En menos de medio año en el poder, el gobierno de Javier Milei ha enfrentado dos paros generales contra sus políticas de ajuste en Argentina. La huelga de 24 horas liderada el jueves 9 por la Confederación General del Trabajo (CGT) fue una nueva prueba de que los sindicalistas no piensan retroceder.
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“Nos llevan a un extremo”, dijo Héctor Daer, uno de sus secretarios generales de la CGT, principal central obrera del país, que celebró “la contundencia” de un paro que el Gobierno insistió en minimizar.
Durante la jornada, las calles del país lucieron semivacías y fue evidente el impacto en el transporte. Hubo comercios abiertos, pero sin clientes y las escuelas fueron cerradas en la capital argentina.
En diálogo con El Comercio, Juan Negri, politólogo argentino en la Universidad Torcuato di Tella, señala que el mayor objetivo del paro y las protestas que se han producido contra el gobierno apuntan a ejercer presión para que no se apruebe la oficialista “Ley Bases”, también llamada “Ley Ómnibus”, que obtuvo la media sanción en Diputados y se discute ahora en el Senado.
— ¿Qué nos dice el que Argentina haya tenido su segundo paro general en lo que va del gobierno de Milei?
Refleja la incomodidad del sindicalismo con el programa económico de Milei. Como sabemos, el gobierno ha llevado adelante un programa económico muy duro y eso obviamente ha tenido un efecto sobre vastos sectores de la sociedad y el sindicalismo, que además históricamente ha sido muy fuerte en Argentina. Agregaría que el sindicalismo en este país es parte fundamental del Partido Justicialista (peronismo), que hoy está en la oposición, por lo que también hay que tener en cuenta la mirada política. El paro es un acto político de sectores opositores al gobierno que están tratando de influir sobre la sanción de la ley de bases.
— ¿Cuál es su objetivo?
El objetivo final es impedir la sanción del proyecto de ley que el gobierno envió al Congreso y que en este momento se está discutiendo en la cámara de senadores.
— ¿Qué tanto puede influir el paro en el avance de la Ley Ómnibus que se está evaluando en el Senado?
Creo que puede tener un efecto. El sindicalismo ya anunció que va a hacer un seguimiento de los senadores peronistas que están dispuestos a votar a favor, es decir, han hecho una especie de advertencia y eso genera un poco de presión sobre algunos senadores, lo que puede tener un efecto en la sanción general de la norma. Ahora, esto va a estar determinado por cuál va a ser la evaluación final de la sociedad sobre el éxito de este segundo paro general.
— ¿Cómo evalúa el impacto de este segundo paro, acatado principalmente en el sector de transporte? ¿Cree que se logró el objetivo que tenía la CGT?
Ha sido un paro importante en algunos sectores. Creo que la CGT esperaba un paro mayor. Dicho eso, el efecto en el transporte se notó y cuando el acatamiento en ese sector es alto eso termina impactando en otros sectores porque implica que muchos trabajadores no pueden viajar a la Ciudad de Buenos Aires o a sus lugares de trabajo desde los alrededores. En las calles fue bastante visible que el elemento del transporte acató el paro, pero los comercios estaban abiertos.
— ¿Cómo se explica eso?
Considero que eso tiene que ver con que la situación económica es muy delicada y hay muchos propietarios o empleados de comercios que no pueden darse el lujo de parar porque si lo hacen ese día no cobran. Yo creo que la propia situación económica jugó en contra del sindicalismo. Más allá de eso, ha sido un paro significativo, importante.
— La CGT celebra “la contundencia del paro” general. ¿Cómo respondieron el Ejecutivo y Milei?
El presidente ha minimizado el paro de ayer, no le ha dado mucha entidad. Para el gobierno es una oportunidad para seguir con el discurso de “esta es la casta” que obstaculiza el plan económico. Considero que el presidente se beneficia de cierto desprestigio que tienen los sectores sindicales en varios sectores de la sociedad. Ahora, luego de la marcha universitaria, que tuvo un impacto mayor, el gobierno modificó un poco su tono y se mostró más dialoguista, lo que deja la impresión de que reacciona ante estos hechos.
— ¿Logrará Milei aprobar la Ley Ómnibus antes del 25 de mayo, cuando el jefe de Estado convocó una reunión en Córdoba para la firma del ‘Pacto de Mayo’?
Las probabilidades son altas. No me atrevería a decir que es seguro que la ley salga, pero sí que tiene más probabilidades frente a la versión de la ley que se presentó a finales del verano. Creo que el gobierno está ejercitando un músculo político mayor y tiene una actitud negociadora mayor. Los números son muy finos, pero creo que el gobierno, como está empeñado en que la ley salga, al final lo va lograr. Sin embargo, la verdad es que todavía está abierto.
— ¿Cree que la eventual aprobación de la Ley Ómnubus en el Senado va a crispar más los ánimos?
No necesariamente. No creo que genere una ola de violencia. Habrá que ver si la ley logra tener un efecto positivo en el aspecto económico. Obviamente van a haber sectores muy enojados. Vamos a ver discursos acalorados, animosidad política, agitación, que es lo que viene viviendo Argentina estos últimos meses en los que ha habido una discusión política muy profunda e intensa. Eso sí lo vamos a ver, así como reclamos cruzados en los medios en contra de los senadores que hayan votado a favor. Si llega a haber peronistas que votan a favor, vamos a ver al interior del partido un amplio debate. Pero crispación social, entendida como violencia, yo creo que no.
— ¿Cuáles son los mayores desafíos de Milei?
El mayor reto es demostrar que aún siendo un gobierno muy minoritario, con un 10% en promedio en ambas cámaras, puede pasar legislación y dar la señal de que este es un proyecto político viable. Hoy el principal desafío de Milei es demostrar que lo que está proponiendo tiene continuidad porque yo creo que varios sectores están pensando que les gusta la propuesta de Milei, pero que en tres años vuelve el peronismo. Entonces mostrar que hay estructura política detrás de su propuesta es hoy el mayor desafío del gobierno en lo político. El otro gran desafío es que los efectos económicos de su plan empiecen a traer mejoras antes de que la sociedad pierda la paciencia.