Nicolás Noblecilla

Al recordar los discursos a la nación del 28 de julio de líderes como Alan García y Fernando Belaúnde Terry, me embarga una sensación de nostalgia. Ambos presidentes, en momentos diferentes de la historia del Perú, lograron conectar con el pueblo a través de sus oratorias apasionadas y visiones para el futuro. García, con su fervor juvenil y promesas de justicia social, y Belaúnde, con su enfoque técnico y arquitectónico en el desarrollo, dejaron una huella imborrable en la memoria colectiva del país.

Hoy, al ver que es Dina Boluarte quien debe asumir esta responsabilidad, no puedo evitar sentir cierta incertidumbre sobre lo que ofrecerá en su discurso. Las expectativas son moderadas, dado el contexto político complicado y los desafíos que enfrenta su gobierno. La falta de experiencia política y la inestabilidad que han marcado su mandato son factores que generan dudas entre la población.

En otros términos, su gestión ha estado marcada por la lucha contra la inflación y el intento de reactivar la economía tras los efectos de la pandemia. Sin embargo, también ha enfrentado críticas por la falta de propuestas concretas para abordar las desigualdades sociales y la inseguridad ciudadana. La situación política se ha complicado con protestas y divisiones, lo que hace que el discurso de este 28 de julio sea aún más relevante y esperado.

A medida que nos acercamos a este nuevo discurso, me pregunto si tendrá la capacidad de inspirar y unir a un país que, a menudo, se siente dividido y desconectado de sus líderes. Aunque no espero mucho de su mensaje, anhelo que logre transmitir una visión clara y un sentido de unidad que el Perú tanto necesita en estos tiempos difíciles. Ya decía García: “la política es insuflar optimismo, liderazgo, metas, convicción”, y eso es lo que espero que Dina nos pueda mostrar en su discurso, una presidenta segura y estable.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Nicolás Noblecilla es estudiante de Derecho de la Universidad de Lima