Luego de que las especulaciones crecieran en redes sociales, el candidato presidencial Hernando de Soto, de Avanza País, admitió este miércoles que se ha vacunado contra el COVID-19 durante sus recientes viajes a Estados Unidos.
“He logrado hacerlo sin quitarle ninguna vacuna a mis compatriotas. Sí, claro. Por supuesto [que me he vacunado]. Yo tengo que seguir viajando por el Perú. Todo el mundo dice que ‘este es un candidato medio viejito’. Bueno, ahora tomo en consideración que tengo que protegerme a mí, a mi familia y a la gente con la cual yo hablo”, exclamó desde Cusco, región a la que ha arribado pasadas las 3:00 p.m. para actividades de campaña.
De acuerdo con registros migratorios a los que accedió El Comercio, el postulante de 79 años viajó al país norteamericano el último 22 de marzo. Previamente, había volado al mismo destino el 1 de marzo. En esas dos ocasiones, coincidió también su pareja Carla Olivieri Barreto. El candidato precisó que, en el viaje más reciente, tenía programada su segunda dosis.
“Ha sido por medio del sector privado. No he sido asistido por ningún gobierno. [Ha sido] con el mercado privado, que yo he tratado de abrir para todo el mundo. No se olviden que yo hice una propuesta, que se abra el programa ‘Sagasti-De Soto’, con el objetivo de traer países de afuera para que sean vacunados todos. Pero, desgraciadamente, hasta ahora no he tenido éxito. Espero que me acepte pronto [el presidente Francisco Sagasti]”, declaró De Soto, consultado por prensa cusqueña.
Sobre la marca de la vacuna que ha recibido, dijo ignorar ese detalle. “¿Sabe usted que no sé?”, respondió a una periodista. “Sencillamente, me la ofrecieron. Y, por supuesto, porque tenía que visitar Estados Unidos por otra razón, me la pusieron ahí, pues. El problema no es ser vacunado. El problema es cuando se abusa del poder como funcionario público”, añadió.
Más temprano, De Soto había adelantado a El Comercio que preparaba una aclaración para su llegada a Cusco con respecto a los rumores de su viaje. Prefirió no dar detalles en el momento. Desde el equipo de comunicaciones del candidato, nos detallaron que el acceso a su vacuna fue “como privado” y reiteraron que no tiene ninguna nacionalidad más que la peruana.
El 24 de febrero, en otra entrevista con este Diario, el postulante a la presidencia había aclarado que rechazó ofertas de vacuna. En ese diálogo, guardó reserva de quiénes le habían sugerido inoculaciones y se limitó a indicar que eran ofrecimientos del extranjero, enmarcados en procedimientos regulares.
“Eran [personas] de otros países. No quiero exponer a personas con intenciones amistosas. Me contactaron porque querían ayudarme. Propusieron averiguaciones para ver las formas legales que existen. Ninguna me habló de agarrar vacunas del mercado negro, sino [de acceder legalmente] porque se supone que tengo cierta visibilidad internacional y trabajo para jefes de Estado en otros países”, había indicado. En otro medio, añadió: “[No la he aceptado] por la misma razón que no he aceptado pasaportes extranjeros. No me gustan los privilegios”.
Antes de su último viaje a Estados Unidos, De Soto había visitado Puno y La Libertad. Luego, interrumpió su gira para volver a Lima y, según dijo, mediar en el paro nacional de transportistas de carga pesada. No obstante, El Comercio comprobó que el candidato no había coordinado con ese sector, sino con el gremio de colectiveros, que estaba al margen de la protesta.
MIRA: Hernando de Soto, el paro de transportistas y una intermediación con tinte electoral
Los traspiés de De Soto en la campaña
El rumor de su vacunación empezó la mañana del martes. Usuarios de redes sociales -incluyendo al ex presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, y al actual jefe de campaña de Victoria Nacional, Rennán Espinoza- realizaron publicaciones en tono especulativo.
Pasaron más de 24 horas -hasta su retorno al país y nuevo viaje al Cusco- para que el candidato presidencial informara públicamente sobre lo ocurrido.
De Soto ya ha llamado la atención anteriormente por comunicación inoportuna o decisiones con impacto poco premeditado. El 5 de marzo, había sorprendido a su propio electorado al aparecerse en medio del plantón que realizó su rival Rafael López Aliaga (Renovación Popular) frente al JNE.
Señaló que el gesto era de solidaridad, pero la lectura no fue la deseada y el postulante de Avanza País tuvo que aclarar en varias entrevistas que no hubo ningún ánimo de endose a la candidatura del líder de la ‘ola celeste’.
Además, como informamos durante el paro nacional de transportistas interprovinciales y de carga, que ocupó cinco días y se resolvió el 20 de marzo, el candidato había generado la impresión de mediar entre el gremio y el gobierno. Pero la adhesión que recibió fue de la federación de autos colectivos -que solo había paralizado actividades el 16 de marzo- y no de los promotores de la manifestación.
“Desnaturaliza toda situación y deja entrever que es una oportunidad para un postulante (...) Ni los camioneros ni los buseros nos metemos en temas políticos. No aceptamos oportunistas”, dijo a este Diario Martín Ojeda, director del Consejo Nacional de Transporte Terrestre (CNTT), en referencia a De Soto.
En su viaje a Puno, desde el centro poblado minero La Rinconada, el candidato había retado a Yonhy Lescano -su contrincante de Acción Popular- a un debate en ese mismo lugar para el 27 de marzo. La propuesta no tuvo mayor eco en Lescano, quien sigue en primer lugar de intención de voto, según los sondeos.
Para la politóloga Kathy Zegarra, la vacunación de De Soto tendrá críticas válidas desde el punto de vista del electorado, pues deja una sensación de privilegio que, precisamente, no se busca en la política peruana. Además, consideró que el candidato dejó pasar la oportunidad para ser sincero y fortalecer la confianza de la población.
“A pesar de que él sea parte de una población de riesgo por su edad, deja el mensaje de haber actuado bajo la consigna del ‘sálvese quien pueda’ y eso no es algo que se aprecie a nivel electoral en alguien que piensa asumir la presidencia de la República. Creo que uno de los mayores problemas es también la falta de transparencia”, estimó Zegarra.
La especialista también cuestionó las otras movidas de campaña del candidato, donde no deja claro cuál es su rumbo. “Con respecto a otros actos, él puede ser reconocido en diferentes ámbitos por ser un economista internacional, pero eso no lo convierte en un buen candidato político. Se tienen que desarrollar ciertas habilidades para que una persona tenga éxito en la campaña. Lo que ha mostrado De Soto es que no está siendo bien asesorado. Me da la impresión de que él no entiende las dinámicas de las campañas electorales y por eso tiene tantos traspiés”, precisó.
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