Le quedan solo unas horas al 2024 y hace rato que, sin duda, hay quienes van preparando sus “cábalas” para el 2025 entrante. La que escribe es fiel creyente de que no hay mayor cábala que el agradecimiento porque, pese a lo retador que ha sido este año en todo sentido, seguimos aquí, dando batalla. Pero, al mismo tiempo, soy respetuosa de las creencias de cada quien y me permito divertirme imaginando el significado de estos rituales para algunos. En particular para la presidenta Dina Boluarte. A la luz de lo que el periodista Ernesto Cabral contaba sobre el hallazgo de un muñeco vudú en el bolso de la mandataria el día que fue allanada en su casa por el caso “Rolexgate”.
De esto último infiero que en algo cree la señora Boluarte, tristemente no en los números de las encuestas que la colocan como el personaje más negativo e impopular de este año, pero tal vez sí en la numerología de la cábala de las “12 uvas”, por decir lo menos.
Cuánta generosidad en este ritual, la presidenta tendrá la posibilidad de pedir no uno sino 12 deseos en cada uva que coma a medianoche. Dicen los entendidos en el tema que las 12 uvas equivalen a los 12 meses del nuevo año para que la buena suerte y la prosperidad estén presentes.
Y vaya que la presidenta necesita mucho de lo primero para seguir afrontando cada uno de los procesos en su contra. Hagamos un recuento, así no se le olvidan en su lista de deseos.
Una de las primeras es por lesiones graves y homicidio calificado durante las movilizaciones al inicio de su mandato. Cuyo actual primer ministro, que además es abogado, Gustavo Adrianzén, quiso ocultar con un anuncio de archivamiento del caso, que no era más que un error en el tipo penal ya que al inicio se abrió la investigación por genocidio.
Las movilizaciones sociales le significaron otra investigación, esta vez por cohecho, más conocida como “los acuerdos en la sombra” y cuya trama involucra a la destituida exfiscal de la Nación, Patricia Benavides, que le habría pedido proteger al general Raúl Alfaro a cambio de ayudar a la presidenta Boluarte en su investigación por las protestas.
Y, si de sombras seguimos hablando, no hay que olvidar a los “waykis en la sombra”, que según la fiscalía se trata de una organización criminal a la que se le imputa tráfico de influencias y cohecho activo genérico, y cuyo líder sería Nicanor Boluarte, hermano de la presidenta, hoy prófugo de la justicia.
Y no es el único pasivo en la clandestinidad del círculo cercano a la presidenta, hay uno que ya supera los días al calendario: Vladimir Cerrón. Cuya fuga también involucra a la presidenta en otra investigación por el uso de su vehículo oficial, conocido como el “cofre presidencial”, precisamente para ayudar a huir al dueño de Perú Libre.
Y, si de ayuda a sus ‘waykis’ hablamos, no olvidemos a su ‘wayki’ mayor: Wilfredo Oscorima, gobernador regional de Ayacucho, que hizo que la presidenta se olvidara de Unique y conociera a la lujosa marca Rolex y a Casa Banchero a cambio, al parecer, de favores políticos. El caso “Rolexgate” motivó una investigación más, esta vez por enriquecimiento ilícito y omisión en la declaración de documentos.
Hace meses que la presidenta da visos de que la reivindicación dejó de ser bandera, porque lo ostentoso y plástico la deslumbra.
Sino vayamos a ver su “nuevo perfil”, logrado por el cirujano Mario Cabani que hace mucho parece tener acercamiento con este Gobierno. Aceptar forzosamente su “nuevo yo” tras la delación de su ex primer ministro Alberto Otárola, le ha significado una investigación más, esta vez por abandono en el cargo y aunque en conferencia de prensa quiso dar cátedra de disfunción respiratoria para justificarse, no logró explicar lo importante, que no es la cirugía, sino por qué no la notificó al Congreso de la República.
Como ven, la presidenta, más que deseos, tiene una lista de motivos para pedirlos esta medianoche. Aunque claramente su deseo máximo sería el archivo de todos estos procesos porque, al fin de su mandato, su situación procesal se complicaría sin inmunidad. Pero, volviendo a la generosidad del ritual, le quedan aún varios deseos por pedir. Otro deseo sería, tras su anuncio de aumento del sueldo mínimo, ganar medio punto de popularidad empezando el 2025.
Se hace larga la lista de pendientes y pedidos que tiene la presidenta; sin embargo, aquí mi deseo: ojalá S/10 le sean suficientes para comprar el kilo de uvas para su ritual y además cenar esta noche. Dicho en otras palabras, mi deseo para usted, presidenta, es que recupere el sentido de realidad.
Me despido de este 2024, queridos lectores, deseándonos esperanza porque el 2025 es un año preelectoral e iremos conociendo, una vez más, la negligencia o la verdadera conexión política con el ciudadano. Pero que, en el camino, no desconectemos entre nosotros como ciudadanos que merecemos igualdad de oportunidades y un país con presente y futuro.
¡Gracias siempre!