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Dos años de guerra en Gaza: las claves de un conflicto que transformó Medio Oriente
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La guerra en Gaza cumplió dos años mientras avanzan las conversaciones indirectas en Egipto para poner fin al conflicto y liberar a los rehenes. La jornada estuvo marcada por actos conmemorativos por los israelíes asesinados por los terroristas de Hamás el 7 de octubre del 2023, así como por protestas en varias ciudades del mundo en favor del final del conflicto que ha devastado el enclave palestino.
El ataque de Hamás dejó más de 1.200 muertos y 251 ciudadanos del Estado hebreo secuestrados. El incidente generó la respuesta militar israelí sobre la Franja de Gaza, que a vez ha dejado este último territorio en ruinas y unos 67.000 gazatíes fallecidos.
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Con más del 90% de la población de Gaza desplazada y la mayor parte de la infraestructura clave del territorio en ruinas, el futuro de la región sigue siendo incierto, pese a la intermediación de Estados Unidos en busca de paz.
Hamás afirmó el martes 7 por medio de Jalil al Haya, su portavoz en las negociaciones de paz, que está “preparada para poner fin al conflicto” de la Franja de Gaza.
En declaraciones para el medio egipcio Al Qahera News, Al Haya advirtió que, pese a su disposición, necesita que la comunidad internacional les “asegure” que Israel concluirá sus operaciones militares tras firmar el acuerdo, tal como lo establece el plan de 20 puntos que Donald Trump ha presentado para acabar con las hostilidades.
“Buscamos garantías verdaderas de la comunidad internacional, del presidente estadounidense Donald Trump y de los mediadores. Estamos listos, con toda disposición y actitud positiva para llegar al fin de la guerra”, indicó el representante de Hamás.
Las negociaciones registraron algunos avances durante el aniversario del ataque de Hamás, pues el grupo terrorista estaría dispuesto a entregar sus armas a un comité egipcio-palestino, según señaló a EFE una fuente palestina anónima con gran conocimiento de las conversaciones que se llevan a cabo en Egipto.
El mismo informante señala que los paramilitares musulmanes rechazan un mandato internacional sobre Gaza y la presencia del exministro británico Tony Blair como gobernador, aunque ven con mejores ojos que este último “supervise de forma remota” la franja. La postura de Hamás sería negociar la administración del territorio con la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Desde el lado de Israel el aniversario del ataque fue recibido en un clima de tensión debido a que fueron los familiares y no el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu quienes lideraron los homenajes a los fallecidos durante el ataque del 7 de octubre del 2023.
Pese a que el primer ministro israelí ha intentado mostrar que el intento de lograr acuerdo de paz es parte de sus iniciativas, el diario “The New York Times” reportaba recientemente que la percepción de un sector importante de la población del país hbreo es que fue Trump quien lo obligó a aceptar sentarse a negociar.
“Tiene que parecerle bien a (Netanyahu). No tiene elección. Conmigo tiene que parecerle bien”, había dicho Trump con respecto a la conversación que sostuvo con su par israelí en los días recientes.
Para esta semana se esperaba que se incorporen a las negociaciones Mohamed bin Abdelrahmán, representante diplomático de Qatar, y Steve Witkoff, enviado especial de Estados Unidos para Oriente Medio.
Medio Oriente ha sido tradicionalmente una zona convulsa, que en los dos últimos dos años ha visto cambios de regímenes, ataques militares inéditos y una lamentable cifra de muertes.
Desde el inicio de la intervención militar israelí en Gaza el tablero geopolítico de la región ha sufrido cambios importantes, desde el fin abrupto de los acuerdos de Abraham, pasando por la caída del régimen sirio y los ataques emprendidos por Israel en Irán para atacar el proyecto nuclear del país persa.
Todos estos conflictos están estrechamente relacionados con el conflicto de la franja de Gaza y, según los especialistas consultados por El Comercio, brindan una idea clara sobre el presente de Medio Oriente y qué le espera a dicha región en el futuro inmediato.
1. Más convulsión para Medio Oriente
El conflicto ha tenido un impacto innegable en Medio Oriente. El analista internacional Roberto Heimovits señala que el ataque de octubre del 2023 fue tan devastador para Israel que estuvo al nivel de la Guerra de Yom Kipur al tratarse de una agresión súbita y porque significó la peor pérdida de vidas judías desde la Segunda Guerra Mundial. Para la población gazatí supuso que Hamás los involucrara en un conflicto que ha traído muerte y destrucción en la franja de Gaza.
Desde la perspectiva de Heimovits, la operación militar israelí fue una muestra de la capacidad de respuesta del Estado hebreo ante sus adversarios, al punto de modificar el contexto de geopolítico de la región más allá del área de influencia directa de Hamás.
“El conflicto ha tenido consecuencias regionales sustanciales. Hezbolá, que opera desde Líbano, e Irán pensaron que la guerra era una buena oportunidad para debilitar sustancialmente a Israel y por eso esa milicia entró a atacar a Israel al día siguiente del ataque del Hamás. Irán le dio apoyo después y después lanzó dos ataques directos en el 2024, pero el intento le salió muy mal”, menciona Heimovits.

“A partir de julio del 2024, Hezbolá sufrió sustanciales pérdidas materiales humanas, su liderazgo fue casi eliminado y los ataques de Irán terminaron con que Israel lanzó esta guerra de 12 días contra Irán en junio del 2025 que le provocó pérdidas en su liderazgo militar y científico, causando un daño sustancial —al menos por el momento— a su infraestructura nuclear, la cual Israel y otros piensan que está destinada a producir bombas nucleares. Tan importante como eso es que, como consecuencia directa del debilitamiento de Hezbolá, Irán perdió a su principal aliado en el Medio Oriente, que era el régimen de Al-Assad, quien venía tiranizando Siria desde 1970”, dice el experto.
En cuanto a la reconfiguración política de los actores en Medio Oriente conviene recordar que durante el primer mandato de Donald Trump hubo un ambiente de normalización entre Israel y varios países de la región y la esfera musulmana con los Acuerdos de Abraham como trasfondo.
“Estados Unidos entendía que el Medio Oriente había perdido importancia como teatro estratégico porque ellos mismos ya eran un gran productor de petróleo y de gas, eran autosuficientes y necesitaban menos de esa región en la medida en que estaba saliendo de Irak y Afganistán”, explica Jorge Antonio Chávez, internacionalista y docente de la Academia Diplomática del Perú.
“Al pensar retirar parcialmente sus tropas de Medio Oriente y buscaba que sus socios, se encarguen de la seguridad de la región y un mecanismo para lograr este objetivo tenía que ver con la normalización de relaciones entre Israel y los países árabes cercanos a Estados Unidos. Eso implicaba que la principal amenaza en el medio oriente era Irán”, añade el internacionalista.
En ese momento la mirada estadounidense estaba puesta en Asia y la región del Océano Pacífico, pero Chávez sostiene que los conflictos actuales en Medio Oriente, principalmente el de Israel y Hamás, junto a otros, como las incursiones de los hutíes de Yemén en el Mar Rojo, trastocaron esos planes.
“Estos acuerdos de normalización de relaciones han retrocedido. Una gran esperanza era que Arabia Saudita e Israel establezcan relaciones diplomáticas y esto no va a suceder hasta que este conflicto tenga fin. Ha habido un alejamiento de los países del Medio Oriente hacia Israel y creo que ya no se considera a Irán como la principal amenaza o factor de inestabilidad en la región, sino que probablemente esa percepción ahora esté dirigida más bien hacia Israel, que ha atacado a varios de sus vecinos desde el inicio del conflicto”, apunta el docente de la Academia Diplomática.

2. Estados Unidos y su respaldo inquebrantable a Israel
Durante la administración de Joe Biden, Estados Unidos se pronunció en favor de buscar terminar el conflicto manteniendo la ayuda a Israel, pero dio señales de que esta ayuda no debía ser a costa de todo. A juicio de Jorge Chávez, el gobierno demócrata no tuvo la capacidad de imponer esa visión cuando el aliado estadounidense “cruzaba líneas rojas”, situación que se habría agudizado durante la segunda administración de Donald Trump
“Cuando se dio el ataque a Irán se supo que el presidente Trump le había antes dicho a Israel que no lo hiciera, pero igual lo hizo y no sufrió ninguna consecuencia o sanción. Viendo al contexto más actual, Trump quiere que este conflicto termine y quiere ser a quien se le atribuya el haber logrado un armisticio porque quiere conseguir el Premio Nobel de la Paz. Por eso ha desarrollado este plan de 20 puntos, que no es un acuerdo de paz, siendo fundamentalmente las aspiraciones de Israel en gran medida y también de Estados Unidos, que todavía no han sido negociadas con la otra parte”, argumenta.
Heimovits comparte la idea de que Estados Unidos buscaba reducir su presencia en Medio Oriente y el Golfo Pérsico para concentrarse en el Pacífico, apuntando que las señales eran visibles desde la presidencia de Barack Obama. Sin embargo, la influencia de la potencia norteamericana sigue siendo sustancial en la región circundante a Israel, por lo que su rol es todavía “crítico” en esa parte del mundo.
“Estados Unidos sigue teniendo una influencia importante en Medio Oriente, más todavía con Trump que con Biden. En primer lugar, tiene el veto en el Consejo de Seguridad de la ONU que puede paralizar cualquier iniciativa contra Israel u otro país que considere su aliado en esa región. Luego está su capacidad de abastecer a Israel y sus aliados con armas en cantidad y calidad sustanciales, hasta hacer una diferencia crucial en muchas guerras que estallen. Cuenta también con un peso muy grande entre actores claves del medio oriente distintos de Israel, como lo son Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes, Qatar y Turquía”, explica Heimovits.
Para el especialista en política internacional lo anterior se suma a la capacidad de intervención militar directa que tiene Estados Unidos.
“Esto se vio con el ataque a Irán y a sus tres instalaciones nucleares críticas el 24 de junio, que probablemente fueron el toque final que llevó a Irán a pedir un cese de fuego. El papel de Estados Unidos continúa siendo decisivo”, explica.

3. La creciente presión internacional sobre Israel
Heimovits considera que hay un impacto reputacional con la presión diplomática sobre Israel principalmente en torno a Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, dos de las figuras más polémicas de la coalición de gobierno del país hebreo. No obstante, sostiene que estos últimos han sido empleados como un pretexto para condenar a Israel, más allá de sus declaraciones poco afortunadas.
“Ha habido un alza importante de hostilidad hacia Israel y en el antisemitismo en general por lo menos en dos grupos: los izquierdistas y progresistas y en las poblaciones musulmanas de Europa y Estados Unidos. Esto se debe en parte a que Hamás ha demostrado ser bastante bueno con la propaganda e Israel, desde que comenzó esta guerra, se ha desempeñado en este apartado bastante mal”, indica Heimovits.
“Por otro lado, un hecho que también hay que tomar en cuenta es que ninguno de los países árabes que tenía relaciones con Israel antes del 7 de octubre del 2023 las ha roto. Esto es bastante significativo, pues más allá del plano discursivo, esos países no parecen estar de lado de Hamás para nada quizá por la manera en que atacó a Israel con la masacre de los civiles y con su objetivo final de destruir a Israel”, profundiza.
Por contrapartida, Jorge Chávez considera que el hecho de que el panel de expertos independientes de las Naciones Unidas se refiera a la situación de Gaza como un genocidio tiene un “impacto inmenso en términos reputacionales”, aunque esa presión por parte de gobiernos o instancias de la sociedad civil es más difícil de traducir en el campo.

“Esa presión a nivel discursivo no necesariamente se condice con acciones concretas que le impongan un costo a Israel a través de sanciones o suspender acuerdos comerciales que signifiquen un precio concreto que impulsen a que Israel adopte un cambio en su política. Israel fundamentalmente ha sostenido su ofensiva yendo en contra del derecho internacional humanitario que establece el principio de distinción entre combatientes y la población no combatiente”, comenta el docente de la Academia Diplomática.
Dentro de ese contexto, Chávez argumenta que Netanyahu no parece estar tan preocupado por las presiones internas, debido a las que ya tiene dentro de su propio país de cara a mantener la alianza política que sostiene su gestión.
“Hay que entender que esto juega paralelamente con presiones internas y el gobierno de Netanyahu es uno de coalición y es que está más a la derecha en toda la historia de Israel. Sus socios como el partido del sionismo religioso de Smotrich y otros aliados abogan porque siga la operación militar en Gaza y la anexión de Cisjordania y Gaza con un desplazamiento forzado de la población entonces. Él entiende que si rompe ese acuerdo con ellos o va en contra de sus intereses también se quiebra el gobierno y va a tener que responder a la justicia”, finaliza.
La mayoría de ellos son civiles.

Unos 18.000 son niños.

El gobierno israelí sospecha que la mitad de ellos podría haber perecido.
Cerca del 90% de la población de Gaza ha debido desplazarse en más de una ocasión.

Solo durante los cinco primeros meses del conflicto la ONU y el Banco Mundial calculaban en esa cifra las pérdidas por daños a la infraestructura en la Franja de Gaza.
Era el monto que durante el año previo se calculaba que se iba a alcanzar en 2025.

Se calculó que ese fue el pico de gasto para Israel en los días más duros de la intervención militar.
La destrucción de la mayor parte de las edificaciones de Gaza ha dificultado encontrar a los desaparecidos entre los restos de estas.
En junio de 2024 la ONU calculaba que el conflicto había causado esa cantidad de restos. Por cada metro cuadrado de la Franja de Gaza había más de 107 kg de escombros.










