La catástrofe sanitaria en Brasil está muy cerca de alcanzar su punto máximo. Esta semana el país rompió varias veces su récord histórico de decesos diarios por el COVID-19, mientras los principales hospitales ya no dan más. La crisis se agrava cada día a la par de las críticas al manejo de la pandemia, en una nación donde, pese a que la curva de casos crece descontroladamente, el propio presidente desprecia los confinamientos y los cuidados ante el virus.
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