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La neutralidad ja, ja
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Desempeñar actualmente un cargo público y aspirar al mismo tiempo a ganar otro por la vía electoral en los comicios del próximo año puede generar un conflicto. Por eso se exige a las personas que están en esa situación –alcaldes, gobernadores regionales o ministros– que renuncien a sus puestos seis meses antes de tales elecciones y que, mientras todavía lo conservan, no desarrollen actividades o tengan conductas proselitistas vinculadas a su futura postulación, pues la visibilidad que ostentan y el presupuesto que manejan les permitirían, digamos, inclinar la cancha a su favor. A eso apunta la normatividad sobre la neutralidad cuya vigilancia es responsabilidad de los jurados electorales especiales (JEE) y, en última instancia, del Jurado Nacional de Elecciones.
Es preocupante, en ese sentido, que a estas alturas de una campaña que recién empieza ya existan más de un centenar de expedientes por presunta infracción a esa neutralidad en el país. Y, desde luego, mientras más encumbrada sea la posición del supuesto infractor en la estructura del Estado y mayor sea el número de denuncias que acumula, más preocupante resulta la situación. Hay, por ejemplo, potenciales candidatos presidenciales de relativa importancia que ya se encuentran en ese trance. Hablamos del gobernador regional de La Libertad, César Acuña, que ya tiene cuatro expedientes abiertos en los que los JEE de distintas circunscripciones han hallado que la vulneración que se le imputa efectivamente ocurrió; así como del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, respecto del cual dos distintos JEE (el de Lima Centro 1 y el de Tumbes) han concluido que incurrió en la referida falta en dos ocasiones diversas.
En lo que concierne a Acuña, Luis Valdez, secretario general del partido al que pertenece, Alianza para el Progreso (APP), ha informado que se han presentado apelaciones que llevarán sus casos hasta el JNE. En lo que toca al alcalde de Lima, en cambio, no se conoce si apelará. Un caso similar es el del congresista José Luna Gálvez (Podemos Perú), quien en julio también vulneró la neutralidad electoral al promover su imagen junto al símbolo de su partido en pintas y banners colocados en la vía pública. De manera que es una falta en la que cae la clase política en su conjunto.
La pregunta que todo este cuadro obliga a plantearse se cae de madura: ¿preocupa a esas autoridades la situación en la que están envueltas tanto como a la ciudadanía? Pues se diría que no, por lo que es de esperar que las sanciones que eventualmente caigan sobre ellas sean como para que se tomen el asunto en serio. La neutralidad electoral no es una broma.

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