad de la zona”.
Pero cuando Georgia intentó sumarse, fue bloqueado por Rusia.
El País recuerda que, cuando hubo un acercamiento entre el país y “la Alianza” en el 2008, Georgia “entró en guerra con Rusia [...] por la soberanía sobre el territorio georgiano de Osetia del Sur, finalmente reconocido como independiente por Rusia”.
“Hoy Georgia figura como candidato a integrar la Alianza, sin avances previstos a corto plazo”.
Un modus operandi
Vidarte explica que Moscú ve que, detrás de las protestas que no lograron derrocar al gobierno de Bielorrusia, está Occidente, que, además, utiliza a la OTAN para expandir su presencia y situarse muy cerca del Kremlin.
“Occidente promueve protestas dentro de la lógica de la libertad y la defensa de los derechos con el objetivo de traerse abajo a gobiernos aliados de Moscú”.
Esto sucede con mucha frecuencia.
Vidarte propone recordar a Irak, Afganistán y Siria, países que fueron muy cercanos a Moscú, y cómo la OTAN se inmiscuyó “al margen del derecho internacional”, anota el especialista.
Ese mismo modus operandi se observa cuando, por ejemplo, “Occidente trata de intervenir en la crisis de Kazajistán” y complicar a los gobiernos aliados de Rusia.
Si esto ya está sucediendo en Ucrania, ¿no podría replicarse en Kazajistán?
“Desde la perspectiva rusa, esto es un paquete completo. Por eso es que no van a soltar prenda con Ucrania ni dejarlo ser parte de la OTAN. En términos de seguridad y de sus intereses, si eso sucedería sería un golpe duro”.
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