Desde que volvió a Brasil a fines de marzo, Jair Bolsonaro ha tenido que sortear problemas judiciales por casos que van del asalto a los poderes del Estado a la malversación de regalos extranjeros. Este miércoles 3, el expresidente brasileño se enfrentó ante un nuevo dolor de cabeza cuando la policía allanó su casa e incautó su teléfono celular como parte de una investigación sobre una presunta falsificación de certificados de vacunación contra el COVID-19.
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Los investigadores se preguntan cómo Bolsonaro, un escéptico del COVID-19 que llegó a decir, bromeando, que quienes se inmunizaran podían convertirse en “caimán”, fue inscrito como vacunado en los registros de salud del país.
La Policía Federal (PF), que no mencionó al exgobernante, informó que investigaba “una asociación criminal” sospechosa de insertar datos falsos relacionados con la vacuna contra el COVID-19 en el sistema nacional de salud. Detalló que los agentes realizaron 16 allanamientos y seis arrestos en Río de Janeiro y Brasilia relacionados con el caso.
La presunta falsificación permitió a personas “emitir los respectivos certificados de vacunación y utilizarlos para eludir las actuales restricciones sanitarias impuestas por las autoridades públicas (en Brasil y Estados Unidos) destinadas a prevenir la propagación” del virus, señala la PF en un comunicado.
Medios de comunicación locales reportaron que las tarjetas de vacunación del expresidente, sus asesores y sus familiares habían sido modificadas. Además, detallaron que la policía arrestó a Mauro Cid y Max Guilherme, asistentes personales de Bolsonaro cuando era mandatario y que permanecieron con él cuando se alejó del cargo en enero.
De acuerdo con las investigaciones, las inserciones falsas se dieron en noviembre del 2021 y diciembre del 2022, antes del viaje que Bolsonaro hizo a Estados Unidos el 30 de diciembre, dos días antes de dejar el cargo tras haber sido derrotado por el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones de octubre pasado.
Según TV Globo, los presuntos datos falsos de vacunación de Bolsonaro habrían sido cargados en el sistema de salud pública antes de su viaje a Estados Unidos, y luego fueron eliminados.
Tras el allanamiento, Bolsonaro reiteró que no se había vacunado contra el COVID-19 y negó haber participado en la supuesta falsificación de documentos. “Por mi parte, no hubo nada falsificado. No me vacuné. Punto”, dijo a periodistas.
Bolsonaro había sido citado por la Policía Federal a declarar este miércoles 3, pero sus abogados han logrado postergar ese trámite.
Bolsonaro viajó a Estados Unidos el 30 de diciembre del 2021, cuando ese país exigía a los viajeros aéreos internacionales que presenten prueba de vacunación contra el COVID-19. La Casa Blanca anunció esta semana que el requisito dejará de regir el 11 de mayo.
Este requisito no se aplica a los funcionarios de gobiernos extranjeros y se desconoce cómo las autoridades estadounidenses manejaron el caso de Bolsonaro después de finalizar su mandato el 1 de enero.
“En mis idas a Estados Unidos, nunca me fue exigido el certificado de vacunación”, dijo Bolsonaro, permaneció en Orlando, Florida, hasta el 30 de marzo.
Problemas judiciales de todo tipo
La investigación sobre la vacunación es la última que pone contra las cuerdas al exmandatario, quien ya ha sido interrogado dos veces por la Policía Federal desde que volvió a Brasil.
Primero tuvo que responder el 5 de abril por tres conjuntos de joyas con diamantes que recibió como regalo de Arabia Saudita en el 2021. La semana pasada tuvo que declarar por su posible participación en incitar el levantamiento por parte de sus simpatizantes en la capital el 8 de enero. Aquel día, miles de sus seguidores invadieron las sedes de los tres poderes del Estado en la capital brasileña en un intento de sacar del poder a Lula da Silva.
Bolsonaro también es sujeto de varias investigaciones del tribunal electoral de Brasil sobre sus acciones durante su campaña presidencial, en particular por haber afirmado sin pruebas que el sistema de voto electrónico del país es susceptible de fraude. Esto amenaza su futuro político pues podría quitarle el derecho a postularse para la presidencia durante ocho años, dejándolo fuera en los comicios del 2026.
En total, Bolsonaro enfrenta cuatro investigaciones de la Corte Suprema que podrían enviarlo a prisión, y 16 casos ante el Tribunal Superior Electoral (TSE).
Felipe Borba, cientista político brasileño y profesor de la Universidade Federal do Estado do Rio de Janeiro – UNIRIO, afirma que el regreso a Brasil no ha sido fácil para Bolsonaro. “Desde que dejó la presidencia los hechos políticos no han sido nada positivos sobre él y el haberse aislado en EE.UU. ha ayudado a construir la imagen de que huía de algo. Su llegada a Brasil fue casi una imposición de sus aliados que se quedaron huérfanos de su principal liderazgo y así siguieron sin rumbo”, dice a El Comercio.
Impacto en su futuro político
Los expertos destacan que el allanamiento de la casa de Bolsonaro tiene mayor impacto pues se suma a las investigaciones en curso contra el expresidente, algo que podría afectar su capital político ya debilitado.
“Existen una serie de delitos que Bolsonaro y sus aliados cercanos han cometido y que recientemente han comenzado a ser revelados. Estos hechos minarán la imagen de político antiliberal y honesto que el expresidente intentó construir, incluso entre sus más convencidos partidarios. Como aún faltan muchas noticias por aparecer, es posible predecir que su capital político se irá reduciendo paulatinamente, haciéndolo inviable como alternativa política para el futuro. El futuro del Bolsonarismo está en entredicho”, dice Borba.
Añade que, desde que volvió a Brasil, Bolsonaro no ha sido capaz de organizar a la oposición, por pereza o incapacidad política. Por ello, considera, no hubo ganancia política para él y sus bases. “Por el contrario, perjudicó a la oposición ya que se convirtió en el blanco directo de varias investigaciones, exponiendo su frágil situación a todo el mundo”.
¿Qué hará Bolsonaro para responder a esta situación? Para Borda es claro que reaccionará como siempre: negando el crimen o culpando a otro. Al mismo tiempo, intentará movilizar a sus partidarios contra los que le acusan en un intento de deslegitimar las acusaciones vertidas contra él.
“Una reacción típica suya es movilizar otro asunto en un intento de desviar el foco de atención. Sin embargo, su capacidad de reacción es menor porque ya no dispone de tantos recursos como cuando era presidente y muchos de sus partidarios temen entrar en una disputa política por miedo a verse implicados judicialmente en las acusaciones que se tramitan contra él y su gobierno en el Supremo Tribunal Federal”, concluye.
Carlos Ranulfo
Profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Federal de Minas Gerais
El impacto del operativo de este miércoles ha sido muy fuerte para Bolsonaro. No solo por la detención de Mauro Cid, asistente del expresidente y hombre de su absoluta confianza, sino también por la presencia de la Policía Federal en su residencia. Por si fuera poco, se le incautó el teléfono celular. La acción policial se produjo después de una buena semana para Bolsonaro. El expresidente tuvo una plataforma de nuevo, en un evento agroindustrial, pero la Policía Federal le “aguó la fiesta”.
Bolsonaro volvió a Brasil mucho más pequeño y debilitado de lo que estaba hasta el año pasado. Casi no había nadie esperándolo en el aeropuerto. Tendrá un año muy difícil, desde el punto de vista judicial. Por lo que se sabe, la posibilidad de prisión es aún remota, pero las posibilidades de que se convierta en inelegible políticamente son grandes. Hay que recordar que Bolsonaro lleva años atacando al Tribunal Superior Electoral (TSE), a las urnas y a los jueces. En este “viaje” se han producido innumerables pruebas en su contra. Y quien lo juzgará será el TSE.
La estrategia de Bolsonaro es negarlo todo. Seguirá diciendo que no tuvo nada que ver con el intento de golpe de Estado, que en el caso de las joyas saudíes actuó de buena fe. En el caso de la vacunación viene diciendo que no se vacunó y que no hubo fraude en su carnet de vacunación. El problema es que el fraude está documentado e involucra a uno de sus diputados.