—¿Podemos decir que ya estamos presenciando la derrota del chavismo?
Sí, podemos decir categóricamente que Maduro está derrotado. Solo le queda reconocer que fue vencido por millones de venezolanos que votaron masivamente el pasado domingo. Tenía 48 horas para mostrar las actas electorales y no lo hizo porque la escena bochornosa que protagonizó el pasado domingo no fue más que un fraude cavernícola, un fraude monumental que ha provocado el repudio dentro y fuera de Venezuela.
—¿Cómo esperar que Maduro deje el poder por la fuerza de los votos cuando amenaza con más represalias para los opositores y tiene el poder de las armas?
La solución de la crisis de Venezuela es con los votos. Esa fue la salida pacífica que nos recomendaron los líderes del Perú. Cuando íbamos a Lima siempre nos decían machaconamente que teníamos que resolver dos temas. El primero: la unidad de la resistencia opositora. Pues bien, nos hemos unido y de qué manera; tanto que María Corina Machado se sobrepuso a la arbitraria inhabilitación de la que fue víctima y en vez de salirse de la ruta electoral apostó por ungir a un candidato unitario en Edmundo González Urrutia. El otro tema era que pensáramos siempre en dar la lucha en la senda electoral. Pues bien, nos metimos en la ruta electoral y lo hicimos a conciencia de que estábamos en un charco lleno de pirañas, porque Maduro y sus compinches tendieron todo tipo de explosivos para tratar de reventarnos y no lo lograron.
—¿Cómo se resolverá este fraude? ¿Con más sangre?
Los militares tienen pautado en el artículo 328 de la Carta Magna su papel: son garantes de la soberanía popular. Ellos custodian las armas de la República, pero no para dirigirlas contra el pueblo y mucho menos para ser un eslabón político partidista. El alto mando militar debe estar al tanto que el pasado domingo en los más de 30.000 centros donde había máquinas de votación había soldados distinguidos, sargentos, subtenientes, tenientes, capitanes, mayores, coroneles. Esos militares fueron testigos presenciales de la victoria de Edmundo González, estaban allí observando cómo los testigos contaban los votos y pueden dar fe de que Edmundo ganó con una paliza; dobló a Maduro en todos los estados. Nosotros esperamos que los militares no manchen sus insignias.
LEE TAMBIÉN | Antauro Humala: el camino que seguirá en la Corte Suprema el pedido para que su partido sea declarado ilegal
—¿Cuál es el saldo 25 años después de chavismo?
Venezuela es un país que luce como la nación de las paradojas. Un país que, según Chávez, tenía la Constitución más moderna, pero no hay Estado de derecho porque los poderes públicos están secuestrados. El Consejo Nacional Electoral, fiscalía y contraloría son herramientas de persecución política. Un país paradójico, porque tenemos las mayores reservas de petróleo del planeta, pero a la gente le cuesta conseguir gasolina para encender su carro. Estamos entre los 10 países del mundo con mayores reservas hídricas y la democracia construyó 25 sistemas de acueductos modernos, se instalaron en Venezuela 20 plantas de tratamiento para convertir el agua cruda en agua potable, pero lamentablemente esos servicios están interrumpidos porque no tienen mantenimiento. Somos el sexto país del mundo con reservas de gas, pero la gente no consigue la bombonita del gas butano para cocinar. Bolívar libertó a Venezuela, pero Chávez y Maduro rindieron la patria a Cuba. Tenemos un país con 8 millones de venezolanos huyendo. Ahora somos un país de migrantes. Venezuela es un país en el que Chávez y Maduro permitieron un saqueo espectacular de miles de millones de dólares. Y mientras se roban el dinero, los hospitales están colapsados. En las escuelas, los niños reciben apenas dos días de clase a la semana porque los educadores han tenido que emigrar. Esa es la tragedia que deja esta falsa revolución, este maleficio del populismo.
—¿Cuál fue su reacción cuando la OEA no pudo emitir una declaración exigiendo que se muestren las actas porque Brasil, México, Bolivia y Colombia se abstuvieron o votaron en contra?
En la OEA se sigue haciendo una diplomacia contemplativa, una democracia en la que algunos embajadores se mueven en columpios. Sin embargo, hubo una mayoría de países que se mostraron muy definidos al defender la democracia. Para eso está la Carta Democrática aprobada para la OEA y esa carta no puede seguir siendo papel mojado, porque la gente se pregunta para qué sirven esas instituciones cuando vemos a tiranos que siguen maltratando a sus pueblos, como lo hace Ortega en Nicaragua, los Castro en Cuba, y Maduro en Venezuela. En todo caso, 17 países de gran significación de América respaldaron la resolución y lo que entiendo es que los gobiernos de Colombia y Brasil tienen la esperanza de poder ser mediadores para persuadir a Maduro de que acepte la derrota.
—¿Venezuela es una herida que pocos se atreven a curar?
Venezuela más que una herida es un espejo en el que tienen que mirarse los países de América, porque nadie está exento de que este maleficio que encarna el diablo con su cola muy larga pueda llegar a zarandear a cualquier país. No podemos dejar de cuidar las democracias.
—Maduro ha advertido que Machado y González deben ir tras las rejas. ¿Qué pasará si se atreve a tocar a María Corina?
Las detenciones arbitrarias son un patrón de conducta. Maduro está enloquecido, quedó al descubierto por ese fraude grotesco y no se le ocurre otra locura más que amenazar con cárcel a María Corina y a Edmundo. Va a tener que convertir a toda Venezuela en un gigantesco campo de concentración, porque si llega ese extremo de detenerlos estoy seguro de que millones de venezolanos estaremos en capacidad de ser solidarios y los defenderemos. Maduro está desarrollando un terrorismo de Estado y este es un combate entre Dios y Satanás, un pueblo que se arrodilla ante Dios es mucho más poderoso que un tirano que se mantiene de pie sobre un charco de sangre derramada por los hijos de la patria.
—¿Por qué ha sido tan difícil derrocar al chavismo? ¿Qué pasó para que se enquistara 25 años en Venezuela?
Ha sido difícil salir de esta dictadura porque, primero, hubo vacilaciones. Había gente que no se atrevía a admitir la verdadera caracterización de ese régimen, que no era democrático, sino una gran impostura. Chávez llegó al poder después de haber sido responsable de dos intentos fallidos de golpe militar y luego usó las virtudes de la democracia que llegó incluso a perdonarle sus delitos. Una vez en el poder desmontó las instituciones para convertirlas en mamparas de las que se sirvió impunemente. Chávez le arrebató las autonomías al Poder Judicial y lo convirtió en un aparato para condenar a inocentes. Maduro transformó las instituciones como la fiscalía, la contraloría, en patíbulos para liquidar a los disidentes y criminalizar la lucha política. Por eso ha costado tanto. Además, el chavismo consiguió socios que no tienen ningún tipo de remilgo ni de escrúpulos a la hora de avalar desquiciamiento. Más que defender el derecho humano, están defendiendo el pozo de petróleo o la mina de oro de la que salen réditos para enriquecerse. Chávez usó la inmensa riqueza petrolera para comprar conciencias. Maduro siguió la ruta.
—¿Coincide con el exministro boliviano Carlos Sánchez Berzain, quien señala que Venezuela es el mejor ensayo de Cuba en América del Sur y que derrocar esta tiranía costará demasiado?
Sí, coincido. No ha sido fácil sacar de la escena ese ensayo de los Castro que concibieron a Venezuela como su última ubre. Después de haber mamado las finanzas de China, de Rusia, de Chile, se encontraron con esta vaca lechera que siguen ordeñando a pesar de que está bastante extenuada. Costó derrocarla, pero lo hemos logrado porque ya está derrumbada esta tiranía. Lo hicimos a punta de votos, sin disparar un tiro.
—¿Qué piensa hoy de María Corina Machado?
Que sigue siendo la misma María Corina con la que vengo luchando hace muchos años, con ideales, con principios; la María Corina coherente que supo sembrar con su hidalguía, con su persistencia, la confianza que ahora ha cosechado. Se ha convertido en el campanario que ha sacado del letargo a los venezolanos. Su nombre se hace escuchar como el tañir de unas campanas y como en procesión de fe la gente sale a recibirla y escoltarla pueblo por pueblo. Es una mujer valiosa que supo convertir en oportunidades las adversidades. A ella la sacaron malamente de la carrera electoral, pero aprovechó esa dificultad para ser pionera de la unidad. A María Corina no la dejaban viajar en aviones porque la línea comercial que le daba pasajes era multada y entonces esa dificultad la convirtió en la oportunidad de viajar por carretera. Fue pueblo por pueblo alborotando el avispero, hizo posible esas concentraciones multitudinarias. Es una mujer que tiene además una coraza de honestidad que ha sabido adaptarse a cada tiempo sin enajenar sus valores y principios. Para mí, María Corina es la libertadora de Venezuela en el siglo XXI.
“Mi reconocimiento a la valentía que ha tenido el Perú”
—¿Se apresuró el Perú al reconocer a Edmundo González como presidente?
El Perú llegó a tiempo a la cita con la historia. Ya basta de usar esa retórica de llamarnos hermanos, pero a la hora de meterle la mano a un familiar, como somos los hijos de América Latina, nos hacemos los desentendidos. Gloria al bravo pueblo peruano y mi reconocimiento a la valentía que ha tenido el Gobierno del Perú, que es también un referente para otros gobiernos del mundo para que asuman esta responsabilidad como lo han hecho EE.UU., Argentina, Ecuador, Uruguay, Costa Rica, Panamá, Guatemala, El Salvador , que ya reconocieron a Edmundo González como el presidente electo. Me complace sobremanera que el Grupo de los Siete, que reúne Italia, Alemania, Inglaterra, Francia, Japón y Estados Unidos, y la Unión Europea hayan hecho un manifiesto público llamando al régimen de Venezuela a reconocer el verdadero resultado electoral. No estamos solos.
—¿Las redes cuánto ayudan en esta batalla contra la tiranía?
María Corina ha llevado adelante la campaña digital más exitosa del mundo. Cuando se haga un análisis de este proceso, tendrá que ser una cátedra en cualquier Universidad del Perú o de Harvard o de la Sorbona. ¿Cómo fue posible aprovechar la crisis que generó el chavismo madurismo en Venezuela, cerrando los medios tradicionales para que las plataformas digitales fueran el brazo ejecutor de los mensajes que divulgaban Edmundo González y María Corina Machado? En un país donde no hay electricidad tuvimos que arreglárnosla para que no se interrumpieran las redes cuando daban mensajes. Las plataformas tecnológicas han sido la catapulta para que nosotros burláramos la asfixia comunicacional a la que nos quería someter el régimen de Maduro. Pero, además, hemos visto que empresarios exitosos del mundo no solamente están pendientes de sus negocios, por ejemplo, espaciales o de los negocios de carros modernos como el Tesla, sino que entienden que esta es una hora en que hay que ser solidario.
—Algunos que vaticinan una guerra civil para acabar con la dictadura chavista, otros optan por la presión internacional e incluso intervención militar. ¿Dónde está la luz?
Para que haya una guerra civil tienen que haber dos bandos armados y el único bando armado es Maduro, con sus milicias, con sus colectivos y con sus mercenarios. Sobre todo ese apoyo que le llega de Rusia, de Nicaragua y de Cuba. De nuestra parte estamos armados, pero de voluntad de lucha, con un instrumento muy sublime que es el voto. La lucha es en el terreno civil. En esta ruta electoral que hemos tomado para ganar la única intervención militar es que la Fuerza Armada Nacional no use las armas. Por eso ya no veo una simple lucecita titilando en el túnel; veo un faro luminoso de libertad.