El 2019 cerrará con más de 66 mil nuevos casos de cáncer en el Perú, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), mientras que unas 33 mil personas perdieron la vida por alguna neoplasia en 2018.
Por ello, Edward T. Creagan, oncólogo de la sede de Mayo Clinic en Rochester (Minnesota), brinda consejos respecto a qué esperar y cómo afrontar el diagnóstico de cáncer.
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¿Qué se le podría aconsejar a alguien que acaba de recibir el diagnóstico de cáncer? La clave es informarse sobre los detalles del diagnóstico de cáncer, señala Creagan.
1. Averigua el nombre del cáncer, el tamaño y la ubicación, dónde se originó y si se ha propagado. Averigua si se lo considera un cáncer de crecimiento lento o agresivo.
2. Pregunta cuáles son las opciones de tratamiento disponibles, la tasa de éxito de cada tratamiento y qué efectos secundarios puedes esperar con cada uno. Sin esa información, no podrás entender con exactitud el problema ni saber qué esperar del tratamiento.
3. Cuenta con un acompañante. Ten presente que este es un momento de crisis personal y que probablemente no puedas retener nada de la información importante que te den.
Por ello, lleva un acompañante contigo; lleva a alguien confiable, que vele por tus intereses y que sea de tu agrado. Puede ser útil para ti contar con alguien que te ayude a ordenar la información.
¿Cuándo debes consultar con un especialista en el diagnóstico y el tratamiento del cáncer (oncólogo)? Esto depende del tipo de cáncer, del estadio y de las opciones de tratamiento existentes.
Hay muchos tipos diferentes de cáncer y no todos requieren un oncólogo. Por ejemplo, algunos tipos de cáncer pueden extirparse quirúrgicamente y casi no tienen probabilidad de recurrir, como el cáncer de células basales de la piel.
Ciertos tipos de cáncer los atienden mejor otros especialistas. Por ejemplo, los especialistas en tiroides tratan mejor determinados tumores tiroideos, porque atienden a pacientes con ese tipo de cáncer con mucha más frecuencia que los oncólogos.
En la gran mayoría de los casos de cáncer, lo que se recomienda es al menos consultar con un oncólogo para escuchar su opinión. Habla con el médico que sea el mejor especialista para tu tipo de cáncer.
¿Vale la pena buscar una segunda opinión después de un diagnóstico de cáncer? Siempre es razonable pedir una segunda opinión con un oncólogo.
Piensa en pedir una cita en un centro oncológico especializado. En Estados Unidos, esa institución puede ser una de las designadas en todo el país como centro oncológico por el Instituto Nacional del Cáncer. Esos centros, por lo general, pertenecen a una universidad o a un centro médico de mayor tamaño. En el Perú, la institución más importante es el INEN.
Si bien es razonable pedir una segunda opinión, no pierdas el tiempo visitando seis o siete centros oncológicos diferentes para ver a muchos médicos que probablemente te digan lo mismo. Si la primera y la segunda opinión son similares, probablemente no escuches nada diferente de los demás oncólogos.
¿Qué cualidades debería tener tu médico? Busca un médico que:
1. Sepa escuchar. Es importante encontrar un médico que escuche tus inquietudes, porque te será más fácil hacerle preguntas.
2. Pueda explicar. Quieres un médico que hable claro para que te explique en palabras comprensibles qué tienes, cuáles son las opciones de tratamiento y cuál es el pronóstico.
3. Sepa entender. Busca aquella cualidad difícil de encontrar de sintonía entre tú y el médico, porque deseas un médico que te entienda. Si no hay sintonía, busca otro médico, porque aunque ese profesional sea muy calificado, lo mejor será cambiarlo si no sientes afinidad con esa persona.
Haz que la relación con tu médico sea colaboración conjunta. En el tratamiento, la mejor relación es aquella en la que puedes hacer preguntas y participar en tu cuidado.
¿Qué debes tener en cuenta al analizar las alternativas de tratamiento? Cuando analices las alternativas de tratamiento con el médico, debes comprender que:
Los tratamientos evolucionan. Tradicionalmente, la cirugía ha sido el pilar del tratamiento para la mayoría de los tipos de cáncer.
Sin embargo, la tendencia últimamente ha sido de llevar a cabo cirugías menos extensas para tratar el cáncer.
Por ejemplo, hace una generación, el tratamiento para las mujeres con cáncer de mama era la mastectomía radical. Hoy en día, en cambio, se conserva la mama en muchos casos y se extirpa solamente el tumor canceroso junto con un margen del tejido circundante, por seguridad; luego, se administra radioterapia y, a veces, quimioterapia o tratamiento hormonal. La eficacia de este método es igual a la de las cirugías más extensas.
Las alternativas de tratamiento varían. Infórmate sobre la enfermedad y los métodos a los que comúnmente se recurre para tratarla.
Algunos tipos de cáncer responden mejor a la radiación y otros, a la quimioterapia o a los tratamientos hormonales. Algunos requieren un tipo de terapia, a diferencia de otros que necesitan una combinación de tratamientos.
A veces, basta con la simple observación del cáncer, en lugar de proseguir con un tratamiento. Algunos tipos de cáncer presentan pocos síntomas o ninguno, causan pocos problemas y dolor mínimo o ningún dolor y hasta pueden permanecer inactivos durante largos períodos. En estos casos, el tratamiento no suele mejorar la calidad de vida.
Otros tipos de cáncer son agresivos y pueden causar problemas importantes. En esos casos, se justifica proseguir con el tratamiento.
Pregunta qué sucedería si no recibes ningún tratamiento y compara la respuesta con los resultados que se esperarían obtener con el tratamiento.
Los tratamientos tienen efectos secundarios. Necesitas entender qué efectos secundarios puedes esperar y qué beneficios te ofrece el tratamiento. Luego, sopesa cuán dispuesto estás a tolerar los efectos secundarios para obtener esos beneficios.
Los objetivos de la terapia pueden variar y nadie más que tú toma la decisión de qué efectos secundarios estás dispuesto a aceptar para alcanzar el objetivo.
Por ejemplo, si eres joven y tienes una enfermedad curable, es posible que estés dispuesto a tolerar a corto plazo efectos secundarios muy graves, a cambio de poder eliminar la enfermedad. Pero si tienes 85 años y padeces una enfermedad incurable, puede que no desees aceptar los efectos secundarios graves si el objetivo es vivir solo un mes más o dos.
Pregúntale al médico qué se logrará con el tratamiento.
Por ejemplo, suena genial que el médico afirme que el tratamiento mejorará la supervivencia en un 50; pero si ese 50 por ciento significa prolongar la vida 8 o 12 semanas y el resto del tiempo pasas vomitando y luchando contra las náuseas, la debilidad y el cansancio, tal vez no hayas ganado mucho.
¿No son terribles los efectos secundarios de todos los tratamientos oncológicos?
No necesariamente lo son. Los tratamientos oncológicos tienen efectos secundarios, pero la mayoría son predecibles.
El médico puede darte un plan para evitar muchos efectos secundarios y, además, tratar o aliviar otros.
En general, los efectos secundarios son reversibles y tu médico debe concentrarse en ayudarte a lidiar con ellos.
Cuando elijas un tratamiento, piensa en los posibles efectos secundarios, pero también ten en cuenta que la mayoría de ellos no son tan malos como dicen.
Pregúntale a tu médico qué puedes esperar:
- ¿Cuán mal te sentirás?
- ¿Cuánta energía tendrás durante el tratamiento?
- Si actualmente trabajas 50 horas por semana, ¿podrás trabajar la misma cantidad de tiempo durante el tratamiento? ¿Podrás, a lo mejor, trabajar 20 horas?
Necesitas saber las respuestas a estas preguntas y la decisión de continuar con el tratamiento es solamente tuya.
¿Cuál es la función de tu familia y amigos?
Aunque posiblemente tengan las mejores intenciones, a veces, los familiares y los amigos abruman con las investigaciones que hacen. Quizás se entusiasmen mucho y promuevan un tratamiento agresivo, cuando en realidad no entienden bien los efectos secundarios ni los resultados.
No obstante, familiares y amigos desempeñan un papel fundamental en la supervivencia. Varios estudios han vinculado a la supervivencia del cáncer con el contacto social, pero conoce tus límites y tómate un descanso si necesitas reorganizar tus ideas.
Define tus prioridades y reconoce tus limitaciones.
Fuente: Mayo Clinic
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