¿Qué cocinaría hoy Teresa? Quizá una cremita de verduras, algún plato con quinua -ingrediente que usaba en sus programas, incluso cuando no era popular- o un rico puré. La mujer más transcendental en la historia de la gastronomía peruana supo darnos lecciones desde el comienzo, quizá sin haberlo planeado. Teresa Ocampo (Cusco, 1931) empezó su carrera dictando clases privadas para mujeres, en las décadas del cincuenta y sesenta. Fue maestra, pero jamás hubiese podido sospechar cuál sería su destino: terminaría enseñándole a cocinar a todo un país.
Ocampo fue la primera peruana en egresar del Cordon Bleu parisino, donde se formó siendo bastante joven (cuenta la leyenda que sus padres la enviaron a París para que se olvide de un antiguo novio). Poseía la técnica y la chispa: así aterrizó, más adelante en su vida, en la pantalla chica. Los peruanos aprendimos junto a ella a armar el menú diario en una época en la que la cocina ni estaba de moda, ni era necesariamente democrática. A su estilo, acercó guisos, sopas y arroces a una sociedad fragmentada, ajena entre sí.
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También escribió la primera edición del libro de cocina más vendido y plagiado de nuestra historia (publicado bajo la marca Nicolini) y se hizo de todos los honores posibles en el rubro, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. En 1988 se retiró de la televisión -uno de los motivos de su salida fue la escasez durante el primer gobierno de Alan García; no pudo conservar a sus auspiciadores y se negaba a recomendar productos que no estaban en el mercado- y se estableció en Dallas para estar cerca a su familia. A pesar de la distancia, nunca se desconectó de la gastronomía peruana ni de lo que ocurría en el país que la vio nacer.
Su rol como precursora culinaria trasciende, no obstante, programas o publicaciones. Teresa Ocampo fue una de las fundadoras la Asociación Peruana de Gastronomía, en 1987 (Apega) y una de las primeras figuras en hacer demostraciones de comida peruana en el extranjero. A mediados del 2000 El Comercio publicó una coleccionable de cocina casera con sus recetas, que marcó un hito en la época. “He dado muchos consejos de cocina durante treinta años y me encanta hacerlo. Pero, a veces, es demasiado”, decía frente a la cámara una preocupada Teresa, aún de pelo cobrizo -con esa voz suavecita, pero firme, que la sigue caracterizando- en el recordado comercial que sirvió para promocionarlo. “Recetas fáciles de hacer, bien explicadas, para que no tengan ninguna duda”, finalizaba entonces. Aquella consigna la ha caracterizado desde el comienzo, y es un legado que hoy sus hijos buscan continuar.
En 2018 Teresa Ocampo regresó al Perú tras dos décadas de ausencia. Hoy pasa sus días cuidada en una casa de reposo, y se le enciende la sonrisa cada vez que ve a sus hijos, nietos, bisnietos y personas queridas -como su asistente Bertha, quien la ayudó durante años en sus programas- o cuando le llevan mariachis, sus favoritos. Sus hijos alistan dos proyectos editoriales para el 2021: “Teresa Ocampo. 200 años de recetas, vocación y linaje culinarios” -obra se está desarrollando con la Universidad Le Cordon Bleu en el marco del Bicentenario del Perú- es un recorrido histórico a través de recetarios domésticos de la familia de Teresa datados desde 1828, en el que mujer, cocina y cultura se exponen como pilares de una tradición nacional vigente hasta hoy; y “Teresa Ocampo. Mi recetario de la A a la Z”, un compendio de 1001 recetas de cocina casera seleccionadas de su vasta obra editorial para celebrar sus 90 años de vida.
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“¿Cómo podemos hacer para seguir enamorándonos de la gastronomía?”, le preguntamos en Somos en 2016. “Fácil. Cuando está rica la sazón, cuando el plato está como debe ser, no hay cosa más agradable que una mesa con toda la familia”, nos respondió entonces. De todas las recetas que nos regaló Teresa Ocampo, la más importante siempre ha sido la sencillez.