Su labor es silenciosa pero trascendental. Ciertos días de la semana, el joven Noé Huaraca Charca se introduce en la jungla para colocar unas redes muy finas que suelen atrapar diversas especies de aves.
Su propósito es anillarlas para luego obtener información científica. Por ejemplo, estimación de los parámetros demográficos, determinación de la dinámica de poblaciones, estudios que dibujan un mapa del estado de las especies.
MIRA TAMBIÉN: Jaime Pesaque: “La comida y el fútbol nos unen como país”
Para ver su trabajo, salimos de madrugada desde el hotel Inkaterra Reserva Amazónica, hasta el Inkaterra Guides Field Station, un centro de investigación y albergue a solo quince minutos por el río Madre de Dios. La experiencia de pisar la selva virgen bajo la sombra de árboles gigantescos es única.
A unos 500 metros divisamos a Noé, que nos esperaba en la penumbra boscosa para recoger las primeras aves atrapadas en redes tan finas que los pájaros no sufren el menor daño.
Noé es un apasionado de la naturaleza. Lo habíamos conocido el día anterior, cuando nos mostró el Canopy Inkaterra Walkway, una red de puentes colgantes sobre las copas de los árboles que van a dar a una exclusiva casita para novios construida también encima de las ramas.
Actualmente, Noé está encargado del Programa de Monitoreo de Aves en Inkaterra Asociación y dirige la Estación de Anillamiento.
El anillamiento es un método de estudio que se basa en marcar aves de forma individual, aplicando anillos de aluminio.
Estos llevan un código que remite con dígitos las siglas de la organización que procesa los datos, siglas del país y números correlativos, según talla de anillo.
Este manejo requiere de personas capacitadas en técnicas de captura de las aves, para evitar daño alguno durante el proceso de evaluación. Además, se debe tener la habilidad de identificar las diferentes especies de aves.
“Tener un ave en mano nos da la oportunidad de conseguir un gran número de datos relacionados con su biometría (longitud del ala, tarso, del pico, etc.) de su fisiografía (estado reproductivo, grasa, peso y muda), incluso de su estado sanitario, parásitos, enfermedades, lesiones, etc.”, señala el joven egresado de la carrera de Ecoturismo.
COMPARTE: Foro Cusqueñísima: esfuerzo, trabajo y unión para conservar la tradición gastronómica más milenaria del país
Pero Noé va más allá. Gracias a sus habilidades artísticas, empezó a incursionar en la ilustración científica. Sus dibujos no solo deben tener expresión artística, sino precisión en los detalles. Si bien Noé descubrió su talento por el dibujo en el colegio, llevar un curso de ornitología en el Laboratorio de Ornitología de Cornell fue el detonante de una pasión. Las prácticas en campo le sirvieron para definir las formas de especies que desconocía. La ilustración científica es anterior a la fotografía, fue la primera herramienta para el estudio de la fauna y permite revelar, con mayor precisión, las características de especies que no siempre se dejan capturar en una instantánea. Trabajar en una estación de anidamiento también le permitió contemplar de cerca la morfología de diversas familias de aves.
ctualmente demora tres días en completar una de sus hermosas obras de arte. “Intento que sean lo más reales posible”, señala este joven de 36 años, natural de Puerto Maldonado. Gracias a su constante capacitación, Noé ahora es un maestro de esta técnica, y orgullo de Inkaterra. //
TE PUEDE INTERESAR
- Jaime Pesaque: “La comida y el fútbol nos unen como país
- Royal Caribbean: así es la experiencia de viajar en un crucero de lujo en tiempos pospandémicos
- La historia poco conocida de la primera selección de fútbol femenino, contada por sus protagonistas
- Verano 2023: oferta, precios y alternativas de casa de playa para esta temporada pospandémica
Contenido Sugerido
Contenido GEC