Este miércoles, el presidente Alberto Fernández tomó juramento a Sergio Massa, el nuevo “súper ministro” que toma las riendas de la economía argentina en medio de una profunda crisis marcada por la inflación en los precios de los productos.
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Durante una ceremonia celebrada en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada, Massa asumió el cargo tras la turbulenta salida de Silvina Batakis, quien duró 24 días al frente de la cartera, que transparentó aún más el resquebrajamiento dentro de la coalición de gobierno, en la que también participa como vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner.
Batakis había sido nombrada de urgencia en el cargo en reemplazo de Martín Guzmán, titular de la cartera desde que Fernández llegó al poder en el 2019 y autor de la refinanciación por 400 mil millones de dólares que Argentina mantiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El término de “súper ministro” hace referencia a que Massa no solo tendrá a su cargo el Ministerio de Economía sino también los de Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca. Además será el responsable de las relaciones con organismos internacionales de crédito, como el FMI.
El recuerdo a los “súper ministros”, sin embargo, es amargo en Argentina pues recuerda al cargo ocupado por Domingo Cavallo entre 1991 y 1996, durante el gobierno de Carlos Menem.
Si bien Cavallo consiguió revertir la hiperinflación que sufría el país y establecer la paridad entre el peso y el dólar, lo hizo en base a una serie de privatizaciones y endeudamientos que llevaron al país a una estabilidad ficticia que terminó estallando en los gobiernos posteriores.
Es por ello que durante la rueda de prensa posterior a su asunción, Massa buscó quitarse de encima el título de “súper ministro”.
“Leí que soy salvador, bala de plata o súper ministro. No soy un mago o un salvador, vine a trabajar”, señaló Massa.
TRAYECTORIA Y CHOQUES CON EL KIRCHNERISMO
Massa, de 50 años, es un abogado que genera diversas reacciones dentro de la coalición gobernante Frente de Todos.
En sus primeros años militó por el Partido Judicialista. Fue director ejecutivo de la Administración Nacional de Seguridad Social e intendente de Tigre. Además, entre el 2008 y 2009 se desempeñó como jefe de gabinete durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
En el 2013 abandonó al Partido Judicialista para fundar el Frente Renovador con el que enfrentó al kirchnerismo en las elecciones del 2013. Massa, además, resultó electo diputado nacional bajo esa bandera.
En el 2015 fue candidato presidencial pero obtuvo el tercer lugar. El Frente Renovador se convirtió, en los comicios del 2019, en la tercera fuerza más importante dentro del Frente de Todos.
En dicho proceso, Massa fue electo diputado y presidió la Cámara de Diputados hasta el 2 de agosto, un día antes de asumir como ministro de Economía.
Es definido como un político cercano al empresariado, lo que le ha granjeado animadversión en el ala más izquierdista de la coalición.
“Si se hace un recorrido a su historia veremos que ha tenido sus idas y vueltas con ambos personajes. Justamente fue quien reemplazo a Alberto Fernández como jefe de gabinete en el 2008 y luego enfrentó al partido de Cristina en el 2013, cuando organizó el Frente Renovador. En el 2019, una vez confirmada la candidatura de Alberto Fernández, volvió al Frente de Todos pero sin perder la identidad como Frente Renovador. Por eso ayer se vio a las personas del Frente Renovador cantando, lo que causó algún resquemor. Incluso hay un video donde Massa les pide que dejen de cantar”, dice a El Comercio el analista político argentino Santiago Rodríguez Rey.
UN PAÍS EN CRISIS
Massa tomará el timón de la economía argentina mientras esta navega por turbulentas aguas.
“Subsidios, déficit e inflación son los tres principales problemas que tiene el país”, explica Rodríguez Rey.
El país registra una tasa de inflación interanual del 64% y se prevé que para fin de año esta alcance el 70%.
“La inflación se estima que en el mes de julio puede haber sido del 8% mensual, los analistas ya hablamos de una inflación de 3 dígitos para Argentina. Es una de las cosas que debe atacar rápidamente”, señala el experto.
Según el mismo Massa, la inflación es la principal causa de la pobreza en Argentina. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Censos, el 37,3% de la población argentina vivía en situación de pobreza para el segundo semestre del 2021.
El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, por su parte, estima que la cifra ha aumentado en un 39% durante el 2022.
Por otro lado, Massa deberá reducir el déficit fiscal al 2,5% del PBI para cumplir con el compromiso adoptado con el FMI. En el 2021 este alcanzó el 3% y según lo programado debería alcanzar el 1,9% en el 2023, seguido el 0,9% en el 2024.
“Massa se encuentra con muchos problemas en el aire, algunos de los que requieren dirigirse a regular el déficit más que la inflación”, apunta el experto.
Pese a todo esto, Argentina registra una proyección de crecimiento económico positivo para el 2022 y el 2023. El FMI estima que será del 4% para este año y de 3% para el siguiente. El Banco Mundial lo sitúa en 3,6% y 2,5%, respectivamente. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos lo sitúa en 3,6% y 1,9%, mientras que el Banco Central muestra cifras de 3,2% y 2%.
“El año pasado tuvimos un crecimiento económico muy importante, Argentina fue de los países que rebotó más fuerte respecto al año 2020 en América. Eso genera un efecto de arrastre al año que le sigue. Hasta el mes pasado ese arrastre podía verse consolidado pero se comenzó a ver cierto freno, lleguemos a ver si el crecimiento ha tocado su techo”, explica Rodríguez Rey.
“Argentina se ha visto beneficiada también porque muchas de sus exportaciones aumentaron en valor por los efectos de la guerra en Ucrania, pero no ha sabido aprovecharlo para afianzar sus finanzas. Hubo un crecimiento en esas áreas, un mayor ingreso de divisas, pero no se vio reflejado en la fortaleza del Banco Central. Todo eso repercute en la inflación. Eso hace que estos pronósticos de crecimiento difícilmente se vean reflejados en la realidad”, advierte el experto.
LAS PRINCIPALES PROPUESTAS
Consciente de los retos, Massa anunció durante su primera rueda de prensa las medidas más urgentes que adoptará desde el sector económico.
Entre ellas destacó la reducción a los subsidios energéticos que el Gobierno brinda a la población.
Massa anunció medidas para incrementar el stock de dólares en el Banco Central, subrayó la necesidad de establecer el “orden fiscal” para controlar el gasto público, se comprometió a cumplir el objetivo con el FMI y a no utilizar anticipos del Tesoro en lo que resta del año.
Además, anunció un incremento a las tarifas de luz y agua para reducir los subsidios que otorga el Estado para los recibos de energía.
“Casi cuatro millones de hogares argentinos no solicitaron mantener el subsidio y ese es un primer corte. Entre los 9 millones que si solicitaron el subsidio, vamos a promover el ahorro por consumo”, anunció el ministro.
Este cambio en los recibos de energía sería la primera medida percibida por los ciudadanos. “En Argentina el precio de la energía es muy bajo, ridículamente bajo en comparación a otros países de Latinoamérica. Entonces, su impacto será fuerte en quienes renunciaron al pedido del subsidio. Pero lo distinto a Guzmán y Barasky es que quienes tengan el subsidio tendrán un límite de 400 Kw, aunque no aclararon si es mensual o bimestral”, explica Rodríguez Rey.
Para entender la estimación del límite, el experto señala que el consumo promedio en la Ciudad de Buenos Aires es de entre 250 y 300 Kw mensuales. “Pero es el promedio, aproximadamente la mitad de consumidores superan los 400. A partir de ahí, se pagará la tarifa plena, ese impacto va a ser muy fuerte. Desde septiembre, además, se aplicará al agua y al gas. Con números similares, aunque no ha sido muy específico”, señaló.
Otro punto que le interesa a la ciudadanía es el valor del dólar. En Argentina existe más de una decena de tipos de cambio al dólar; sin embargo, el más empleado por los ciudadanos es el dólar blue.
Este jueves, los mercados parecieron reaccionar positivamente al nombramiento de Massa registrándose un retroceso de 7 pesos por dólar blue.
Al cierre de este artículo, el dólar blue cotizaba a 291 pesos la venta y 286 la compra. Mientras que el dólar oficial se mantenía con el mismo valor: 138,75 pesos la venta y 130,75 pesos la compra.
“El impacto de las medidas de Massa no pueden verse tanto en los dólares oficiales porque el valor ronda los 120 pesos pero la gente muy difícilmente puede acceder a ellos. Con el nombramiento hubo una caída importante del dólar blue pero no ha llegado a los niveles que ha tenido cuando se fue Guzmán. En un principio, la recepción en la City (la matriz financiera bonaerense) ha sido positiva, pero los niveles no alcanzan a los que forzaron la salida del ministro Guzmán. Todavía hay que ver el impacto real a fines de agosto, veremos si es una calma que antecede al huracán o camino al ordenamiento”, señala el experto.
En su momento, uno de los argumentos para entender la derrota del macrismo y Juntos al Cambio fue justamente haber sincerado el valor de la tarifa de los servicios públicos. Si nos guiamos por eso habría que esperar un impacto similar. Pero al mismo tiempo, el reordenamiento de la economía debería generar una baja en la inflación. En ese juego de fuerzas se enfrenta el humor social en torno al alza de servicios públicos, que afectará principalmente a las clases media alta y alta, las que no son la base electoral del Gobierno, y la baja a la inflación. El mensaje que se puede transmitir si se logra esa baja a la inflación puede resultar positivo. La pugna está ahí.
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