Cuando el presidente Martín Vizcarra blandió el miércoles pasado la Constitución y leyó el artículo 70, que habla de expropiaciones en nombre del interés nacional y amenazó a las clínicas particulares con ejecutarlo si no llegaban a un acuerdo para establecer una ‘tarifa prestacional’ con el SIS y Essalud; era en realidad un fuego artificial (ayer les contamos los entretelones en la crónica “Si no me atiendes, te expropio”). Ya había una negociación avanzada, pasajeramente rota, que se reanudó y a las pocas horas se cerró. La Constitución no entró a tallar. Todo se selló con un feliz acuerdo y una simple resolución ministerial.
Pero el plato condimentado de Martín Vizcarra, servido exactamente a las 2:09pm, indigestó a María Isabel León, la presidenta de Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep) que, al igual que otros de sus socios, vio materializarse los fantasmas del estatismo velasquista. La carta decía: “Hemos recibido con sorpresa y profunda preocupación su mensaje anunciando una posible expropiación de empresas, lo cual nos retrocedería a épocas de nuestra historia que solo trajeron pobreza, caos y fragmentación social”.
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En otro párrafo, otra punzada: “Con la misma energía de sus mensajes en la televisión, le pedimos que exhorte a sus funcionarios a utilizar de manera rápida y eficiente los recursos públicos del presupuesto, especialmente en el sector Salud que, de acuerdo a la información oficial, ha gastado menos del 30% asignado para combatir el coronavirus”.
Conversando con por lo menos tres fuentes ligadas a los gremios asociados a la Confiep, hemos podido esconstruir la secuencia de indignación y discrepancia que siguió a la performance de Vizcarra. León, luego de conversar con otros socios, convocó para las 5 de la tarde del miércoles a una reunión virtual del Consejo Directivo de Confiep, en el que están las cabezas de sus gremios afiliados (entre otros, la Sociedad Nacional de Minería, AFIN, Alafarpe, la Bolsa de Valores, la Sociedad Nacional de Pesquería, Capeco). Allí se acordó hacer una conferencia de prensa al día siguiente, para sentar posición ante la invocación estatista de Vizcarra. Algunos socios dejaron sentado que Confiep debía aparecer junto a los otros frentes empresariales como la Cámara de Comercio, la SNI y Adex.
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-Matiz bancario-
El jueves amanecimos con la noticia del acuerdo entre las clínicas y el gobierno y ello bajó la tensión. La conferencia no se había convocado aún y se dejó de lado. En la mañana se reunió el Comité Directivo, donde están León, ocho socios y el ‘past president’, Roque Benavides. Martín Naranjo, el presidente de Asbanc, es miembro de ese comité en su calidad de tesorero de la actual directiva de Confiep. Por razones de salud, no había estado en la reunión ampliada del miércoles, pero el jueves sí participó brevemente. Resulta que cuando le pasaron el texto de la carta para su consentimiento, esta ya había sido difundida en redes. Según una de mis fuentes, Asbanc tuvo que escoger entre dos venenos: generar un problema gremial o alimentar la confrontación nacional.
La consulta desfasada más su discrepancia con la idea de lanzar una carta abierta y crítica en plena pandemia, llevaron a Naranjo a tuitear en la noche del jueves, con la venia de la directiva bancaria: “Asbanc no fue consultado sobre el contenido de la carta abierta de Confiep al presidente de la república y hubiésemos preferido que no fuera enviada. Consideramos que en estos momentos es necesario un diálogo respetuoso y abierto que permita una solución integral a la crisis”. Aunque Asbanc es el único socio de Confiep en hacer pública su discrepancia, mis fuentes me dicen que ha habido un fastidio similar en otros socios. Otros, en cambio, respaldan a León.
Asbanc no fue consultado sobre el contenido de la carta abierta de Confiep al presidente de la República y hubiésemos preferido que no fuera enviada. Consideramos que en estos momentos es necesario un diálogo respetuoso y abierto que permita una solución integral a la crisis.
— ASBANC (@asbancperu) June 26, 2020
Le pedimos su versión a María Isabel León pero nos dijo que está abocada a su gremio y no iba a declarar sobre el tuit de Asbanc. Una de mis fuentes me dijo que la lección de este episodio es que hay problemas de gobernanza y vocería, que están claros en muchas empresas, pero no en estas instancias corporativas y representativas. Le pasó a la ACPP (Asociación de Clínicas Particulares del Perú), con el socio Carlos Joo Luck, declarando intemperancias que echaron la leña al fuego de Vizcarra y precipitaron el lío que dio pie a la carta de la discordia. Para la próxima, en la Confiep se asegurarán de que todos los líderes empresariales den su OK virtual antes de lanzar un suspiro.
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