Editorial El Comercio

Hoy se cumplen 314 días desde que pasó a la clandestinidad. Sin embargo, contrario a lo que dictaría la lógica entre quienes se encuentran en su situación, el exgobernador regional de Junín no ha optado por un perfil bajo, sino que en todo este tiempo ha continuado con su intensa actividad en las redes sociales, se ha burlado de los policías que lo buscan, ha atacado a la prensa que lo cuestiona –entre ella, este Diario– y hasta se da el lujo de dar discursos para sus seguidores. A veces, daría la impresión de que es un ciudadano más.

El problema, por supuesto, es que sobre él pesan al menos tres resoluciones del Poder Judicial. La primera es de cárcel ratificada el 6 de octubre del 2023 por corrupción en el Caso Aeródromo Wanka. Y las otras dos son órdenes de prisión preventiva admitidas por la justicia, una de 24 meses por , y por el Caso Antalsis. Además de que su nombre figura en la lista de los delincuentes más buscados del país por el que las autoridades ofrecen nada menos que a quien dé información que conduzca a su captura.

Pese a todo ello, Cerrón continúa en actividad. Recientemente, por ejemplo, este Diario reveló que en julio realizó más de 460 post en X (antes Twitter), varios de ellos en defensa del fraude perpetrado por el dictador en Venezuela. Y el último sábado el fundador de Perú Libre (PL) participó desde la clandestinidad en el que dio un discurso de casi 50 minutos. Un discurso que la propia legisladora (de PL) confirmó que fue transmitido en vivo.

Pero no se trata solo de que Cerrón continúe con sus actividades pese a su condición de prófugo, sino también de que sus seguidores aplauden esta conducta de desacato a la justicia. Días atrás, por ejemplo, el vocero de PL en el hemiciclo, Flavio Cruz, manifestó en una entrevista : “Yo creo que todos lo protegemos políticamente a Vladimir Cerrón, respetamos su estrategia; está protegiendo su vida y su libertad”. Mientras que el experulibrista Guido Bellido (hoy en la bancada de Podemos Perú) con la lideresa de la oposición venezolana, María Corina Machado, que lleva escondida ante la amenaza del chavismo de darle caza. “Es su decisión si se mantiene en la clandestinidad”, expresó.

La que más lejos ha llegado con esta actitud ha sido la parlamentaria Kelly Portalatino, a quien el Ministerio Público ha abierto investigación por la posibilidad de que esté utilizando su cargo para ayudar a Cerrón a eludir a la policía. Sin embargo, esto no parece amedrentar a sus colegas, que esta semana, utilizando como excusa el aniversario de la fundación del partido del lápiz, tuvieron la ocurrencia desde las mismísimas instalaciones del Congreso, como una perfecta alegoría de que el mayor apoyo que tiene Cerrón para evitar estar tras las rejas está adentro del propio Estado.

Mientras esto ocurre, desde el Gobierno juran que están haciendo todo lo que pueden para darle caza. Pero hace unos días el propio ministro del Interior, Juan José Santiváñez, no tuvo mejor idea que decirles a los reporteros que conocían la ubicación de Cerrón y que estaban próximos a ponerlo a disposición de la justicia. Una afirmación que, por tratar de sonar contundente, terminó poniendo sobre alerta al sentenciado que debe haber agradecido aquel dato para cambiar de locación.

Parece una paradoja, pero es la realidad: Vladimir Cerrón es un prófugo visible, pero inubicable para las autoridades. Y desde la clandestinidad continúa su vida como si supiera que en el fondo nadie irá por él.

Editorial de El Comercio