A lo largo de los últimos años y desde diversas perspectivas se ha abordado en cine y televisión el problema de las drogas en la sociedad contemporánea. Y Latinoamérica, por acoger a tres de los principales países productores de hoja de coca (insumo fundamental para la elaboración de la cocaína, una de las substancias ilícitas más vendidas), ha llamado especialmente la atención de famosos realizadores. Ejemplos sobran. Desde propuestas audiovisuales algo más antiguas como “El patrón del mal”, pasando por “Narcos”, hasta otras más recientes como “Alias JJ”.
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En todas ellas, aunque casi siempre se muestra cómo el efecto de la droga es devastador en todos los sectores sociales, el foco siempre estuvo puesto en el contrapunto buenos y malos. Los primeros, habitualmente policías obsesivos, mientras que los segundos, poderosos narcos capaces de cometer atroces crímenes si alguien intenta socavar sus millonarios negocios.
Hay un elemento que ha sido poco abordado, al menos de forma profunda: los consumidores. Por diversión o por adicción, estos alimentan incesantemente a esta especie de círculo vicioso que mueve millones de dólares anualmente en casi todos los continentes. Un buen ejemplo de este enfoque alternativo es “DOM”, serie que Amazon Prime Video acaba de estrenar a nivel mundial.
Basada en hechos reales, esta propuesta cuenta la vida de un brasileño llamado Pedro Dantas (Gabriel Leone). Nacido en una familia de clase media en Río de Janeiro, el pequeño Dom (como se le llama en casi toda la serie) encuentra en amigos la compañía y complicidad que en casa carece. Sus padres sostienen a duras penas una relación en la que las discusiones son moneda corriente. Pero sobresale fundamentalmente en la serie su papá, Víctor Dantas (Flávio Tolezani), un agente encubierto con férreos conceptos de honestidad y justicia que lucha 24/7 contra el tráfico de drogas, privando a sus seres queridos (esposa, hijo e hija) del invalorable tiempo en familia.
Para hablar de una serie que profundiza en la relación entre padre e hijo, primero habría que conocer bien al padre. En su adolescencia, Víctor Dantas tampoco tuvo una relación ideal con su progenitor. Al intentar independizarse, encuentra un empleo particular. Aprovechando su capacidad como buzo submarino, se inserta en cuerpos de inteligencia que buscan –en el marco de la dictadura brasileña de los años setenta—intentar apagar los primeros focos del circuito del tráfico de drogas en el país. Poco tiempo duró su experiencia como buzo, por lo que luego es enviado como infiltrado una populosa favela de Río de Janeiro. Aquí descubrirá cómo la cocaína es capaz de movilizar familias enteras en una sociedad resquebrajada por el racismo y la desigualdad.
Mientras somos testigos de cómo avanza la complicada historia del Víctor agente infiltrado y luego aspirante a policía civil, se nos muestra simultáneamente cómo su hijo Pedro Dom da sus primeros pasos como consumidor. Aquellos robos iniciales en casa para comprar cocaína, la forma en cómo tambalea día a día su escala de valores, y la incapacidad de sus padres para apoyarlo adecuadamente, se convierten en la materia de los primeros capítulos de esta serie.
En una sociedad racista, el joven Víctor Dantas y paralelamente (aunque en otro tiempo histórico) su hijo Pedro Dom (visto por muchos como un ‘playboy’ por su buena apariencia) se abren paso en círculos de gente con poder adquisitivo. Así el primero puede cumplir su labor como falso ‘dealer’ en círculos adinerados, mientras que el segundo es capaz de ingresar (ya como joven y viviendo separado de su familia) a lujosas casas para –acompañado de su pandilla—robar miles de dólares que luego utilizarán para comprar y consumir más y más cocaína.
En “DOM” abundan los momentos duros. Desesperado porque no puede encarrilar a su hijo, Víctor Dantas le grita y lo golpea en más de una ocasión. Siempre en vano. Pero el tope máximo de descontrol llega cuando decide, junto a su ya exesposa, internar a Pedro una y otra vez en clínicas de rehabilitación. Cada internamiento corroe lo poco que quedaba de la unión familiar.
Aunque este es un monumental retrato de los vínculos padre-hijo en un contexto de decadencia social, “DOM” también se sostiene en la diversidad de sus personajes secundarios. Mujeres que aprovechan sus atributos físicos para cometer delitos, habitantes de las favelas que no pueden encontrar la forma de escapar de su círculo de pobreza, policías corruptos, pequeños traficantes de drogas con arranques de bondad, etc.
Los sucesivos intentos de la familia de Dom por encarrilarlo pueden resultar algo monótonos, pero en el fondo todo cumple un objetivo mayor: evidenciar cuán cuesta arriba resulta superar una adicción. No se trata, pues, solo de cumplir internamiento por varios meses y “recibir el alta” para luego volver a casa con los tuyos. Bien lo dice el protagonista en un momento caminando solo frente a la playa, una noche después de recuperar su libertad: “Es difícil volver”.
EL VEREDICTO
¿Qué hace de “DOM” una serie que merece la pena? Su capacidad para describir notablemente cada una de las etapas de su protagonista hasta el día final. Los actores que interpretan a Pedro en su versión de niño, adolescente y adulto mantienen un desempeño innegablemente parejo, facilitando así que los televidentes sientan algo clave: empatía.
Por último, será difícil encontrar en otra serie que tenga al flagelo de la droga como marco principal una narrativa tan delicada y personal como la que presenta “DOM”. Solo un padre escribiendo en una laptop la historia de cómo va perdiendo la esperanza en su hijo adicto es capaz de expulsar de lo más profundo frases como las siguientes: “tu hijo te puede convertir en héroe con solo tres palabras: te quiero, papá”, “Quería salvar al país, y no pude salvar a mi propio hijo”, o “el amor no es suficiente. Nadie puede huir de su destino”.
LA FICHA:
Sinopsis: Dom cuenta la historia de Pedro, un atractivo chico de clase media de Río de Janeiro, que es involucrado a la cocaína en su adolescencia, poniéndolo en el camino para convertirse en el líder de una banda criminal que está presente en las noticias de inicios de los 2000: Pedro Dom. Una combinación de acción, aventura y drama, Dom también sigue al padre de Pedro, Víctor Dantas, quien en su juventud hizo un descubrimiento en el fondo del mar, lo reportó a la policía y terminó uniéndose a ellos. La serie muestra el camino de padre e hijo, viviendo vidas opuestas, a menudo complementándose mientras ambos enfrentan situaciones que nublan los límites entre el bien y el mal.
Plataforma: Prime Video.
Temporada: 1 (8 capítulos)
Duración: 1 hora por capítulo (aproximadamente)
Clasificación: +18.
Calificación: ★★★★.
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