Alicia Rojas Sánchez

“¿Los peruanos somos feos o exóticos?”, preguntaba Jota en agosto, en un reel que publicó en Instagram. Pero el objetivo era provocar una reflexión más retórica: ¿qué hay detrás de nuestra idea de belleza? Este ejercicio de interpelación no es sencillo, pero sí necesario. José Miguel Vidal -Jota- es antropólogo visual y un docente universitario que decidió abrir las puertas del aula para ‘salir’ a las redes sociales a plantear este tipo de preguntas.

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Vidal es académico y su incursión en redes fue producto de la paradoja. Estaba saturado de las redes sociales y lo “políticamente correcto” que posteaba su círculo de contactos. Fue así que, antes de la pandemia, el 2019, cerró su cuenta de Facebook y estuvo alejado de estas interacciones. Pero dos años después las cosas cambiaron. “Fue viendo a youtubers que dije: puedo hacer algo así, pero tengo que volver a las redes sociales. No tenía Instagram, tuve TikTok antes”. Así empezó “.

En fácil

Bajar al llano conceptos como la exotización y el colonialismo no es cosa fácil. Jota cuenta que una de las tareas es, precisamente, usar su expertise académica para explicar prácticas sociales que han sido normalizadas. Explicar el porqué de miradas racistas que persisten en nuestra sociedad en espacios tan cotidianos como la música, las tradiciones o la política peruana. Pero hacer esto con aquello que quizás es lo más escaso en redes: opinar con fundamentos.

Por ejemplo, en octubre Vidal publicó un reel en el que confrontaba los modos de representación de los afroperuanos y sus prácticas culturales poniendo en evidencia elementos encontrados en colegios. Su contenido genera una serie de reacciones en su audiencia, que no es poca. En TikTok Jota tiene más de 39 mil seguidores, y en Instagram una comunidad de más de 5 mil, por ser una red social a la que ingresó posteriormente.

Esta incidencia es también uno de los objetivos de Jota, sobre todo en un contexto en el que el racismo está aún muy arraigado. “Siento que el racismo es el oxígeno social en el que están sostenidas muchas estructuras en el Perú. Es difícil reconocerlo porque es el aire que respiras”, reflexiona Vidal. Esta incisión para generar lo que denomina consciencia antirracista no es sencilla ni rápida. Pero continuar con esta visibilización es importante. “No veo la luz al final del túnel de cómo cambiar esto, pero sí siento que por lo menos colocando estos temas sí veo en algunas personas alguna reacción y actitud de escucha”, añade Jota.

Pero Vidal también aborda hechos vinculados a la desigualdad de género y social, temas que aún se encuentran en la periferia de las redes sociales y del streaming. Aunque sí hay una necesidad de escucha al respecto, para lo cual Jota tiene “cosas que decir”.

En las aulas y en TikTok

El diagnóstico de Vidal es que no solo ha existido silencio académico alrededor de lo afroperuano, sino que esto también se refleja en otros espacios masivos. “Y después de un tiempo me di cuenta que ok, está bien [enseñarlo], pero quiero llegar a más gente afroperuana. Si me muevo solo enseñando en espacios de privilegio no voy a hacerlo”, relata el docente.

En este replanteamiento fue que empezó a planificar el contenido que quería empezar a difundir. , con seis videos de una duración de 15 minutos, pero esta idea la fue recalibrando porque no era sostenible. Entonces fue el momento de probar TikTok. De otro lado, Instagram es una red que le permite también comunicarse con más personas que lo contactan directamente.

Aunque es un punto a favor poder comunicarse con más personas a través de Un pedacito de la historia nuestra, es inevitable que en esa interacción lleguen comentarios resistentes, sobre todo desde cuentas anónimas. “Pero no es un aula, entonces he tenido que aprender que yo estoy buscando enseñar, pero mi audiencia no son alumnos. Entonces es más heterogéneo. He tenido también que aprender a lidiar con la forma en que reaccionan a los videos”, detalló Jota.

Jota
Jota

Activismo

La meta de Jota es que su contenido, incluso en espacios masivos como las redes sociales, llegue a otros públicos que no están necesariamente inmersos en la comunidad afroperuana o activismo. Esta es aún una tarea pendiente para Jota. “Yo no siento todavía que llegue a las familias afroperuanas en general, por ahí algunas personas. Pero siento que todavía hay una élite que participa de estos temas y de alguna manera está sensibilizada en torno al racismo”, cuenta.

En este espacio de activismo afroperauano, Jota admira proyectos como los de Natalia Barrera y Ana Lucía Mosquera, quienes previamente emprendieron esfuerzos similares a los de Vidal.

La comunidad de seguidores de Un pedacito de la historia nuestra sigue creciendo. En este punto a Jota le ha sorprendido -y alegrado- las empatía de su comunidad para seguir creando contenido.

Hay una lista de pendientes. Pero lo personal es político y eso es algo asumido por Jota, quien a esta hora ya está ideando su siguiente publicación.

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