Los trabajos de alto riesgo conllevan la responsabilidad de las empresas de proteger la vida y la salud de sus empleados. En ese sentido, la exposición prolongada al Sol y al calor intenso podría considerarse un riesgo laboral.
Recientemente, en Ica, la temperatura alcanzó los 35°C según el Senamhi, lo que resultó en la primera víctima del año por un golpe de calor. El diagnóstico final del fallecido indicó una disfunción multiorgánica causada por un choque distributivo debido a la exposición prolongada al Sol. Este trágico incidente debería hacernos reflexionar acerca de la obligatoria provisión de equipos de protección personal como bloqueador solar, vestimenta adecuada, gorras o sombreros, y de la hidratación continua para prevenir riesgos para la salud de los trabajadores. Es responsabilidad del empleador tomar medidas para proteger a los trabajadores del sol.
Por otro lado, la salud mental se ve afectada por cada grado de aumento en la temperatura. Según un artículo de Apoorva Mandavilli en el “New York Times”, el aumento de la temperatura se correlaciona con un aumento del 0,7% en los suicidios, del 4% al 6% en la violencia interpersonal y homicidios, y del 5% en el riesgo de mortalidad en pacientes con psicosis, demencia o consumo de drogas. Es evidente que la exposición al Sol representa un peligro para cualquier persona.
Para mitigar los efectos del calor extremo, es fundamental tomar medidas preventivas. Sim embargo, para actuar frente al peligro debemos calcular la temperatura corporal interna, que no debe alcanzar o superar los 39 °C. Si se presentan síntomas como alteraciones del estado mental, piel enrojecida, sequedad o pulso acelerado, es posible que se esté experimentando un golpe de calor. En tales casos, se debe interrumpir la exposición al calor y aplicar paños de agua fría o una ducha fría, así como trasladar a la persona a un ambiente fresco y oscuro.