Del 5 al 15 de septiembre pasados, la ciudad brasileña de Sao Paulo acogió con éxito el Mirada - Festival Iberoamericano de Artes Escénicas, que tuvo lugar en el Sesc Santos y en diferentes lugares de dicha urbe.
La programación del evento reunió 33 espectáculos, además de actividades formativas, conciertos, encuentros de programadores, instalaciones inmersivas y directores de festivales de artes escénicas de todo el mundo.
El país homenajeado en esta edición fue Perú. Diversas obras de teatro peruanas se presentaron en el festival, entre ellas “El rincón de los muertos”, de la periodista de El Comercio Yanira Dávila y el actor Sebastián Rubio.
Se trata de una obra que habla sobre la identidad, las crisis sociales y políticas que atraviesa el país, especialmente Ayacucho, una región cuyo nombre proviene de dos palabras en quechua: “Aya”, que significa muerte, y “Kuchu”, que significa rincón (El rincón de los muertos).
La obra es del género documental y solo tiene un actor en escena: Ricardo Bromley. Él, quien además de actor es danzante de tijeras ayacuchano, durante la obra indaga en su historia personal y cuenta la historia de su familia, que también ha estado marcada por la violencia. En su familia existen víctimas y victimarios de los conflictos ocurridos en Ayacucho.
¿Cómo es la puesta en escena?
Inicialmente, esta se presenta como una conferencia escénica en la que Ricardo, valiéndose de sus recursos audiovisuales, comienza a hacer un recorrido por distintos episodios en la historia de Ayacucho, su ciudad natal, y sobre los ciclos de violencia que se repiten desde su fundación.
Dichos sucesos se van trenzando con la vida personal del intérprete, que en muchos momentos coinciden con episodios históricos importantes. Esto da paso a una ruptura del lenguaje, donde se abre el espacio a otros recursos expresivos como la danza, la música y el canto.
El público brasileño recibió bien la obra, señalando que era un montaje “delicado y fuerte al mismo tiempo”, “potente y hermoso”, “de delicada contundencia” y hasta “el mejor del festival”.
Fueron dos presentaciones a sala llena, donde asistieron no solo brasileños sino también programadores de otros festivales, así como público peruano y extranjero.