"A lo largo de la pandemia hubo varios tipos de anomalías médicas". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"A lo largo de la pandemia hubo varios tipos de anomalías médicas". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Roxanne  Khamsi

Como muchas personas en todo el mundo y en Brasil, donde ella vive, Parouhi Darakjian Kouyoumdjian se contagió del coronavirus el año pasado. Sin embargo, el caso de la Sra. Kouyoumdjian es notable: ella es centenaria.

Aun así, mientras que los ancianos tienen más probabilidades de sufrir casos graves y fatales de , la señora. Kouyoumdjian no está sola. Ella es parte de un estudio dirigido por Mayana Zatz, directora del Centro de Investigación del Genoma Humano de la Universidad de São Paulo, para comprender cómo los adultos mayores que se infectaron con SARS-CoV-2 pueden salir ilesos.

Los científicos están analizando genes de 15 centenarios, incluidos los de una mujer de 114 años que también se recuperó del COVID-19, para ver si hay mutaciones que brinden protección contra el coronavirus.

A lo largo de la pandemia hubo varios tipos de anomalías médicas. Hay personas que dan positivo durante meses y otras que nunca se infectan a pesar de vivir en lugares cerrados con pacientes con COVID-19. Estos casos a menudo se declaran “valores atípicos” y se ignoran. Pero los ejemplos inusuales de cualquier enfermedad pueden ofrecer información importante para los científicos y, lo que es más valioso, conducir a nuevos medicamentos para esa enfermedad y otras.

La enorme y devastadora escala de la propagación del coronavirus también ha significado que existe una oportunidad única para que los investigadores avancen en el conocimiento del sistema inmunológico.

Los científicos también han aprendido que las infecciones de larga duración observadas en algunos pacientes con sistemas inmunitarios debilitados brindan oportunidades para que el virus evolucione, lo que probablemente contribuya al surgimiento de nuevas variantes.

La información sobre la inmunidad obtenida de los valores atípicos de COVID-19 también podría ayudar a los científicos a desarrollar tratamientos y vacunas para otras enfermedades. Y si bien es útil identificar las vulnerabilidades biológicas que hacen que algunas personas sean más propensas a la ira del COVID-19, es igualmente importante detectar qué rasgos del sistema inmunológico podrían fortalecer a una persona contra el virus.

La ciencia puede aprender tanto de los resultados más felices como de los más trágicos. Cada valor atípico es como una pieza de rompecabezas, y los científicos deben encontrar y conectar más de unos pocos para tener una idea general.

–Glosado y editado–

© The New York Times

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