El embajador de Estados Unidos en Ecuador ha sido tajante: Washington descubrió que existe un grupo de altos mandos de las fuerzas militares vinculados con el narcotráfico y le ha quitado las visas. A ellos los llamó “narcogenerales”.
“Estamos muy preocupados por la penetración del narcotráfico en Ecuador y en las fuerzas del orden”, le ha dicho Michael Fitzpatrick al portal ecuatoriano Primicias.
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Fitzpatrick también sostuvo que no podía dar los nombres, pero que ellos se sumaban a otras pesquisas que dan cuenta de la “penetración” de los narcos en “las fuerzas del orden y en los sistemas de justicia”.
“Pero ya estamos investigando [estos casos] y otros como Petroecuador, compras públicas en el sector salud, esto incluye a los jueces, abogados, funcionarios públicos o privados”.
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La respuesta de Guillermo Lasso no se hizo esperar.
Este martes 14, muy temprano, el presidente de Ecuador afirmó que no creía que Fitzpatrick se refiriera a “generales activos” sino a los que “dejaron sus funciones, precisamente, porque no pasaron por la debida diligencia que se realiza para poder evaluar su comportamiento”.
Luego de pedir que revelara los nombres de las personas sancionadas por Washington, Lasso dijo que “sobre ninguno de los generales activos existen sombras de sospechas”.
No es, sin embargo, la primera vez que Fitzpatrick habla de sanciones a ecuatorianos investigados por corrupción. El año pasado, por ejemplo, dijo que les anularon las visas a 300 ciudadanos.
Y ahí no acaba el problema.
Como quedó en evidencia los últimos meses, el narcotráfico puede poner en jaque al gobierno y la prueba más real de ello es el aumento de la inseguridad y los motines en las cárceles (y las masacres ocurridas en el penal de Guayaquil, Litoral, que dan buena cuenta de la presencia de cárteles mexicanos y colombianos).
En noviembre, Lasso declaró: “Ecuador se encuentra bajo una grave amenaza externa por el ataque de las mafias del narcotráfico, las mismas que pretenden tomar control de los centros de privación de libertad del país y quitarnos la libertad en las calles y ciudades”.
El asunto es que, si los llamados a calmar la situación son las Fuerzas Armadas y ellos están involucrados con los narcos, ¿quién podrá defender a la nación vecina del norte?
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POCAS DUDAS, MÁS CERTEZAS
“Pueden existir dudas sobre si hay complicidad entre las autoridades y el narcotráfico. Sin embargo, la sospecha se fundamenta debido a la credibilidad de las investigaciones de la embajada de Estados Unidos en el país”.
Así opina el ecuatoriano Mauricio Alarcón, director ejecutivo de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo. ¿Cómo explica que la misma embajada no haya publicado los nombres de los involucrados?
“Primero hay que decir que lanzar datos al aire sin el debido sustento genera conmoción, incluso en la ciudadanía. Se vive en Ecuador una situación crítica con respecto a la inseguridad”.
La BBC recuerda que, tal como lo indica el Ministerio de Gobierno, en Guayaquil se registraron “329 homicidios intencionales en todo el 2020, y hasta septiembre de 2021, 591″.
“Creo que fue una decisión estratégica para habilitar un canal de comunicación con el gobierno nacional y que se pueda actuar, de manera inmediata y positiva, a nivel de la justicia”.
Deja mucho que pensar, sostiene Alarcón, la manera en la que el gobierno de Lasso reaccionó a las acusaciones.
“Creo que sí hay algo de verdad en las acusaciones, es decir, que el nivel de penetración del narcotráfico y de las estructuras irregulares es tan grande que ha permeado en las fuerzas públicas”.
“Sin embargo, la respuesta del gobierno no ha sido la óptima. Lo que puede generar es que la lista se haga pública y, como consecuencia, que el problema se vuelva más grande y devastador”.
Si es que Lasso opta por voltear la cara, dice el especialista, es porque tiene otras prioridades. Mientras la credibilidad y confianza de la población en él menguan, este asunto lo toma por sorpresa, así que le dará prioridad a la economía y a su reforma tributaria.
EL ORIGEN DEL PROBLEMA
Este tema, cuenta Alarcón, no es nuevo. “A nivel político se viene hablando de ello desde las elecciones del 2019, cuando se hacía referencia a la presencia de dinero irregular en las campañas”.
“Este anuncio vendría a ser la cereza del pastel, una forma de dejar en claro que la situación el país es crítica y que se tienen que tomar acciones para evitar que se magnifique la penetración del narcotráfico en las estructuras estatales”.
¿Sería exagerado pensar que estamos presenciando los primeros pasos de un narcoestado? “No, para nada”, responde Alarcón.
“Si uno se fija en lo que está pasando en Centroamérica, si ve la forma en la que todos sus problemas empezaron, pues hay que preocuparse”.
“No es difícil darse cuenta de que Ecuador es el caldo de cultivo perfecto, que aquí hay situaciones similares a las que permitieron el declive en esa región”.
Por supuesto, sería un error pensar que el narcotráfico recién cobró poder con la llegada de Lasso. Alarcón anota que es un tema que se debe estudiar, pero que muy probablemente no habría que remontarse muchas décadas atrás para toparse con la génesis.
“Habría que evaluar si esto no se inició en la época de Rafael Correa. Hubo denuncias de financiamientos irregulares a su campaña, de grupos vinculados al narcotráfico”.
“La permeabilidad y permisividad de entonces ha dado pie a la consolidación, y todo parece indicar que el narcotráfico ya llegó a las personas que deberían estar haciendo algo por la seguridad del país”.
El politólogo ecuatoriano Sebastián Mantilla coincide con las fechas. Para él, es Correa quien deja el camino libre para que el narcotráfico cobre poder.
“Durante su gobierno, en lugar de combatirlo, hizo todo para favorecerlo y facilitar su crecimiento. Por ejemplo, se desfinanciaron operaciones de control al envío de drogas en las fronteras y los puertos principales”.
LA MAGNITUD DEL ASUNTO
Y, claro, las palabras del embajador de Estados Unidos lo único que hacen es evidenciar un problema latente.
“Lo que estamos viendo aquí son los pasos previos a convertirnos en un narcoestado”.
“Ahora hablamos de altos funcionarios, pero antes hubo miembros de rangos menores de las FF.AA. o de la policía vinculados con el narcotráfico. Esas influencias se extienden también a la fiscalía general, a los jueces, partidos políticos y ciertos políticos, abogados, empresarios”.
¿Y el gobernante Lasso está respondiendo de acuerdo a las necesidades?
Mantilla anota que, si bien el embajador se ha referido en buenos términos a las acciones del gobierno, él considera que el presidente “no sabe ni tiene un equipo capaz de asumir la situación en su dimensión real”.
“El problema de Ecuador no pasa por bandas que se disputan espacio, sino que el narcotráfico se expande por instituciones y espacios públicos y privados”.
“Frente a ello, lo que viene haciendo el presidente Lasso es, hasta cierto punto, poco coherente. Parece que no se ha dado cuenta de la gravedad del tema y es por eso que sus acciones de los últimos seis meses han sido erráticas”.
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