Muchos sucesos pusieron este año el foco sobre el expresidente Alejandro Toledo, acusado de recibir US$20 millones de Odebrecht a cambio de los tramos 2 y 3 carretera Interoceánica Sur y prófugo desde el 2017. Sin embargo, quizás el evento que siempre recordará el fundador de Perú Posible será su detención por parte de las autoridades estadounidenses en julio de 2019. Desde entonces, mientras su proceso de extradición continúa su curso, el otrora 'sano y sagrado’ pasa sus días en una prisión californiana, a más de 7 mil kilómetros del Perú.
Aquí un recuento de lo que fue el año 2019 para Alejandro Toledo.
—El primer arresto—
Los primeros meses del año, Toledo pasó relativamente desapercibido. Aunque el proceso de extradición en su contra ya estaba en marcha, las autoridades insistían en que no quedaba más que esperar ante un procedimiento que es inevitablemente largo.
Pero el 18 de marzo una noticia prendió las alarmas entre los peruanos: el expresidente, prófugo en los Estados Unidos desde hacía dos años, había sido detenido por la policía norteamericana. El motivo, sin embargo, nada tenía que ver con su proceso de extradición, ni las graves acusaciones de corrupción que pesan en su contra.
Según informó la portavoz de la oficina del sheriff del condado de San Mateo, Toledo fue arrestado el domingo 17 pasadas las 10 de la noche por encontrarse en estado de ebriedad en un restaurante en San Francisco. Once horas después fue puesto en libertad.
Toledo lo negó todo.
“Está loco, yo estoy en mi casa, aquí con mi esposa […] No [he sido detenido], no tengo nada que decir, yo estoy escribiendo un libro. ¿De dónde han sacado eso? No, no, está equivocado”, dijo en un breve diálogo con el programa “90 segundos” de Latina.
A los pocos minutos, sin embargo, el propio Ministerio de Relaciones Exteriores de encargó de desmentirlo.
En ese entonces, El Comercio logró comunicarse con Eliane Karp, esposa del exmandatario, quien también negó lo ocurrido y atribuyó la noticia a un complot “fujiaprista”.
Poco más de 10 días después, la fiscalía peruana firmaba en Israel un acuerdo de colaboración eficaz con Josef Maiman, quien alguna vez fue la persona de confianza de Alejandro Toledo y que, en el 2017, declaró haber prestado sus empresas para canalizar los sobornos de Odebrecht al expresidente.
—Nuevos testimonios, nuevos detalles—
El 25 de abril, el ex superintendente de Odebrecht en el Perú, Jorge Barata, declaró ante los fiscales peruanos. Durante el interrogatorio, el brasileño aseguró que la constructora pagó US$27 millones a Toledo -a través de Josef Maiman- en sobornos a cambio de los tramos 2 y 3 de la carretera Interocéanica Sur.
El exdirectivo, además, precisó que a finales del 2006 se le entregaron US$4 millones como adelanto. Fue Barata mismo, según contó, quien le entregaba el dinero personalmente en su casa de Camacho.
Según Barata, al expresidente le molestó que no se hubiera cumplido con el monto inicialmente acordado de la coima, por lo que en una ocasión le reclamó con la hoy famosa frase “Oiga, Barata. Paga, carajo”.
A través de su cuenta de Facebook, Toledo dijo que Barata había mentido.
—Acusación—
Llegó mitad de año y, con esta, una nueva mala noticia para Alejandro Toledo. El 18 de junio, el fiscal coordinador del Equipo Lava Jato, Rafael Vela, formuló acusación contra Toledo y Eliane Karp por el caso Ecoteva.
El Ministerio Público pidió 16 años y 8 meses de cárcel para ambos por el presunto delito de lavado de activos agravado.
—El día que se acabó la impunidad—
“Lo que no se puede permitir es la impunidad”, se oye decir a Alejandro Toledo en un foro anticorrupción en la Universidad del Pacífico celebrado en el 2016, quizás sin saber que, tras más dos años de haberse fugado del Perú, la justicia llegaría a tocarle la puerta.
El martes 16 de julio del 2019, alrededor de las 6:30 de la mañana, agentes del Servicio de Alguaciles Federales ingresaron a la casa de Toledo en San Francisco, California. El juez Thomas S. Hixson, de la Corte del Distrito Norte de California, había autorizado el arresto del ex jefe de Estado con fines de extradición.
En el documento firmado por el magistrado, Toledo era calificado como un “fugitivo”.
Ese mismo día, el ex jefe de Estado fue recluido en un centro de detención, donde permanecería hasta que se desarrollase una audiencia para determinar si continuaría detenido o afrontaría su proceso de extradición en libertad.
En una llamada realizada por “Panorama”, Eliane Karp prefirió no pronunciarse sobre la detención de su esposo con el hoy famoso “I don’t speak spanish”.
La audiencia de fianza se llevó a cabo tres días después. Toledo ingresó a la sala vestido con un traje presidiario rojo, color que indica el estatus de ‘alto riesgo´.
Para su defensa, el exmandatario contrató a un reputado exfiscal estadounidense, Joseph P. Russoniello. “Cuando fue presidente, la economía mejoró en el Perú […] Bill Clinton y otros lo suscriben en su libro [‘La sociedad compartida’]”, alegó el abogado, además de atribuir las acusaciones a prejuicios de carácter racista.
Por su parte, la fiscal Elise LaPunzina expuso que, durante la inspección de la casa de Toledo al momento de su detención, los agentes del FBI habían encontrado un maletín con US$40 mil en efectivo.
Finalmente, el juez Hixson consideró que existía peligro de fuga, un riesgo muy alto para correr en términos diplomáticos con el Perú. La decisión fue que el expresidente peruano permanezca detenido. Afuera del edificio, peruanos expatriados celebraban la decisión.
Russoniello renunció inmediatamente a la defensa de Toledo.
El fiscal Rafael Vela, quien había asistido a presenciar la audiencia, se enfrentó a su salida con una furiosa Eliane Karp. “¡Mentiroso! ¡Hijo de puta!” le gritó mientras el abogado de su esposo intentaba contenerla.
En las audiencias del caso Toledo, está prohibido tomar fotografías o grabar audios y videos. Por ello, la única manera de hacerse una idea gráfica sobre lo ocurrido ha sido mediante las ilustraciones de Vicki Ellen Behringer, una artista norteamericana que, con cartulinas y lápices de colores, retrata las escenas judiciales que ocurren en las salas de la Corte del Distrito Norte de California. “Él solo estaba prestando atención al juez. No había ninguna expresión real en su rostro”, dijo Behringer a El Comercio tras la primera audiencia.
A los pocos días, una encuesta de El Comercio-Ipsos revelaba que apenas un 1% de peruanos consideraba que Toledo era inocente.
—Tentando la libertad—
El 13 de setiembre, una nueva audiencia se llevó a cabo en San Francisco para determinar si el expresidente debía permanecer detenido o, por el contrario, afrontar el proceso de extradición en libertad.
Días antes, Toledo había enviado un escrito al juez Hixson asegurando que no se fugaría. “Mi esposa y yo no tenemos intención de vivir en ningún otro lugar que no sea California. Quiero que esté usted seguro de ello”, se lee en la misiva.
Los argumentos no bastaron. Una vez más, el magistrado ordenó que el exmandatario peruano permanezca detenido, pues el riesgo de fuga se mantenía. Desde su asiento en primera fila, Eliane Karp, resoplaba: “Shhhiiiit!” (“mierda”), antes de increparle a voz en cuello al juez que sería “moralmente responsable” por la muerte de su esposo.
—El cambio de prisión—
Alejandro Toledo no logró ser liberado, pero sí ser trasladado a una prisión con mejores condiciones carcelarias.
Desde el 16 de julio, el expresidente había permanecido en la cárcel de Santa Rita, ubicada en el condado de Alameda (California), una prisión con uno de los ratios de muerte más altos de EE.UU.
En octubre, un informe elaborado por el psiquiatra del centro penitenciario de dicha prisión convenció al juez Vince Chhabria que las condiciones carcelarias en las que se encontraba el exmandatario estaban afectando significativamente su salud mental. Tras ello, el magistrado había dado un ultimátum a la fiscalía estadounidense: o se cambiaba su régimen penitenciario, u ordenaría la liberación de Alejandro Toledo.
Fue así que el 16 de octubre el ex jefe de Estado fue internado en la prisión de Maguire, en el condado de San Mateo, un centro penitenciario con condiciones carcelarias menos severas.}
—2020—
A pocos días de terminar el 2019 –el 26 de diciembre-, el juez de investigación preparatoria Richard Concepción Carhuancho aprobó el acuerdo de colaboración eficaz entre el equipo especial Lava Jato de la fiscalía y Josef Maiman. Con ello, el testimonio y las pruebas ofrecidas por el peruano-israelí serán utilizados en los casos seguidos contra Toledo.
El ex hombre de confianza de Alejandro Toledo, Josef Maiman, había declarado el 26 de junio en Tel Aviv, Israel, ante los fiscales peruanos. Allí, reconoció que Odebrecht depositó en sus cuentas bancarias cerca de US$35 millones en coimas para el expresidente.
Por otro lado, el día 5 de febrero del 2020 se llevará a cabo una audiencia sobre la salud mental de Toledo. Esta iba a realizarse el viernes 13 de diciembre último, pero su postergación fue solicitada por el abogado del expresidente, Graham Archer, por no haber tenido tiempo suficiente para preparar sus alegatos.
El juez Vince Chhabria ha pedido a la fiscalía estadounidense que entregue todo el historial médico de Toledo.