Christian (41) y Frank (38) Encalada siempre soñaron en grande. Christian quería convertirse en un gran jugador de fútbol y Frank, en el CEO de su propio negocio. Con el paso de los años, el mayor de los hermanos descubrió que su verdadera pasión no estaba detrás del balón sino de la cocina: un talento que heredó de su padre al que acompañó en su travesías culinarias durante toda su juventud. Frank, por su parte, decidió estudiar administración y buscar nuevos aires lejos del país que lo vio nacer, en Estados Unidos.
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