Hace pocos días, la sorpresiva separación de los mediáticos Isabel Preysler (71) y el nobel peruano Mario Vargas Llosa (86) puso sobre la mesa el tema del amor y la ruptura en los adultos mayores, donde no faltaron los comentarios críticos y cuestionadores en las redes sociales debido a sus edades. ¿Acaso el deseo se termina en la tercera edad, así como la posibilidad de encontrar un nuevo amor?
Series como la conmovedora y genial Grace and Frankie o la divertida película “Alguien tiene que ceder” dibujan en clave de humor las dinámicas sexuales, emocionales y sociales de adultos mayores, evidenciando un panorama pocas veces abordado. Lamentablemente, muchos prejuicios, mitos y tabúes nublan la realidad y crean una distancia infinita entre ellos y la sociedad.
“Una de las primeras ideas que se tiene es que las personas adultas mayores no tienen deseo ni pasión, lo cual es absolutamente falso. La capacidad para enamorarse y sentir no se pierde, ni a nivel emocional ni de los placeres sexuales que el cuerpo pueda experimentar. El problema es que la gente, por lo general, asocia la sexualidad con la relación coital, cuando la sexualidad es mucho más amplia”, nos dice la psicóloga clínica y educacional Rachel Watson. La sexualidad también es la intimidad que crean las caricias, los besos y el cuidado mutuo.
No se puede negar que los espacios de interacción entre personas mayores se ven reducidos en comparación con los jóvenes. En la actualidad, suelen conocerse a través de amistades, cursos, talleres o en la convivencia dentro de casas de reposo. Sin embargo, los aplicativos para citas han encontrado en ellos un nicho importante.
¿Tenemos una cita?
Ourtime, por ejemplo, es considerada el Tinder de las personas mayores en España. En nuestro país, apps como Bumble y Finally —o el mismísimo Tinder— incluyen en su filtro de edades rangos superiores a los 60 años, por lo que conocer gente y tener citas por aplicativo es una posibilidad, pero, como en cualquier situación relacionada con la intimidad en redes sociales, se debe estar alerta ante posibles estafadores o suplantadores.
Para Watson, es importante señalar que “las relaciones amorosas en esta etapa pueden ser muy sólidas porque son una alternativa frente a la soledad. Cuando los adultos mayores establecen una nueva relación, quieren darse una nueva oportunidad para vivir el amor. Por lo general, suelen ser viudos, viudas o estar separados, pero hay casos de personas que permanecieron solteras y que se casan en este periodo de la vida”.
¿Es más fácil sobrellevar el amor y la ruptura para los adultos mayores? Claro que no: “Cada uno tiene sus propios hábitos. No es idílico, hay dificultades y choques de caracteres que provocan rupturas”, agrega Watson. “Otros mantienen una relación de enamorados y cada uno vive en su casa”. Ni los años ni la experiencia socavan las emociones y una persona mayor de 60 puede sufrir una ruptura tal como la lloró en su adolescencia.
Amor: pócima para la buena salud
Sin embargo, enamorarse en la tercera edad viene con muchos beneficios: “Compañía, ilusión, alegría, apoyo mutuo, compañerismo. Es muy positivo. Incluso, se ha encontrado que tener una pareja en la adultez mayor puede ayudar a mejorar la calidad de vida, puede ser revitalizador y combatir la demencia senil porque mantiene a la persona más activa, más conectada con un otro y con el mundo”, afirma la psicóloga clínica.
En cuanto al papel de los hijos, Rachel Watson aconseja que intervengan solo cuando el papá o la mamá se encuentre en un estado vulnerable o de peligro; por lo demás, se debe respetar los sentimientos y las decisiones de los padres, sin críticas ni burlas.
Si tenemos la oportunidad de escuchar a un adulto mayor, hay que normalizar el hablar de una nueva ilusión —o sus posibles matches en Tinder—, aconsejarlos y así garantizarles una vida plena y feliz.
- Sobre el duelo por la ruptura, tener en cuenta que la intensidad del dolor va a depender del tiempo que pasaron juntos y la forma de la separación.
- Asimismo, se manifiesta en etapas: “Primero, si está en shock, hay que ayudarlo a procesar. Luego, viene una etapa de confusión e ira porque no se logró el objetivo de estar bien con la pareja. Después, tristeza y depresión. Poco a poco habrá aceptación y seguirá viviendo como antes o con un nuevo enfoque”, indica Rachel Watson.
- Se debe entender que no todos pasan por el mismo proceso. Algunos llevan bien la ruptura, dependiendo de sus aprendizajes en experiencias pasadas.
- No siempre prefieren volver a tener una relación. Hay quienes se dedican a disfrutar de sus nietos o de alguna actividad que antes no podía realizar. En todos los casos, la familia debe ser comprensiva, escuchar y acompañar sus sentimientos y emociones.
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