“No está firmado ni con tinta ni con sangre, pero existe”, me dice un dirigente de Alianza Por el Progreso (APP). Se refiere al acuerdo verbal entre su partido y Acción Popular (AP), con voceros de otras bancadas de testigos y en algún grado copartícipes; para presidir la mesa directiva del Congreso luego de que una acciopopulista, María del Carmen Alva, complete el período 2021-2022. O sea, fue un ‘para no pelearnos, ustedes ahora y nosotros la próxima’.
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Llamé al ex portavoz de AP, Carlos Zevallos, que renunció a su bancada y partido y hoy integra la bancada oficialista Perú Democrático. Fue protagonista de las negociaciones y esta es su versión: “APP pretendía la presidencia. Consideramos un acuerdo de palabra que se diera la oportunidad a AP en esta ocasión y la siguiente ocasión le cederíamos a APP. Además, teníamos un voto más”. Voceros de Avanza País, Podemos, Renovación Popular y Fuerza Popular fueron testigos de ese entendimiento. Hernando Guerra García, vocero de FP, me dijo: “Sí, hubo un entendimiento” y, de paso, me habló de la actitud de su bancada al respecto: “Nosotros no peleamos por estar en la mesa. Queríamos facilitar que hubiera una mesa de lo que llamamos el bloque democrático y queremos que esa sea también nuestra actitud en esta oportunidad”.
No hay duda, pues, de que el pacto existe y, luego de conversar con dirigentes de APP, he encontrado que tienen la firme intención de hacerlo cumplir, con mayor chance que el de Alva de que uno de los suyos llegue a presidir el Perú. Aunque recibir la papa caliente para una transición electoral como la que nos esperaría no es una conquista plena del poder –pregunten a los morados si realmente se sintieron gobierno con Francisco Sagasti- llegar a Palacio (a) no te lo quita nadie.
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APP, según me reveló un dirigente, decidió ceder la mesa a AP en el 2021 no solo por la pequeñez de que los acciopopulistas tenían un voto más (16 versus 15), sino porque, además, vieron que estos insistían en que Perú Libre (PL) sea parte de la aventura. Que la lampa coqueteó con el lapicito, lo hemos contado desde julio pasado. A los negociadores de AP no les parecía una aberración que, en aras de la concertación, PL fuese parte de la mesa. Pero encontraron un grupo de novatos caóticos, divididos entre profesores y cerronistas. Para remate, los últimos planteaban presidir la mesa y sugirieron a Waldemar Cerrón, lo que para AP resultó una provocación radical de campeonato. Eso los desanimó a insistir con la idea, aunque les sirvió para asegurarse la presidencia, asustando a APP y a otras bancadas con la posibilidad de que gane una mesa semioficialista.
Hubo otra tentación que APP tuvo que vencer antes de ceder el turno a AP. El general en retiro, Roberto Chiabra, era el candidato favorito de los fujimoristas y de parte de Renovación Popular (RP), y animaban a APP a lanzarlo. Sin embargo, no era del partido, y era el único limeño e invitado, junto a Gladys Echaíz. Esto se hubiera podido arreglar con una promesa súbita de afiliación y mis fuentes me cuentan que se conversó esa posibilidad. Pero surgió un comprensible temor que se instaló en los cálculos de César Acuña y de algunos dirigentes nacionales: lanzar a presidir el Congreso a un militar con voz alta y mandona, después de todo lo que habíamos vivido en la campaña, sonaba a simbólica provocación golpista, aunque no la hubiera. Según una fuente ajena a APP, Acuña le comentó sus atingencias a Keiko Fujimori, y ella estuvo de acuerdo en respaldar la más templada alternativa de Alva. Por su lado, Chiabra fue discreto y tampoco forzó su candidatura.
Avanza País también participó en la plancha que presidiría María del Carmen Alva. Podemos se sumó y, para suerte de la lista, otro militar en retiro, el almirante Jorge Montoya de Renovación Popular (RP), insistió en postular solo con miembros de su bancada, debilitando cualquier otra propuesta del bloque opositor. Esto tuvo un duro costo para RP, pues Rafael López Aliaga, el líder del partido, había dado su anuencia a la fórmula concertada y la vocera en las negociaciones, Norma Yarrow, dio su acuerdo a la lista. Que Montoya insistiera en su candidatura fue una de las razones por las que Yarrow migró desde RP a Avanza País junto a dos de sus colegas. Una fuente me contó de lo incómoda que estuvo cuando, en una reunión multipartidaria, llamó López Aliaga para manifestar su cambio de posición y su respaldo a Montoya.
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Alva la tuvo fácil a la hora de la elección, pero dejó un resquemor interno. En la crónica “Los ‘Niños’ y la lampa maravillosa” (18/3/2022), les conté que Raúl Doroteo, sindicado como ‘Niño’ y entonces vocero alterno de AP, se apresuró en presentar la propuesta de la mesa en ausencia del vocero titular Zevallos, que hubiera preferido esperar unas horas para zanjar con la posibilidad de que PL participe.
Por cierto, le pregunté a Zevallos por las perspectivas de su bancada actual respecto a la próxima mesa directiva. Me contó que sus colegas le han dado la responsabilidad de que se encargue de ese tema. “Como pensaba el año pasado cuando fui portavoz de AP, pienso que APP puede ser en esta ocasión el ancla, para una mesa directiva, de ahí se van sumando otros”, me dijo. O sea, si no se forma una candidatura oficialista (pronóstico poco probable, dada la merma y la división interna en ese bloque), al menos Perú Democrático (PD) y la nueva bancada magisterial, que ha estrechado lazos con PD, podrían respaldar discretamente una mesa presidida por un apepista. No olviden que la votación a la mesa directiva es secreta.
Lo que APP no quiere definir aún es, ¿quién sería el(la) presidente(a)?. He hablado con fuentes de distintas bancadas y me dicen, diplomáticamente, que esperan que APP defina su candidato para luego opinar ellos. Para esta definición, hay tres grandes factores: la tendencia que prime dentro de la bancada y del partido; los votos del bloque opositor de centro y derecha, y, en último lugar, los votos del bloque oficialista en el caso que no tengan su propia lista. Por las conversaciones que he tenido con fuentes de APP y de otras bancadas, hay 4 cartas.
Limeños versus provincianos
Roberto Chiabra, amigo de las peligrosas generalizaciones en voz alta, dijo en “Beto a saber”: “Los de Lima somos los que hacemos trabajo político y los de provincia (…) ofrecen obras, entonces vienen a Lima y son subordinados y sumisos a los ministros”. Es cierto que algunos congresistas encajan en ese feo esquema; pero meter a todos en el mismo saco, sin tener en cuenta que solo dos de los 14 miembros de su bancada son limeños, fue un desatino que descarta a Chiabra como candidato.
Un dirigente apepista me dijo: “Hemos tenido mala experiencia con invitados como Edwin Donayre y César Villanueva, y preferiríamos que sea uno de nuestras filas quien asuma una función tan importante como la presidencia del Congreso”. Si la mayoría de la bancada piensa como él, que es lo previsible, no solo Chiabra quedó fuera, sino alguien que en estos momentos se vocea mucho más que él y se está posicionando como candidata ante ojos ajenos al partido: la ex fiscal de la Nación, Gladys Echaíz.
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Echaíz, sin embargo, está muy distanciada del partido. A poco de instalado el Congreso, tuvo una agria discusión con Acuña y con dirigentes del partido, que provocaron que hasta abandonara el chat partidario. Su mala relación con el líder y su lejanía del partido, hacen difícil que pueda ser la carta apepista. Solo la simpatía del bloque de derecha en el Congreso (Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País) que la ven con mejores ojos que a Eduardo Salhuana, el otro candidato voceado en los pasillos, podrían imponerla. Para ello, la exfiscal de 76 años, tendría que hacer una fuerte campaña entre los ajenos. Por lo pronto, ha aumentado su visibilidad, felicitando al fiscal Pablo Sánchez por investigar a Castillo. Y ha vuelto a alejarse de APP, votando para blindar a otro ex fiscal, opuesto a Sánchez, Pedro Chávarry.
Eduardo Salhuana, el actual portavoz, congresista por Madre de Dios y afiliado al partido, es el único con experiencia congresal previa y fue ministro de Justicia durante el gobierno de Toledo. Puede acarrear más simpatía interna que la invitada Echaíz, animar a otras bancadas de centro e izquierda a respaldarlo con discreción y ser la alternativa regional al ya desgastado limeñismo de Alva. Pero el bloque de derecha puede presionar a APP para que sea descartado, pues ha tenido posiciones y votaciones ambivalentes respecto al gobierno y se lo ve muy cercano a Guido Bellido. Los más anticastillistas, lo perciben como un oficialista asolapado.
Echaíz, preguntada a boca de jarro por Omar Mariluz por su ánimo de presidir el Congreso, dio a entender que no se corría del reto. Días atrás, Salhuana, preguntado por la razón por la que la bancada votó a favor de archivar una acusación constitucional contra el ex contralor Édgar Alarcón, dijo que la bancada siguió el consejo técnico de Echaíz. Se podía percibir cierta intención de ‘echar’ a Echaíz que, consciente o inconscientemente, delata la tensión entre los dos voceados y aún informales candidatos de APP.
Pero Salhuana y Echaíz no son los únicos candidateables de APP. Están, según he oído a mis fuentes, Lady Camones, la actual primera vicepresidenta de la mesa directiva y Héctor Acuña, hermano de César Acuña, y cuya eventual candidatura, movilizaría sentimientos encontrados y altas tensiones en bancada y partido. Crearía un gran dilema a César, pues se debatiría entre quebrar las alas al hermano menor o proteger a su familia, su partido y su patrimonio, de una renovada campaña ‘antiacuñista’.
Le pedí al propio Héctor que me confirme su aspiración y me invitó a su despacho a oírla presencialmente. “Sería un honor servir a mi país desde la presidencia del Congreso”, me dijo, confesando sin titubeos que quiere presidir la mesa y que la idea cuajó aproximadamente en enero, luego de que colegas de su bancada y de otras, lo animaron tras la buena y armonios experiencia que tuvo presidiendo la Comisión de Presupuesto. Le repetí lo que ya ha oído muchas veces, que su aspiración genera dilemas consanguíneos y conflictos de interés a su hermano: “El conflicto es mio, qué el se sienta en libertad de tomar la decisión que crea conveniente para el partido y para el país”, me replicó y agregó: “No tengo desesperación, analizaré el proceso a cada paso y si llegara la circunstancia de presidir el país, consideraré la alternativa de renunciar para que haya otra persona”. Le recuerdo que en el 2020, a un correligionario suyo le sucedió precisamente eso. Luis Valdez presidía el Congreso cuando cayó Merino y, aunque le correspondía la sucesión, renunció para buscar un candidato de concertación, que resultó ser Francisco Sagasti. El sexto de los 12 hermanos Acuña, aún nuevo en la política, tiene una propuesta singular para la próxima mesa: que la bancada magisterial sea parte de ella. Todas las otras fuentes con las que he hablado, desde APP hasta el fujimorismo y RP, descartan esa posibilidad de convivencia con el oficialismo en la mesa directiva.
Antes este panorama, Lady, según mis fuentes apepistas, está ganando simpatía interna. Externa no le falta, pues como primera vicepresidenta del Congreso, ha interactuado con muchos de sus colegas. Tiene 47 años, abogada, chimbotana representante por Áncash y tiene buena relación con Acuña. Aunque sin el recorrido de los otros candidatos, podría beneficiarse de las atingencias que estos enfrentan. No despierta ni gran entusiasmo ni rechazo instintivo, como otros. En estas circunstancias, ese es un buen capital.
Pero, ¿honre o no AP el pacto, entre las otras bancadas podría surgir una alternativa que frustre el chance de AP? Claro que sí. Las listas a la mesa directiva se arman en las últimas semanas antes de la elección que suele ser el 26 de julio; y la tendencia en los últimos tiempos es de patear decisiones a última hora. Sin embargo, APP mantiene su chance porque tiene, al menos, una bancada, AP, que debe respaldarla y un bloque de derecha que no tiene muchos cuadros o ganas de pelearle el turno.
Hay, eso sí, una visible excepción, la misma del 2021, el almirante Jorge Montoya. Según fuentes cercanas a él, no ha depuesto su vocación de presidir el Congreso. Pero si no tiene respaldo ni lo buscan otros, no se va a desgastar en el intento. Fuerza Popular es muy probable que repita su actitud pragmática del año pasado: no provocar al antifujimorismo con pretensiones a la mesa directiva y facilitar los acuerdos, con la condición de asegurarse la presidencia de comisiones importantes, como la de Constitución.
Avanza País podría terciar, si tuviera cuadros con mayor recorrido. Los tiene activos y efectivos pero, a la hora de la votación de la mesa, la tendencia está en privilegiar la experiencia, al menos la del presidente. El resto de bancadas quedará a la expectativa mientras APP teje sus alianzas y les dice quién podría recibir la papa hirviendo.
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