Nadie sabe si es por la cansada rutina del empleo o los matrimonios fallidos, pero cualquier fanático o fanática de los doramas tiene claro que Corea del Sur no es explícitamente el lugar de la felicidad para las personas. El cine y las series surcoreanas hablan de este problema todo el tiempo. “Love Alarm” y “Está bien no estar bien” son un ejemplo que Netflix pone al alcance de sus usuarios para reflexionar sobre el amor, la tecnología y la salud mental en una sociedad que puede ser a veces difícil de tolerar para sus personajes.
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A la mano derecha, está “Love Alarm”, un triángulo amoroso que te hará verte en un espejo y darte cuenta que tu celular es realmente una extensión de tu cuerpo (o corazón). Hacia la mano izquierda, está “Esta bien no estar bien”, el grito de auxilio de muchos jóvenes que lo único que desean por un instante es sentirse amados y conmovidos por el resto de las personas. Dos series que, a pesar del dramatismo y la lentitud, no pierden de vista las necesarias cuotas de humor y reflexión.
“LOVE ALARM” Y EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE LAS APPS
(Por Pierina Denegri Davies)
Todos conocemos las aplicaciones de citas y cómo han cambiado la experiencia de conocer a alguien. Si bien la serie “Love Alarm” explora esta temática, va un paso más allá introduciendo una aplicación que le indica al usuario si alguien dentro de los 10 metros en donde se encuentra, tiene sentimientos románticos hacia este. ¿Se imagina cómo cambiaría la vida si esto ocurriera en la vida real? Porque, seamos honestos, no suena tan descabellado que esto suceda en un futuro.
La trama se basa en un webtoon de la autora Kye-Young Chon. Esta serie de televisión surcoreana se estrenó en Netflix a mediados de 2019, llegando a ser un éxito total. Recientemente se lanzó la segunda temporada y ocurrió lo mismo, formando parte de las 10 producciones más populares de la plataforma de streaming en el Perú durante varias semanas.
Un triángulo amoroso
En un mundo donde un misterioso desarrollador informático lanzó esta app, conocemos a Kim Jo-jo, una inteligente estudiante que trata de ser feliz, a pesar de la dolorosa historia de su familia. Divide su tiempo entre la escuela, dos trabajos y visitar a su abuela en el hospital, de quien se encarga. Desde el primer momento vemos lo sacrificada que es la vida de la joven, quien corre con todos los gastos y asume una deuda que tenía su madre con una tía.
La vida promedio de Jo-jo cambia cuando se encuentra en un triángulo amoroso con dos compañeros de colegio. Por un lado, está Hye-young, un joven de origen humilde que trabaja con la protagonista en un restaurante. Desde que la vio le gustó, pero su timidez lo llevó a no intentar nada. Por el otro, nos presentan a Sun-oh, un joven modelo y extrovertido, que creció dentro de una familia rica, pero distante. ¿El problema? Ambos son mejores amigos y viven en la misma casa, ya que la madre del primero es una empleada que trabaja para la familia del segundo desde hace 12 años.
Pero cuando hablamos de un triángulo amoroso no nos imaginemos lo tradicional: dos chicos que pelean constantemente por una chica. Lo que en realidad ocurre es que Kim Jo-jo conoce a Sun-oh y se enamoran. La serie le da oportunidad al televidente de ver cómo se desarrolla este romance juvenil, lleno de momentos románticos y tiernos, sin llegar a ser empalagosos.
La segunda temporada nos muestra a los tres personajes mayores, cada uno enfocado en su carrera, pero todos guardan en su memoria los recuerdos que tienen en común. Aquí vemos a una Kim Jo-Jo distinta, que cerró la posibilidad a cualquier relación tras una ruptura dolorosa con su entonces enamorado. Sin caer en tantos spoilers, la vida amorosa de la protagonista dará un cambio (algo) inesperado, centrando su atención en un joven a quien nunca vio de esa forma.
La tecnología está en todo
Si lo tuyo no son los romances adolescentes se entiende, pero igual vale la pena darle una oportunidad. Mirémoslo así: también explora qué tan importante puede llegar a ser la tecnología en la vida de las personas y cómo esta irrumpe en los espacios más privados —como lo son las relaciones— para marcar un antes y un después. Aquí radica el asunto más interesante de la propuesta.
Capítulo a capítulo somos testigos de la revolución que significa esta app. Para la gran mayoría de personas ya no hace falta verbalizar lo que sienten e, incluso, muestran a parejas que cuestionan su relación porque la característica alarma no suena. Es como si esta tecnología fuese el sello de aprobación para cada vínculo sentimental. Llega a un extremo tal, que vemos cómo se le exige esta “prueba” a candidatos políticos y sus esposas en programas de televisión, como parte de sus campañas.
Pero, como todo en esta vida, nada es absolutamente bueno. En los primeros años de Love Alarm, todo parece ir bien y ser simplemente un agregado más para el celular con el que divertirse. Después, la serie nos muestra cómo la falta de alarmas puede significar una tragedia para algunas personas, quienes llegan a considerar la muerte como solución ante esta “soledad”. Con el tiempo, cientos de ciudadanos forman una oposición a esta tecnología: por un lado, están los que la critican porque nunca recibieron la señal y, por otro, están los que cuestionan qué tan válida puede ser en la vida real.
Los personajes
Pese a abordar el romance, la fantasía y comedia, los personajes que vemos no son planos y simples. Claro, la trama nos presenta a algunos que exploran una temática en particular como el amor no correspondido, la ambición de ser popular o las ganas de mantener las apariencias. Aún así, gracias a que cada capítulo dura una hora, podemos conocer la complejidad que albergan. Kim Jo-jo no solo es una joven ocupada, Sun-oh no es un joven rico y mimado y Hye-young no es el eterno fan enamorado. Cada uno de ellos lidia con sus familias, las expectativas de un mundo reinado por la tecnología y, de paso, con el amor, que de por sí es complicado.
Otro punto interesante es que al hablar de algo tan universal como las relaciones, es fácil identificarse con lo que pasan los personajes. Así conocemos a Duk-gu, a quien le gusta Gul-mi, una popular estudiante que lo rechaza por su aspecto físico. También está Jang-go, la mejor amiga de la protagonista, quien está secretamente enamorada de Il-sik, un estudiante de judo que durante los primeros capítulos es pareja de Jo-jo.
A diferencia de otros doramas más clásicos, como “Boys Over Flowers” y “Playful Kiss”, esta producción explora con más naturalidad la intimidad entre las parejas. Es más común verlos tomados de las manos, abrazándose e, incluso, dándose besos. No pasan demasiados capítulos para ver estas muestras de afecto, lo que resulta refrescante y más cercano. Lo que sí es, de alguna forma, revolucionario, es que exploran la orientación sexual de algunos personajes, pero se quedan cortos, al exponerlos únicamente como motivo de vergüenza y secreto.
Los agregados finales
El complemento ideal de esta serie son los efectos especiales. Gracias a estos podemos conocer cómo es que funciona la aplicación y vemos, por ejemplo, cómo está demarcado el perímetro que cubre a cada usuario, lo que le agrega una estética interesante. Aquí cabe mencionar las hermosas ilustraciones que muestran en la segunda temporada. Estas son animaciones de dibujos que crea Kim Jo-jo y que publica en una cuenta de Instagram anónima, donde plasma cómo se siente con la situación que vive y el mundo al que se enfrenta. Si eso no fuese poco, la producción muestra paisajes hermosos, que combinan con esta apuesta por lo romántico, etéreo y tecnológico.
“Love Alarm” y la fórmula de su éxito recaen en un sentimiento compartido por toda la humanidad: las ganas que cualquiera puede tener de querer o sentirse querido. Y a eso se le suma el uso de una tecnología que, queramos o no, está a la vuelta de la esquina. Al apelar a algo tan cercano y cotidiano como estos temas, y combinarlo con un romance y escenas graciosas, logran un producto entretenido, fácil de ver y que puede capturar desde su primer episodio.
Calificación de la autora: ★★★ 1/2
“ESTÁ BIEN NO ESTAR BIEN” Y LA CRÍTICA A UNA SOCIEDAD MENTALMENTE CORROMPIDA
(Por Leslie A. Galván)
Un dorama conquista a los fanáticos cuando rellena la historia, en primer lugar, de clichés y desafíos románticos, pero para que realmente sea exitoso, como “Love Alarm” y “Está bien no estar bien”, lo más acertado es que este tipo de serie coreana prescinda de esos personajes cotidianos: los padres que quieren casar a sus hijos e hijas, el villano sin mucho sustento o la víctima ingenua no correspondida por su amor platónico.
Amor prolongado
En “Esta bien no estar bien”, sucede todo lo contrario. La villana es la víctima, la familia es indiferente y los ingenuos alcanzan el amor. Es un juego genuino de sentimientos reales, humanos, que los actores principales Seo Ye-ji, Kim Soo-hyun y Oh Jeong-Se encarnan en este melodrama surcoreano de TVN y Netflix.
Entre el humor y muchas animaciones al estilo gótico, esta historia inspirada en el live action cuenta el vínculo entre dos jóvenes desamparados, pero independientes. Y aunque es una trama agotadora, con puntos de quiebre tan prolongados que podrías ir a hacer canchita y regresar, la serie pone en juicio la necesidad de sentirse amado y la definición de amor. Algo que usualmente los doramas establecen, mas no lo cuestionan.
Empieza así. Un faro de luz ilumina la distancia entre las miradas de un enfermero y una escritora de ficción infantil que observan sus siluetas mientras están parados en un puente bajo la lluvia. Con esa escena, Netflix promociona la historia de la primera experiencia amorosa de Moon Gang-tae (Kim So-Hyun), un joven que trabaja en una clínica psiquiátrica y se ocupa de su hermano autista desde que falleció su madre.
Una bruja humana
La mala de la historia es Ko Mun-yeong (Seo Ye-ji), una mujer empoderada, inteligente y engreída, que tanto como los otros dos personajes protagonistas, guarda traumas familiares. Un comportamiento producto de la falta de cariño paternal y maternal al que este drama sabe dar cuerda.
La extraña personalidad malévola de Mun-yeong combina muy bien con los sombríos cuentos que ella escribe para la lectura de niños y niñas, por ejemplo, la historia de un muñeco que devora a su propia madre irónicamente usando una metáfora sobre el amor maternal. Ella, la artista de la fábula infantil, crea relatos desde el dolor de no haber perdonado a sus padres por la violencia que infringieron en su contra y, por eso, tiene conductas egoístas e intenta conseguir todo lo que desea sin pero que valga.
La serie tiene 16 capítulos, aunque son bastante largos: no tanto por tener más de una hora de duración o ver en acción a los personajes a cada segundo, sino por la solemnidad del montaje en cámara lenta. Muestra con humor negro, siguiendo en su línea de romance desaventurado, el pasado tormentoso de los protagonistas que se va descubriendo como una huella detrás de otra en esta primera temporada.
La psicología es importante
No tiene como tema la vanguardia de la tecnología, como “Love Alarm”, con aplicaciones móviles y una escuela de jóvenes con la cara pegada al celular. Porque, en “Está bien no estar bien”, hay un esfuerzo en remarcar la importancia de la salud mental en una sociedad asiática que, en la vida real, no prioriza el aspecto psicológico. Desde el inicio, cuando el enfermero Gang-tae está obligado a velar por el bienestar de su hermano con habilidades especiales, este dorama destapa el trabajo de los psicólogos y habla sobre cómo la mente humana puede llevar a la paranoia o cualquier otro tipo de trastorno y patología.
Muy parecido a los romances coreanos tradicionales, aquí los amantes no tienen mas de 4 o 5 escenas de demostraciones físicas de amor. Los besos, abrazos y caricias son llevados al límite casi nunca, muchas veces en una atmósfera aburrida, alargando ese cliffhanger sobre lo sexual (que, de hecho, es bastante sutil) hasta el final de la serie. Aunque, no hay que mentir, bastante tierno.
Ha sido, a diferencia de los dramas coreanos empalagosos, un amorío poco usual, con mayor énfasis en el problema de la familia que en la pareja de cuento de hadas. Los personajes principales y de reparto están desesperados por encontrar alguien que los cuide y consuele en su vida, algunos desde el berrinche y la pataleta y otros con paciencia y orgullo. Pero, así como “Love Alarm”, sale de la crítica a los matrimonios forzados y se concentra en algo distinto, en este caso, la falta de apoyo psicológico en una sociedad coreana que puede marcar muchas distancias, en comparación con la occidental.
¿Quién no ha tenido líos familiares más que complejos o ha soñado con una varita mágica para descubrir si alguien está o no está enamorado de ti? Estas dos series reflexionan sobre estas ideas, cuestionan el sentido del amor, ponen personajes totalmente desamparados, reprochan las costumbres ancestrales, y parece que los seguidores de los doramas quieren seguir viendo este tipo de historias. Más realidad y menos Disney.
Calificación de la autora: ★★★
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