Luego de un mes y medio de guerra cruenta en el Medio Oriente, una tregua parece avecinarse a la franja de Gaza. Al menos por unas cuantas horas o días.
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La madrugada del miércoles 22, el Gobierno Israelí aprobó un acuerdo para frenar los enfrentamientos durante cuatro días en los que, además, serían liberados 50 rehenes cautivos de Hamás a cambio de 150 palestinos detenidos en las prisiones hebreas.
Israel informó que por la liberación de cada 10 rehenes adicionales respetaría un día adicional de pausa.
Se conoció, además, que el acuerdo fue alcanzado gracias a la mediación de los gobiernos de Egipto, Qatar y Estados Unidos.
Esa misma noche, sin embargo, los planes cambiaron un poco. Para comenzar, un funcionario israelí bajo anonimato indicó a la agencia AFP que los combates no tendrían “pausa”. El jefe del Consejo de Seguridad Nacional israelí, Tzachi Hanegbi, detalló además que “las liberaciones comenzarán según el acuerdo original entre las partes y no antes del viernes 24”.
Ninguna de las dos partes brindó más detalles sobre los anuncios dados al inicio de la jornada, pero estos demuestran la fragilidad de los acuerdos en medio de los combates que desde el 7 de octubre mantienen Israel y Hamás.
El Comercio conversó al respecto con el analista internacional Carlos Novoa.
- ¿Qué cambió en estos días para que se produjera este acuerdo de tregua entre Israel y Hamás?
Que Hamás necesita un poco de aire, un poco de respiro. La ofensiva israelí ha sido bastante fuerte, ha causado muchos muertos civiles pero también ha llegado a posiciones estratégicas para los dirigentes de Hamás. La gran diferencia con ofensivas anteriores es que Israel entró a Gaza por tierra. Y Hamás, pese a todo su discurso grandilocuente, siempre ha tenido en cuenta que los rehenes son una valiosa moneda de intercambio. Eso ha facilitado la tregua, la necesidad de que Israel vea liberados al menos a 50 rehenes.
- Israel anunció que extenderá un día más de tregua por cada 10 rehenes extra que se liberen. ¿Cree que eso llevará a que sean liberados todos?
No, creo que será muy limitado. Israel puede querer eso y puede sonar razonable, pero Hamás no va a querer mostrar que le da la razón a su enemigo. Ellos buscan una postura de negociación maximalista, lo que llevará a que vuelva a haber un tira y afloja. Yo creo que esta será una tregua de cuatro días y ahí acabará. Luego se reanudarán las ofensivas y se planteará un nuevo escenario para la posible liberación de más rehenes.
- Desde el inicio Israel ha expresado que su objetivo es eliminar a Hamás, ¿después de la tregua seguiría con esa meta?
Sí, porque es la única forma en la que el estado hebreo podrá estar relativamente tranquilo. No sé si lo logren realmente, yo creo que no; pero lo innegable es que le está propinando golpes estratégicamente duros. Si no llega a derrotar por completo a Hamás le dejará un peligroso espacio para rearmarse y eso nos llevará a lo que hemos visto de manera sostenida durante los últimos 15 o 20 años.
- ¿Qué papel cree usted que tuvieron los negociadores: Qatar, Egipto y EE.UU.?
Israel tiene relaciones con Egipto desde 1979 y existe la particularidad de que comparte la frontera sur de Gaza, por lo que tienen bastante injerencia. Qatar alberga a uno de los máximos líderes en el exilio de Hamás, es un estado pequeño pero muy influyente y que juega a doble cara. Por un lado tiene una gran influencia con Hamás, pero por otro lado su diplomacia se muestra bastante cercana a los países occidentales por intereses económicos y de prestigio. En el caso de EE.UU., es el aliado inconmensurable de Israel que garantizará que los intereses hebreos estén bien cuidados.