Para un médico, la sola idea de que la gente mantenga las ventanas cerradas “hace que su cabeza explote de ira”.
Por su parte, un destacado ingeniero dice que avergüenza a su familia en los restaurantes cuando trata de que entre aire fresco.
Ambos son parte de un creciente grupo de expertos preocupados por cómo el coronavirus puede acumularse en habitaciones mal ventiladas.
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Su mensaje es que las autoridades deben enfatizar la importancia del aire exterior.
¿Cuál es el problema?
Según el médico Eilir Hughes, que dirige un centro de salud en el norte de Gales, el eslogan del gobierno de Reino Unido “manos, espacio, cara” no tiene suficiente alcance.
El eslogan aparece en el atril que utiliza el primer ministro Boris Johnson en las sesiones informativas, lo que le da un protagonismo masivo.
Pero Hughes, que se ha hecho conocido como “Dr. Aire Fresco” por su campaña sobre el tema, cree que debería decir “manos, espacio, cara, reemplazar”.
Hughes dice que reemplazar el aire viciado en una habitación con aire fresco del exterior puede reducir enormemente las posibilidades de que las personas se infecten.
El doctor Hughes dice que su mensaje ha llamado la atención.
“Le digo a la gente: ‘Regala aire fresco esta Navidad’”.
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¿Qué dice la ciencia?
Al comienzo de la pandemia, las autoridades se centraron en lo que se suponía eran las vías de infección más probables.
Una es el riesgo de tocar una superficie contaminada, de ahí la recomendación de lavarse las manos frecuentemente.
La otra es recibir gotas que se producen cuando alguien cercano tose o estornuda, lo que llevó a la regla de los dos metros de distanciamiento social y el uso de mascarillas.
Pero la posibilidad de una tercera vía de transmisión, a través de pequeñas partículas de virus conocidas como aerosoles que permanecen en el aire, ahora también se acepta ampliamente.
Esta vía de contagio fue reconocida por asesores del gobierno de Reino Unido a principios de este año y, luego, por la Organización Mundial de la Salud.
Las autoridades estadounidenses incluso han ido más allá, al decir que se cree que la inhalación de gotitas y aerosoles “es la principal vía de propagación del virus”.
Ante ese riesgo, el lavado de manos, el distanciamiento social y el uso de máscaras no son garantía de protección.
¿Las ventanas abiertas realmente marcan la diferencia?
Shaun Fitzgerald, profesor de la Real Academia de Ingeniería en la Universidad de Cambridge, está convencido de que sí, y ha convertido en una misión personal mejorar la ventilación siempre que pueda.
Eso incluye intentar abrir ventanas que han sido selladas o que no han recibido mantenimiento durante años.
“Me niego a estar en un lugar que no esté bien ventilado”, dice.
Según el doctor Fitzgerald, la investigaciones muestran que un buen suministro de aire fresco para diluir y dispersar el virus puede reducir el riesgo de infección entre un 70% y 80%.
Fitzgerald apoya los mensajes sobre el lavado de manos, el distanciamiento social y cubrirse la cara, pero dice que el aire fresco “siempre es el cuarto en la lista o, a menudo, no existe”.
“Mi mayor preocupación es que con la nueva cepa del virus sabemos que mantener los aerosoles a un nivel bajo será aún más importante y eso significa mantener adecuadamente ventilados los lugares”, dice el experto.
¿Cuáles son los peligros?
Fitzgerald señala una investigación reciente en un restaurante en Corea del Sur que destacó hasta qué punto el virus puede propagarse en interiores.
Con la ayuda del rastreo de contactos y cámaras, los científicos pudieron establecer cómo un comensal pudo infectar a otros dos a pesar de que uno estaba a más de cuatro metros de distancia y el otro a más de 6 metros.
A pesar de que los tres solo estuvieron en la misma habitación por unos minutos, eso fue suficiente para que el aire acondicionado llevara el virus a distancias largas.
“Los aerosoles pueden viajar muchos metros una vez que están en el aire”, dice Fitzgerald.
“Dos metros de distancia no te dan seguridad, lo único que lo hace es una buena ventilación. Si hubieran abierto las ventanas de ese restaurante, eso bien podría haber cambiado las cosas”.
¿Hay que dejar entrar el frío?
El doctor Fitzgerald dice que no se trata de abrir de par en par todas las ventanas durante todo el día, sino de asegurarse de que haya una abertura suficiente para que entre aire fresco.
Y también abrigarse mejor.
“Recomendaría usar un suéter de lana en lugar de solo una blusa de manga corta.
“Pero eso es lo que deberíamos hacer de todos modos, para ahorrar en las facturas de calefacción y reducir nuestra demanda de energía, ya que todos ponemos nuestro granito de arena para combatir el cambio climático”, señala Fitzgerald.
Por su parte, el doctor Hughes dice que ventilar las habitaciones durante unos minutos varias veces al día no hará que se pierda mucho calor y sí mantendrá a las personas más seguras.
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