Álvaro Castro Lora

La designación de como nuevo superintendente de la representa un punto de inflexión en la trayectoria de esta entidad clave para el Perú. La particularidad de que el nuevo líder provenga de la carrera pública, habiendo desarrollado más de 20 años de su vida profesional en esta entidad, ofrece una ventaja indiscutible: el profundo conocimiento de la estructura interna y los desafíos que enfrenta como institución.

Uno de sus primeros y más trascendentales anuncios ha sido la posible reorganización de la SBS. Este planteamiento surge de la preocupación por la eficiencia operativa de la institución, al considerar que la estructura actual, con múltiples direcciones bajo su mando, podría obstaculizar un desempeño más ágil y efectivo. La expectativa está puesta en cómo se llevará a cabo esta reorganización y si implicará cambios en la Ley de Bancos, que establece parte de la estructura organizacional de la SBS, o si se limitará a modificaciones operativas internas.

Este posible rediseño estructural podría también ir de la mano de cambios en algunos de los roles que actualmente desempeña. Y es que, durante los últimos años, los voceros de la SBS han sostenido que el mandato de dicho regulador no incluye la promoción de la competencia en el sector, sino que su papel primordial es proteger al ahorrista y la estabilidad del sistema financiero. Esta postura puede ser cuestionada en un contexto donde una gran parte de la población y de las pymes peruanas se encuentran no bancarizadas o sub-atendidas, al no encontrar una oferta de servicios financieros que satisfaga plenamente sus necesidades.

Este desafío plantea una pregunta crucial para la nueva administración: ¿Debe la entidad flexibilizar sus procesos para incentivar la entrada de nuevos competidores en el mercado financiero, incluyendo a las ‘fintechs’? Este enfoque podría abrir la puerta a una mayor cantidad y calidad de servicios financieros, lo que contribuiría a la inclusión financiera. Sin embargo, también es posible que la SBS mantenga su enfoque tradicional, centrado en garantizar que los actores del mercado financiero no pongan en riesgo la estabilidad del sistema, un principio fundamental para cualquier autoridad reguladora.

El equilibrio entre proteger la estabilidad de este sistema y promover una mayor competencia es delicado y complejo. Cualquier movimiento hacia la flexibilización debe estar cuidadosamente calibrado para evitar comprometer la solidez del sistema. Sin embargo, no abordar la falta de competencia y la inclusión financiera podría perpetuar la exclusión de millones de peruanos del acceso a servicios financieros adecuados.

El nuevo superintendente de la SBS enfrenta retos significativos. Su capacidad para reorganizar eficazmente la entidad, al tiempo que responde a las demandas de un mercado financiero más inclusivo y competitivo, será clave para el futuro de este sistema. La expectativa es alta y el país estará atento a cómo estas decisiones impactarán en la estabilidad y la equidad de nuestro sistema financiero.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Álvaro Castro Lora es socio de Damma Legal Advisors