“Yago, pasión morena”, la historia escrita por los argentinos Claudia Piñeyro y Ricardo Rodríguez, está en la lista de primeros pasos en la carrera de la Gianella Neyra, a sus 24 años, cuando decidió ir a vivir a Argentina para experimentar la actuación en otros mercados. Ya pasaron 20 años desde su estreno en Telefe Televisión y la actriz recuerda con cariño ‘el cuento de Tarzán’ que le hizo reír mucho hasta el dolor en aquella época de rodaje.
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Tras hacer varios roles junto a Iguana Producciones, Neyra desarrolló su carrera fuera de Perú. Obtuvo papeles breves en telenovelas latinas, como ‘Amantes de Luna Llena’ en Venezuela, pero la argentina ‘Yago, pasión morena’ era razón para que por primera vez se aventurara a vivir y trabajar en otro país.
“Los primeros 15 días de la novela filmamos en Iguazú y creo que esa naturaleza tan potente con cosas que no puedes controlar, estar allá, que era una cosa tan extraña para una novela, porque las novelas siempre se graban en un estudio, pues hace que el equipo se haya unido muchísimo. Éramos todos contra la naturaleza. Disfrutamos muchísimo hacer ‘Yago’, y siempre tuve la suerte de tener un compañero tremendamente generoso en escena y en la prensa. Creo que si no me hubiera tocado un compañero tan generoso, la hubiera pasado muy mal”, recordaba la actriz peruana, Gianella Neyra, quien era Morena, la protagonista del drama romántico argentino junto a Facundo Arana (Yago).
Aunque no era un cuento de Disney, sí estaba lleno de comedia. Narraba la historia de una mujer peruana autosuficiente e independiente económicamente, Morena, que llegó como turista a Argentina y durante su visitas a las Cataratas de Iguazú, se encontró con un hombre que había sido educado por su supuesto padre en un ambiente salvaje. Al ver que las diferencias culturales eran distintas, ella regresa a Buenos Aires y consigue un buen trabajo, mientras que él se entera, en medio de la jungla, que era adoptado y va a la capital argentina en busca de su familia real. Ellos se vuelven a encontrar y comienza uno de los romances más recordado por el público argentino.
“Facundo amaba ese personaje. Estábamos en las Cataratas de Iguazú, impresionantes, y ahí todo es barro colorado medio rojo, pero él se tiraba y se embarraba. El personaje era salvaje y quería hacerlo más salvaje todavía. Era su fantasía absoluta. Era como un niño jugando en la selva, jugando a ser Tarzán y él quería grabar sus propias escenas sin dobles. Algunas lo dejaban, otras no”, la memoria de Gianella Neyra le produce unas cuantas sonrisas mientras recuerda las escenas.
TRES ANÉCDOTAS QUE NO SABÍAS
La primera. Durante una grabación de los primeros capítulos de “Yago, pasión morena”, Gianella Neyra debía hacer una escena donde tenía que quedar atrapada en una bolsa de cuerdas, pero tanto tiempo dentro no le trajo buenos reflejos. “A mí también me colgaron en una trampa de animales con cuerdas, tuve que grabar no sé durante cuántas horas trepada ahí en plenos árboles en la selva”, dijo Neyra.
La segunda. Las Cataratas de Iguazú no se las recomiendan a los friolentos y menos a Gianella Neyra, que no podía ni pronunciar sus líneas en pleno rodaje. “Congeladísima. Me tuvieron que cargar y yo no podía hablar. Estaba pegada al costado del fuego para poder seguir haciendo las escenas, porque tiritaba y estaba morada”, recordó Neyra.
La tercera. Aunque nunca tuvo un accidente en medio de la jungla argentina, como sí lo experimentó su compañero Facundo Arana, Gianella Neyra recuerdo cuánto disfrutaba de los espacios de ocio entre sus colegas de la producción. “En el hotel con bungalows, había un bailarín profesional, y yo amo bailar. En las noches, venía este grupo que tocaba rock and roll y yo era la más feliz dando 450 vuelas por los aires sin zapatos. De repente tomo asiento y empiezo a sentir que los pies me quemaban. En la parte del apoyo del pie, en cada pie, tenía ampollas gigantes. El hueso había hecho herida de tanto hacer fricción con el piso y me tuvieron que vendar. Tenía que trepar estas montañas en medio de la selva, subir, bajar, hacer todas estas cosas físicas y caminaba en mis talones. Los actores me cargaban al caballito para llegar hasta la locación”.
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