Distintos rostros, pero más de una cosa en común. El gobierno de la presidenta Dina Boluarte llegó ayer a los 497 días de gestión, la misma cantidad que alcanzó su antecesor Pedro Castillo en el poder, desde su toma de mando, en julio del 2021, tras ganar los comicios; hasta su caída, en diciembre del 2022, tras un fallido golpe de Estado. Y, a pesar de los intentos de diferenciarse la primera del último, la inestabilidad y la falta de transparencia, entre otros, son los factores que más han caracterizado a las dos administraciones.
Un informe comparativo elaborado por el grupo de análisis político 50+Uno analiza el mismo lapso de tiempo en los dos gobiernos: desde la duración en el cargo de los presidentes del Consejo de Ministros, la volatilidad en cada una de las carteras, así como la actividad legislativa de ambos gobiernos, su presencia en los medios de comunicación, entre otros.
Pedro Castillo | Dina Boluarte |
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Fecha de inicio: 28 de julio, 2021 | Fecha de inicio: 7 de diciembre, 2022 |
Acceso al poder: Elecciones Generales 2021 | Acceso al poder: Sucesión constitucional (primera vicepresidenta) |
Partido político: Perú Libre | Partido político: Ninguno (al asumir) |
Tiempo en el poder: 497 días | Tiempo en el poder: 497 días (+) |
Salida del poder: Intento fallido de golpe de Estado (07/12/2022) | - |
El análisis da cuenta, por ejemplo, de que el exmandatario Pedro Castillo cambió ministros cada ocho días en promedio, sumando 81 ministros a lo largo de sus 497 días de gestión; mientras que Boluarte viene realizando cambios —en promedio— cada 15 días, sumando hasta la fecha 52 ministros (Ver gráfica).
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La inestabilidad en los gabinetes ha sido una constante, de acuerdo con el análisis, sobre todo en el Ministerio del Interior (Mininter), en donde hubo siete ministros en la era de Castillo y cinco hasta el momento en lo que va de la administración Boluarte.
Todo ello, en medio de una escalada de inseguridad que mantiene en zozobra a la ciudadanía: más del 80% de los peruanos se siente inseguro en las calles, según una encuesta a nivel nacional de Datum Internacional para El Comercio.
Además de Interior, en el gobierno de Castillo también hubo inestabilidad en Desarrollo Agrario y Riego (7), Defensa (6) y Energía y Minas (6); en tanto, en la era Boluarte encabezan la lista Educación (5), Trabajo (4) y Producción (4), respectivamente.
En el otro frente, solamente tres ministros se han mantenido en sus cargos en el citado período de tiempo: en el primero, Roberto Sánchez, congresista, pero también ministro de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) desde que Castillo asumió el poder hasta que efectuó el golpe del Estado. Y, en la actual gestión, los ministros Hania Pérez de Cuellar (Vivienda) y Julio Demartini (Midis) son los que más han durado en el cargo.
Por otro lado, Castillo tuvo cinco presidentes del Consejo de Ministros, siendo Aníbal Torres (para quien la fiscalía pide 15 años de cárcel por el caso del golpe de Estado), quien más duró en el cargo con 289 días. En contraparte, en el mismo período, Boluarte tuvo tres y el exjefe de Gabinete Alberto Otárola fue quien más duró en ese puesto, con 441 días (Ver gráfica).
La fórmula presidencial ganadora en las Elecciones Generales 2021 nos ha dado dos gobiernos distintos, pero con muchas semejanzas entre sí. Dina Boluarte ya alcanzó el mismo tiempo en el sillón presidencial que su antecesor, Pedro Castillo, y ambos mandatarios han demostrado los problemas que enfrenta un país al ser dirigido por presidentes sin capacidad de gobernar de manera efectiva.
El balance evidencia al menos dos diferencias entre los periodos. Por un lado, la coalición de apoyo al gobierno se invirtió tras el cambio de mando. La juramentación de Boluarte, “hasta julio del 2026”, y las decenas de muertes ocasionadas por la represión estatal fueron más que suficientes para que los votantes de Castillo se sientan traicionados. Y desde el Congreso, los votos, la fiscalización a ministros y las mociones de vacancia evidencian cómo las bancadas que sostienen a la actual presidenta, aunque se esfuercen por negarlo, son aquellas que más criticaron a su predecesor.
El segundo cambio está en la agenda del gobierno. Castillo buscó impulsar una agenda política propia, originada en algunas promesas de campaña e intereses personales, a pesar de tener poco éxito para materializarlas (en gran parte por su propias falencias). Boluarte, por el contrario, dejó atrás cualquier programa desde el primer día para fijar alianzas pragmáticas, con el único objetivo de sobrevivir en el poder.
Presidentes así de débiles –sin experiencia, sin bancada, y con investigaciones por corrupción– se ven obligados a equilibrar distintos intereses y ofrecer concesiones para sostenerse, y estamos viendo el extremo de ese deterioro. Sin una agenda propia, este gobierno pareciera bastarle ser una mesa de partes para los distintos partidos congresales, muchos de ellos responsables de impulsar políticas muy similares a las de Castillo: contrarreformas y conservadurismo, representación de grupos informales e intereses muy particulares, e intentos por obstruir a la justicia. Por su lado, la agenda impuesta por la coyuntura (seguridad, economía, y El Niño) no logra ser atendida.
Los constantes cambios de ministros y la imposibilidad de aprobar una agenda legislativa por parte del Ejecutivo demuestran esto. Gobernar mediante políticas públicas, con horizontes de largo plazo y con cierta autonomía de los intereses inmediatos resulta imposible en este contexto. Por el contrario, estos casi tres años han demostrado que se puede dirigir el país a espaldas de la ciudadanía, y que está permitido medir con doble vara los graves indicios de corrupción, justificar las diversas acciones antidemocráticas y modificar las reglas de juego con tal de mantener alguna cuota de poder, sin aparentes consecuencias.
¿Unas futuras elecciones podrán cambiar esta mediocridad institucionalizada? Creo que hay pocos indicios para ser optimistas. Con 27 organizaciones políticas inscritas y otro par de decenas en camino, la multiplicidad de partidos poco representativos parece estar asegurada. Junto a ello, gracias al desbalance ocasionado por su empoderamiento institucional, el Parlamento podría lograr, nuevamente, poner de rodillas al próximo presidente e imponer su agenda de intereses particulares. Somos testigos de cómo puede sobrevivir una presidenta con estas características. Lo que queda pendiente es ver cuánto puede sobrevivir un país gobernado de esta manera.
*Politólogo de 50 Uno
Actividad política y falta de rendición de cuentas
A nivel de actividad legislativa, de acuerdo con el análisis de 50+Uno, Castillo presentó 91 proyectos de ley “relevantes” ante el Congreso de la República, siendo aprobados (aunque con modificaciones) un total de 43; mientras que Boluarte planteó apenas 45, siendo aprobadas 10 de las iniciativas planteadas.
Entre los proyectos planteados por el primero figuran hasta ocho reformas constitucionales (como la asamblea constituyente, entre otros) y en la segunda administración se han planteado tres (adelanto de elecciones, entre otros). Sin embargo, ninguna de las reformas promovidas desde el Ejecutivo, en ambos períodos, fueron aprobadas finalmente por el Parlamento Nacional.
En tanto, Castillo efectuó una solicitud de delegación de facultades al Congreso en materia de reactivación económica, emitiendo al amparo de ella hasta un total de 29 decretos. Boluarte, por su parte, realizó dos solicitudes: una en el marco de la reactivación y otra en materia de seguridad ciudadana, emitiendo 27 y 50 decretos, respectivamente.
Respecto al control político, 13 ministros fueron interpelados en la era de Castillo (como el exministro de Trabajo Iber Maraví), mientras que van nueve en la administración de Boluarte (como el ministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho).
Además, Castillo sumó 4 ministros censurados, mientras que Dina Boluarte recién va uno: Vicente Romero, exministro del Interior.
PEDRO CASTILLO | DINA BOLUARTE |
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91 proyectos de ley | 45 proyectos de ley |
Aprobados: 43 proyectos (47%) | Aprobados: 10 proyectos (22%) |
Materias delegadas por el Congreso: -Tributaria, Fiscal, Financiera y de Reactivación Económica (27/12/2021, por 90 días) | Materias delegadas por el Congreso: -Reactivación Económica y Modernización de la Gestión Del Estado (28/02/2023, por 90 días) -Seguridad Ciudadana, Gestión Del Riesgo De Desastres Niño Global, Infraestructura Social, Calidad De Proyectos Y Meritocracia (23/09/2023, por 90 días) |
Interpelaciones: 13 ministros interpelados (30 mociones presentadas) | Interpelaciones: 9 ministros interpelados (37 mociones presentadas) |
Censuras: 4 ministros censurados (8 mociones presentadas) | Censuras: 1 ministro censurado (7 mociones presentadas) |
*Proyectos relevantes: no se incluye resoluciones legislativas, acuerdos internacionales, leyes declarativas, leyes de presupuesto y transferencias presupuestarias, o la creación y modificación de distritos (Fuente: Fuente: 50+Uno) |
En el informe también se analizan las principales votaciones, que podrían mostrar un apoyo o un respaldo al gobierno, evidenciando cuáles son los parlamentarios más alineados con los intereses con cada uno de los Ejecutivos.
“Los apoyos recibidos por Castillo provinieron de exintegrantes de Perú Libre y de su ministro, Roberto Sánchez. (...) Mientras, los apoyos de Boluarte están concentrados en APP, pero con menor frecuencia de apoyo que con Castillo”, se indica en el análisis.
Otra de las características que comparten Castillo y Boluarte es su falta de comunicación con la ciudadanía, a través de los medios de comunicación, lo que a su vez significa una falta de transparencia en su gestión.
En el caso del exmandatario, a lo largo de su gestión apenas brindó cuatro entrevistas a la prensa, tres en enero y una en febrero de 2022. Salió del cargo diez meses después de su última entrevista.
En tanto, la ausencia de Boluarte se evidenció aún más tras destaparse el Caso Rolex. La presidenta de la República ha dado hasta el momento apenas seis entrevistas a los medios, principalmente en diciembre y enero de 2023, en el contexto de su asunción al poder.
PEDRO CASTILLO | DINA BOLUARTE |
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Hildebrandt en sus trece (ENERO 2022) | Cuarto Poder (DICIEMBRE 2022) |
Exitosa (ENERO 2022) | Latina (DICIEMBRE 2022) |
CNN (ENERO 2022) | Día D (DICIEMBRE 2022) |
Diario Público (FEBRERO 2022) | Willax (DICIEMBRE 2022) |
La República (ENERO 2023) | |
El Comercio (Mayo 2023) |
Punto de vista
Para el politólogo Paulo Vilca, además de las características ya descritas, tanto el gobierno de Castillo como el de Boluarte “son gobiernos que no se han caracterizado por su eficacia” y que “están integrados por ministros que no resaltan especialmente por implementar políticas públicas, llevar adelante reformas de gran calado”.
Vilca considera que ninguno de los dos gobiernos logró finalmente satisfacer las demandas y expectativas que mantenía la ciudadanía, tras la incesante crisis política que surgió desde 2016.
“Ese es otro elemento que los emparenta. Se trata de gobiernos, en general, débiles. Tanto Boluarte como Castillo (más probablemente Boluarte) dependen en buena medida de las decisiones que se implementan en el Congreso. En el caso de Castillo era un Congreso que tenía una labor de fiscalización, control, de oposición, algunos inclusive hablaban de obstrucción. No ocurre lo mismo en el caso de Boluarte. Sin embargo, ambos, dependen en buena medida de las decisiones que se toman en el Parlamento”, remarcó Vilca.