Coleccionista, Sagitario pero sobre todo, hincha de Alianza Lima, Miguel Ángel Melgar es uno de esos silenciosos personajes que existen en redes sociales bajo un manto de misticismo: parece haber estado en todos los capítulos legendarios de su equipo, cuando apenas era un niño o incluso más allá, antes de que sus padres se enamoraran. Pero es real. Es el don de la ubicuidad. En su foto de perfil de Facebook aparece con una camiseta de la brasileña Penalty que es, apenas, un guiño a la antología que conserva en su cuenta pública en la misma red social, llamada sin eufemismos, Colección Alianza Lima Miguel Melgar.
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En su WhatsApp es aún más aliancista: Miguel Ángel Melgar tiene una camiseta original de Los Potrillos, esas estampitas que se invocan en Matute cada diciembre.
Pero antes de este hobbie/trabajo/obsesión, Melgar fue un niño: a los 11 años le llamaron la atención las monedas y billetes antiguos. La numismática. En esos años, los 80, los intis solo servían como juguete para Monopolio. Luego, cuando tuvo alguna propina, empezó la colección de cds y vinilos. “Se nace coleccionista”, dice, como quien ha sido elegido por Dios. Con esa fe.
—¿Cómo empezó tu afición por las camisetas? ¿Es afición? ¿Hobbie? ¿Trabajo?
—En el año 2010 tome la decisión de emprender esta aventura. Y fue la buena actuación de Alianza en la Copa Libertadores de ese año que termino por decidirme. Antes de eso era como un hincha más que compraba su camiseta de tienda todos los años. Yo diría que a estas alturas son las tres cosas. Nace de mi afición a Alianza Lima, a su historia, a sus jugadores históricos, a sus colores. Al comienzo era un hobbie que disfrutaba en mis ratos libres pero rápidamente sentí la necesidad de dedicarle más tiempo para conseguir cada camiseta, para conservarla, para investigar acerca de ella, su procedencia, a quién le perteneció, de qué partido fue, de qué material estaba hecha.
—¿Una obsesión?
—Yo creo que sí, je. Cuando comienzan a llegar camisetas impresionantes que son verdaderas joyas empieza una locura que me ha acompañado los últimos 12 años. Y de hecho se convirtió en un trabajo paralelo por el tiempo que le dedico y también porque en ese afán de buscar camisetas por ahí que siempre caen repetidas o de otros equipos que fácil las puedo negociar y obtener una rentabilidad ya sea para financiar otras camisetas de Alianza o por ejemplo para salir a almorzar con mi familia a un buen restaurante.
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En su casa en San Juan de Miraflores ha acondicionado, como quien va a recibir unas piezas de diseñador, estantería suficiente para colocar las 450 camisetas aliancistas que completan su colección privada. Es un poco herencia de sus estudios en el disciplinado colegio FAP Manuel Polo Jiménez, también de los rigores de su actual trabajo, Seaboard Overseas Perú S.A.
—¿Cuáles son tus cinco piezas más queridas?
—Mira, por ahora lo dejo en solo cuatro piezas. Siempre dejo abierta la posibilidad de conseguir algunas camisetas muy especiales que con paciencia seguro llegarán.
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—¿Cómo las conseguiste?
—Diría que el primer lugar lo tiene una Player de 1969-1972, una camiseta de hilo y número blanco, que le perteneció a Luis Ivaldi, un paraguayo que jugo en Alianza Lima por aquellos años. La camiseta la conseguí en el 2016 gracias a un amigo coleccionista del Olimpia. Recuerdo que esa mañana estaba en mi trabajo. De vez en cuando chequeaba el Facebook para ver qué había. Esa mañana encontré un mensaje acompañado de unas fotos de la camiseta. La habían conseguido de este jugador junto a camisetas de otros equipos en donde también había jugado. Obviamente después de eso ya no pude trabajar tranquilo, dejé todo y me puse a investigar rápidamente por mi cuenta acerca del jugador y la camiseta. Yo nunca había visto con claridad una camiseta así, solo en fotos borrosas de revistas antiguas o en Internet. Fueron días de negociaciones en donde cualquier cosa pudo pasar, pero al final llegamos a un acuerdo y concretamos.
El segundo lugar lo tiene la Puma (en realidad, de fabricación Andinas) manga larga de 1987. Esa lo conseguí a través de otro amigo coleccionista de Brasil a comienzos de este año. También la tuve que repatriar. Le había pertenecido a Arturo Guadalupe, uno de los 7 sobrevivientes de la tragedia del Fokker. Uno de los 7 que por varios motivos no viajaron y se salvaron. Fue un sueño y una satisfacción personal conseguir esa camiseta Puma por todo lo que representa a mi generación. Una generación marcada por la tragedia de Los Potrillos.
El tercer lugar se lo lleva la Marathon alterna de Copa Libertadores 2010. La famosa cruzada. Porque fue la primera con la que empezó todo. La primera de la colección. Es una manga larga número 10 que fue preparada para ser usada en el primer partido de la Copa ante Bolívar. No se llegó a usar porque salieron a jugar con la manga corta. Le perteneció a Alexander Wally Sánchez y conseguirla fue mi primer reto. Yo trabajaba en San Isidro, por el Centro Comercial Camino Real. Unos meses antes habían inaugurado una exclusiva tienda deportiva a una cuadra de mi trabajo. Todos los días pasaba por ahí para dirigirme a la oficina. Esa mañana sin embargo algo había fuera de lo común. Dentro de la tienda había una camiseta en exhibición, lo que obligo a detenerme para contemplarla. Desde ese momento me propuse tenerla. En la tarde a la hora del almuerzo corrí a la tienda. Y ahí estaba la camiseta en un maniquí. No estaba a la venta. No había forma de que la vendan porque había sido prestada a la tienda para exhibición por una persona allegada al Club. Al día siguiente regresé nuevamente para intentar comprarla pero nada. Pero a la tercera era la vencida. Ese día llegué a la tienda aprovechando la hora del almuerzo y solo estaba un vendedor. Ahí comenzó mi primera negociación. El vendedor me explicaba —una vez más— que era imposible que la vendan, entonces le dije en todo caso cuánto podría costar una camiseta así. Me dio una cifra y en una le puse el billete en la mesa. Me miró asombrado, miraba los billetes, no sabía qué hacer, pero ya le había sembrado la duda. En ese momento llamó al Administrador de la tienda Antonio Bernal (que después se convirtió en mi amigo) para consultarle sobre la posibilidad de la venta pero para piña no le respondía el Nextel. Entonces volví al ataque, le entregué al vendedor el dinero en sus manos y listo me llevé la camiseta. No regresé ni me acerqué por la tienda en varios días. Después me enteré que el dueño había dado el grito al cielo cuando se enteró que la camiseta la habían vendido, jajaja.
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Y luego está una camiseta muy especial que se usó en un partido amistoso contra Independiente de Argentina el 17 de diciembre de 1987, 9 días después de la tragedia, cuando el mar de Ventanilla aún seguía sacando los cuerpos de varios jugadores. Era un doblete que se jugó en Matute para recaudar fondos para los familiares de los fallecidos del accidente. Contemplar esa camiseta hace recordar ese largo minuto de silencio antes del partido pero también la esperanza, el renacer del equipo ante esas circunstancias. La camiseta tiene el sponsor Nike pero no tiene marca, aunque tiene rastros de haber tenido una etiqueta, quizás Player, quizás Guille o Andinas, aún conserva el crespón negro del duelo en una de las mangas y le perteneció al jugador Jorge Cordero que vino de Unión Huaral para reforzar al equipo. Fue gracias a mi amigo Peter Egacila, reconocido coleccionista, quien me facilitó la camiseta hace unos años.
Miguel Ángel Melgar se refiere a la indumentaria que Teófilo Cubillas consiguió traer para Alianza Lima, a los días de la tragedia del Fokker. Modelos parecidos se usaron para su despedida oficial del fútbol, el 16 de Abril de 1986 (1).
Los coleccionistas son los curadores modernos de la historia. En este caso, del fútbol.
(1) La estrellas internacionales que, bajo el nombre de Resto de América jugaron contra Alianza Lima ese amistoso fueron Roberto Cóndor Rojas (Chile), P. Murray (EE.UU), Elías Figueroa (Chile), Atilio Ancheta (Uruguay), Carlos Loco Enrique (Argentina), Marco Antonio (Brasil), Paulo César (Brasil), Juan Ramón Carrasco (Uruguay), Gil (Brasil), Carlos Caszely (Chile), Jorge Villazán (Uruguay), Suplentes : Pedro Antonio Zape (Colombia), Víctor Hurtado Ladrón de Guevara (Perú), Rino Giordano (Argentina), Juan Carlos Cabanillas (Perú). El técnico fue Waldir Pereyra, Didí.
AQUÍ PUEDES VISITAR EL MUSEO VIRTUAL:
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Aquella vez, tras la tragedia del Fókker, fue la primera vez que la marca deportiva más valiosa e influyente del mundo vistió a un club de fútbol en el Perú. Cuatro años antes —explica el sitio Arkiv Perú— “las zapatillas Nike fueron lanzadas oficialmente en el mercado, cuando se comenzaron a vender en las cadenas y tiendas Sears, Far West, Roller West y Oechsle”. Nike, nombre de la diosa de la victoria en la mitología griega, eligió al más exitoso futbolista nacido en estas tierras y al barrio que mejor resumía su significado, para hacer su estreno masivo, a nivel nacional.
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Tres piezas de la selección personal de Miguel Ángel Melgar se ven en los estantes donde hoy descansa su colección: la camiseta de arquero en color rojo y ribete claro, el buzo blanco de concentración y la casaquilla blanquiazul de juego, que usaron esa noche ante Independiente, entre otros, José Caíco Gonzáles Ganoza, Jaime Duarte, José Casanova, Franco Navarro, Luis Escobar y nada menos que el Capitán de América, Héctor Chumpitaz. La camiseta, con la marca Nike a la derecha del pecho, el logo de AeroPerú en los brazos, y la inscripción Nene con la fecha en inglés —April 16, 1986— es uno de esos extraños objetos que explican la religiosidad de los pueblos. Como los avistamientos de ovnis, hay que verlos para creer que la vida fuera de la Tierra también es posible.
—¿Cómo podemos ver tu nuevo museo?
—El museo es un proyecto que se fue dando en la medida de la necesidad por cuidar y conservar las camisetas. Y también cuando el tema del espacio se convirtió en un problema. Por la cantidad de camisetas que tengo, unas 450, estas las tenía en cajones o en maletas, por lo tanto no estaban bien almacenadas y se requería de un lugar adecuado. Felizmente este año pude cumplir mi sueño al implementar dicho espacio en donde por fin las camisetas se pueden conservar, apreciar y compartir. El museo está ubicado en mi casa, en San Juan de Miraflores, y lo pueden visitar cuando gusten. Es cuestión de coordinar el día, la hora y listo.
Un regalo de Navidad para aliancistas.
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