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Pedro les dice sí a todos, una crónica de Fernando Vivas sobre el expresidente y las elecciones 2026
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“Para Pedro Castillo la razón siempre la tiene el último con el que habla”. Fue una de las mejores definiciones que oí de Pedro Castillo. Me la dio un amigo suyo que, ya en su primer año de gobierno, se desencantó de las conversaciones en la que Pedro se mostró atento y aquiescente ante sus consejos y, luego, hizo todo lo opuesto. Esa volubilidad castillista se mantiene en el penal de Barbadillo. En las últimas semanas de negociaciones de alianzas, ha desconcertado a varios políticos que lo han visitado.
Fujimori hizo campaña desde el penal en el 2011, el 2016 y el 2021, Castillo lo hace ahora para el 2026. La diferencia con el ‘Chino’ es que, mientras él ofrecía curules para Fuerza Popular, los que salen de hablar con Pedro se sienten parte de una alianza que aún no existe.
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Héctor Villalobos analiza a fondo los hechos políticos que definen la agenda, cada miércoles.
Virgilio Acuña, líder de Perú Federal (PF), lo ha visitado más de una vez. Según me contó, Castillo estaba de acuerdo en que PF se alíe a Juntos Por el Perú (JPP), el partido liderado por el congresista y ex ministro castillista Roberto Sánchez.

Hasta que el lunes pasado le dijeron que no (vean adjunto el documento que elaboró el partido tras acordar los puntos con Castillo).

El mayor de los políticos de la familia Acuña me lo contó así: “El aval de Pedro era sobre acuerdos concretos, estábamos dispuestos a avanzar con él en alianza con JPP. Hasta que no recibimos respuesta, salvo, que se cerraban las negociaciones. Así como va cambiando de abogados, va a ir cambiando de organizaciones políticas”, remató con ironía. Otra fuente, que ha pasado por algo similar a Virgilio, me hizo este dramático comentario: “Pedro está preso de dos formas. Físicamente, en el penal; y preso de sus voceros, que lo interpretan como quieren, y uno no puede estar seguro de lo que quiso decir sino lo visitas”.
El aval de Pedro era sobre acuerdos concretos, estábamos dispuestos a avanzar con él en alianza con JPP (…). Así como va cambiando de abogados, va a ir cambiando de organizaciones políticas”
Virgilio Acuña sobre una alianza frustrada con Pedro Castillo y JPP
Entre los operadores más visibles de Castillo, que hablan con los posibles aliados y manejan sus cuentas en las redes, están Íber Maraví, abogado ayacuchano que fue su ministro de Trabajo, izquierdista radical que incluso fue investigado por presuntas relaciones en el pasado con Sendero Luminoso. También está un radical cajamarquino, Jorge Spelucín. Este era el secretario regional de Perú Libre en Cajamarca, hasta que el partido lo expulsó tras las críticas públicas que hizo ante la presencia de Waldemar Cerrón en la mesa directiva del Congreso.
El propio Roberto Sánchez es un vocero factual de Castillo, a quien necesita ‘preso’ de un acuerdo que ya firmó con él, una suerte de carta de intención con valor simbólico, pues no es una alianza electoral que se vaya a inscribir antes del 2 de agosto; sino un compromiso de darle a los castillistas lugares importantes en su lista. Por lo pronto, según fuentes que conocen el entorno de Castillo, algunos operadores castillistas ya estarían recibiendo apoyo económico de JPP. Si a Sánchez se le va Castillo se queda sin fuerza para saltar la valla; pues su otra alianza no inscribible, con el proscrito partido de Antauro Humala, también es volátil. Antauro, en entrevista con Augusto Álvarez Rodrich el miércoles, dijo que no solo estaba en conversaciones con JPP sino con Perú Federal y otros dos partidos.
Castillo en realidad sí tiene un partido propio, Todo Con el Pueblo, pero no logró inscribirse a tiempo. Pronto saldrá su inscripción y si Castillo aparece como afiliado, que es lo más probable, ya no podría postular por nadie, ni como invitado en la lista congresal. Ahora puede hacerlo, pues no está condenado, pero, en la próxima legislatura hay altas probabilidades de que se acelere el trámite de tres denuncias constitucionales que ya existen en su contra y sea inhabilitado por el pleno del Congreso.
En ese caso, lo que importará a Sánchez y a JPP es el endoso de votos de Castillo, que llame a votar por Sánchez (o quien sea candidato presidencial de JPP) y, claro, también lo haría por los castillistas que habrá colocado en la lista congresal según el quebradizo papel que ambos han firmado. Antauro Humala me comentó hace unas semanas: “Inhabilitado, proscrito o lo que fuera, yo estaré presente en la campaña”. Se refería a que nadie le puede quitar la posibilidad de alentar el voto por alguien. Lo mismo puede decir el recluso Castillo. Lo mismo puede decir Vizcarra. Vaya, la campaña de fantasmas que nos espera.

También están en tratos con Castillo, los dirigentes de la Asociación de Movimientos Regionales, Fredy Vracko y Jimy Silva, ex alcalde de Tumbes. Ellos no representan a otro partido, sino a un grupo de políticos de diversas regiones, que podrían apoyar a una alianza de la que sea parte Castillo y acceder a algunos curules. De eso se trata en estas alianzas que no se cerrarán en agosto sino cerca de noviembre, con reparto en las listas. Imaginen el apuro de Sánchez -será una de las razones por las que no responde mis mensajes- cuando recibe presiones de partidos y políticos que quieren sumarse al vehículo castillista que él conduce y en el que ha apostado más que lo apostado con Antauro.
“Muchos partidos, de izquierda o derecha, preparan una estrategia para seducir a ese electorado castillista. Si Pedro es voluble e impredecible, sus votantes también pueden serlo”.
No solo fantasmas se colarán en la campaña, sino candidatos ilusorios que entusiasman a los partidos por unos días hasta que, ¡zas!, se descartan por lo que ocultaban.
Conozco un caso muy colorido. Luis Bazalar García es un ex sacerdote que predica con mucho histrionismo a favor de la pena de muerte y de todas las plagas posibles contra los criminales.
Es muy popular en Tik Tok, subrayando su afán político a cada instante. La polémica lo persigue, pues la iglesia lo separó tras ser condenado en primera y segunda instancia, por secuestro y tocamientos indebidos a un menor de edad. Estuvo detenido por ello. La corte suprema lo absolvió y ese triunfo legal le ha dado tanto brío que quiere ser presidente. Resulta que es afiliado a PF, el partido de Virgilio Acuña. En PF no lo quieren mucho pero él sí se quiere bastante, por lo que alentó a otros grupos a que se sumen a una alianza con JPP y Castillo, de la que él sería el candidato presidencial.
Hubo reuniones y entusiasmo en algunos dirigentes, hasta que cayeron en la cuenta de que Bazalar se afilió a destiempo, luego del 12 de julio del 2024, a PF. Es más, Bazalar, consciente de que estaba inhabilitado como candidato presidencial, solicitó a un Jurado Electoral Especial que corrija la fecha, alegando que él firmó la ficha de inscripción al partido antes del 12 de julio.
Tanto el jurado especial, como la segunda y última instancia, el pleno del JNE, le respondieron que no, que el partido lo inscribió después del 12 y eso es lo que vale. Así acabó la campaña presidencial de un candidato ilusorio que también buscaba los votos de Castillo.

La otra izquierda
Castillo logró, a pesar del desgano de Vladimir Cerrón, sumar a la izquierda progresista o ‘caviar’ a su gobierno. La necesitaba para que le hiciera un plan de gobierno y le diera los cuadros técnicos que no tenía el cerronismo y, mucho menos, su entorno de profesores.
Nuevo Perú, el grupo de Verónika (en ese momento, compartiendo bancada con JPP, pues no estaba inscrito) tomó el MEF y el ministerio de la Mujer; mientras Sánchez ocupó el Mincetur y se convirtió en el único ministro que duró en su cartera todo su gobierno. Castillo espectoró a Nuevo Perú en su primer año de gobierno y se sumó a la inquina anti caviar de Perú Libre. La asociación con Castillo le costó a NP un revuelo interno que acabó con Verónika Mendoza dando un paso al costado y la selección de un pre candidato presidencial, Vicente Alanoca, que encarna un mensaje directo a su ex socio Castillo: es un docente universitario, de origen aymara, mucho más preparado académicamente que el ‘maestro rural’ Castillo, al que se refirió Aída García Naranjo, vocera de NP, en un tono que ella pretendió compasivo pero a muchos sonó despectivo.
La expresión de ‘Mocha’ García naranjo reavivó las tensiones clasistas y racistas que alienta la izquierda cerronista ‘anti caviar’. Incluso, provocó que bases del propio NP protestaran y reivindicaran su simpatía por Castillo. Es posible que, contra los planes de Roberto Sánchez, el electorado castillista del 2021 y, en particular, el medio millón de personas ligadas al magisterio, vote con más dispersión que lo que un respaldo explícito de Castillo al candidato de JPP, incluso sumando maestros desconocidos en la lista, pudiera atraer.
El Sutep también tiene la intención de colocar maestros en alguna otra lista para jalar el voto de los maestros. En realidad, muchos partidos, de izquierda o derecha, preparan una estrategia para seducir a ese electorado. Si Pedro es voluble e impredecible, sus votantes también pueden serlo.










