Actualmente, la salud comunitaria se enfrenta a una serie de desafíos y oportunidades que requieren de una atención especial para garantizar un sistema de salud más inclusivo y efectivo.
Somos testigos de los retos a los que se enfrentan los usuarios de la salud día a día. Asimismo, se evidencia que en nuestro país existe escasez de recursos financieros y humanos en la atención médica comunitaria; es decir, los presupuestos son limitados, así como hay poco personal de salud asignado. Sin duda, esta suma de situaciones genera un impacto negativo en la calidad de la atención.
Frente a estos retos, es imperativo que, desde distintos frentes de la sociedad, busquemos soluciones. Un primer paso sería que las universidades y las instituciones brinden una formación y capacitación competente en gestión para el uso eficaz de recursos que, además, se base en un enfoque humano, interdisciplinario e intercultural. Para ello, es necesario incorporar los avances que brinda la tecnología.
Un claro ejemplo de los avances en la salud comunitaria se evidenció durante la pandemia. En esta dolorosa crisis, se mostró la necesidad de desarrollar un mayor trabajo a nivel de la atención para la comunidad con la población de mayores necesidades. Se desarrollaron programas de educación y campañas de concientización con el objetivo de mejorar la salud de la población y reducir la carga del sistema de atención médica.
La salud comunitaria peruana plantea una serie de desafíos significativos que requieren del compromiso de universidades y estudiantes para lograr una atención más inclusiva. La colaboración, la inversión en educación y capacitación, y la adopción de tecnologías innovadoras son claves para abordar los retos del siglo XXI y asegurar que todas las comunidades tengan acceso a una atención de salud de calidad.