El equipo de guías está ampliamente preparado para hacer de la visita, una experiencia aún mejor. Por ejemplo, Mica nos recibió y contó todo sobre la historia ferroviaria del Perú.
El equipo de guías está ampliamente preparado para hacer de la visita, una experiencia aún mejor. Por ejemplo, Mica nos recibió y contó todo sobre la historia ferroviaria del Perú.
/ César Bueno / GEC

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Locomotoras de inicios del siglo XX, 160 años de historia y cultura viva: la experiencia que ofrece el Museo Ferroviario de Tacna
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Locomotoras de inicios del siglo XX, 160 años de historia y cultura viva: la experiencia que ofrece el Museo Ferroviario de Tacna

Locomotoras de inicios del siglo XX, 160 años de historia y cultura viva: la experiencia que ofrece el Museo Ferroviario de Tacna

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Vistas curiosas y probablemente conocidas solo a través de películas o series es lo que los visitantes pueden disfrutar desde que cruzan la puerta principal del Museo Ferroviario Nacional de , un espacio que guarda más de 160 años de historia y que hoy se ha convertido en uno de los epicentros culturales de la región.

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La estación de tren de Tacna, inaugurada en 1857, fue durante más de un siglo la puerta de enlace con Arica. Desde aquí partieron viajeros, mercancías y también episodios de la historia nacional que marcaron la memoria colectiva del sur peruano.

Cuentan con modelos a escala de distintos ferrocarriles y trenes clásicos.
Cuentan con modelos a escala de distintos ferrocarriles y trenes clásicos.
/ César Bueno / GEC

En 1978, parte de esos almacenes y talleres ferroviarios se transformaron en un museo de sitio. Cuarenta y cinco años después, tras una cuidadosa restauración, el recinto reabrió sus puertas el 12 de septiembre de 2023, renovado no solo en infraestructura, sino también en espíritu: un lugar que, además de resguardar el patrimonio ferroviario, late como espacio cultural abierto a toda la ciudadanía.

La estación más antigua

El Museo Ferroviario Nacional de Tacna es un museo de sitio: funciona en la misma estación donde el ferrocarril ha operado por más de siglo y medio. Sus paredes conservan un 85% de la estructura original y todavía se respira el olor de la madera de pino Oregón, traída desde Estados Unidos en el siglo XIX. Lo curioso, es que los visitantes de este bien cuidado y pensado museo, comparten espacio con los viajeros que vienen o van a Arica (Chile). Y, si tienen suerte, pueden disfrutar de la llegada del potente ferrocarril y el sonido particular que hace para anunciarse.

En la sala Perú conocemos un poco sobre la historia ferroviaria no solo del país, sino también del mundo y cómo se inventó ese medio de transporte.
En la sala Perú conocemos un poco sobre la historia ferroviaria no solo del país, sino también del mundo y cómo se inventó ese medio de transporte.
/ César Bueno / GEC

La estación sobrevivió a la Guerra del Pacífico gracias a que estuvo bajo concesión privada con la compañía inglesa Arica–Tacna Railway Company, lo que evitó su destrucción durante la ocupación chilena. Esa singularidad convierte al espacio en un testigo privilegiado de la historia ferroviaria y política del país.

“Estamos en un lugar que nunca dejó de estar vivo. La estación siempre funcionó aquí y sigue siendo un espacio de memoria y de encuentro”, señala Melina Suárez, coordinadora del museo a .

En la sala Tacna-Arica se pueden apreciar medidores de gasolina y otras máquinas vinculadas al mundo ferroviario.
En la sala Tacna-Arica se pueden apreciar medidores de gasolina y otras máquinas vinculadas al mundo ferroviario.
/ César Bueno / GEC

Las salas: de locomotoras a telégrafos

El recorrido del visitante inicia con una sala dedicada a la evolución del ferrocarril en el mundo y en el Perú. Paneles y maquetas narran la transición desde la primera máquina de Richard Trevithick, en 1804, hasta la línea Lima–Callao (1851) y la Tacna–Arica (1857), segunda ruta ferroviaria del país.

A continuación, la sala histórica muestra la locomotora número 3, considerada la más antigua del Perú y posiblemente de Sudamérica, que trabajó durante 80 años. Junto a ella, ejemplares de periódicos como “La Voz del Sur”, documentos oficiales y fotografías cuentan los tensos años del plebiscito que devolvió Tacna al Perú en 1929.

El museo ha hecho un gran trabajo de mantenimiento y cuidado de piezas de vidrio, como las bombas de iluminación que se usaban en los distintos vagones, escupideras, floreros y otros objetos delicados.
El museo ha hecho un gran trabajo de mantenimiento y cuidado de piezas de vidrio, como las bombas de iluminación que se usaban en los distintos vagones, escupideras, floreros y otros objetos delicados.
/ César Bueno / GEC
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Las vitrinas de las oficinas recuerdan otra faceta de la estación: los antiguos teléfonos de pared, máquinas de escribir Mercedes y Royal, telégrafos de clave Morse y calculadoras eléctricas de los años cincuenta. Objetos que parecen ajenos en la era digital, pero que fueron esenciales en la administración ferroviaria.

En la sala de Fundición aprendimos más sobre la ardua tarea de crear piezas desde cero.
En la sala de Fundición aprendimos más sobre la ardua tarea de crear piezas desde cero.
/ César Bueno / GEC

En la zona de maestranza y fundición, hornos de 1913, crisoles y moldes de arena revelan cómo se fabricaban piezas metálicas a temperaturas de hasta 1500 °C. El área de carpintería conserva sierras, tornos y herramientas con las que se construían los interiores de los vagones de pasajeros.

El recorrido culmina en el patio de locomotoras, un espacio abierto donde se exhiben las imponentes máquinas “Pacocha” y “Pardo”, ambas estadounidenses de 1908, junto con la locomotora número 93 (1914), la mejor conservada del conjunto. Allí también reposan tres autocarriles Chevrolet, utilizados como transporte público y, en algunos casos, para trasladar autoridades.

Los vagones contaban con diferenciaciones claras, vinculadas a la clase o al costo del pasaje. Este es el interior de un vagón promedio.
Los vagones contaban con diferenciaciones claras, vinculadas a la clase o al costo del pasaje. Este es el interior de un vagón promedio.
/ César Bueno / GEC

El Comercio tuvo acceso a los interiores de tres vagones que usualmente no están disponibles para el público. Al entrar a los mismos, el tiempo parece detenerse y podemos conocer de la mejor manera cómo eran los viajes en épocas pasadas. Desde el vagón de primera clase, con detalles hermosos en los compartimentos para guardar maletas o bolsos, asientos cómodos y espacio para una barra donde se servían bebidas. Hasta un vagón común, por el que probablemente miles de personas pasaron hasta llegar a su destino.

Interior de uno de los vagones de primera clase que pudimos visitar.
Interior de uno de los vagones de primera clase que pudimos visitar.
/ César Bueno / GEC

La reinauguración: del patrimonio a la cultura viva

Tras décadas de funcionamiento intermitente, el museo atravesó una profunda restauración que culminó en 2023. Se recuperaron locomotoras, se adecuaron los ambientes y se implementaron recursos inclusivos como paneles interpretativos, pantallas con lenguaje de señas y mapas en braille.

El 12 de septiembre de 2023, con su reinauguración oficial, se estrenó un nuevo enfoque: convertir al museo en un espacio cultural vivo. “Queremos que la gente no visite solo una vez el museo, sino que lo haga suyo. Lo vinculamos con la cultura”, explica Suárez.

El museo es un punto de atracción importante para visitantes nacionales y extranjeros, especialmente durante Fiestas Patrias.
El museo es un punto de atracción importante para visitantes nacionales y extranjeros, especialmente durante Fiestas Patrias.
/ Pierina Denegri Davies

Con esa visión, el museo organiza recitales de poesía, conciertos, desfiles de moda, concursos de pintura y festivales de marinera. En poco tiempo, se ha consolidado como el espacio cultural más visitado de Tacna, con alrededor de 3.000 visitantes en agosto de este año.

El plan educativo del museo busca sembrar desde temprano el aprecio por la memoria. Para ello, se ha establecido una tarifa diferenciada para niños y un sistema de guiado con recursos didácticos que explican la historia de manera lúdica. “La mejor manera de hacer sostenible este espacio en el tiempo es lograr que los niños cuiden su patrimonio”, subraya Suárez.

En una visita especial, El Comercio pudo recorrer el museo ubicado en Tacna y descubrir las distintas salas donde se da a conocer todo lo vinculado al ferrocarril y la vida en el tren.
En una visita especial, El Comercio pudo recorrer el museo ubicado en Tacna y descubrir las distintas salas donde se da a conocer todo lo vinculado al ferrocarril y la vida en el tren.
/ César Bueno / GEC

Un viaje que sigue en marcha

Más que solo un recinto de vitrinas y locomotoras inmóviles, el Museo Ferroviario Nacional de Tacna se ha convertido en un punto de encuentro entre el pasado y el presente. Aquí se aprende de la historia del ferrocarril, pero también se disfruta de un concierto o un recital. Esa fusión es la que le ha dado nueva vida al museo y lo ha posicionado como un referente de cómo el patrimonio puede dialogar con la cultura contemporánea.

Como dice Suárez, “el museo es historia, pero también es presente y cultura viva”. Y en Tacna, ese presente se alimenta de un viaje que, sobre rieles, sigue en su curso.

En el Patio de Locomotoras podemos encontrar piezas antiguas y curiosas.
En el Patio de Locomotoras podemos encontrar piezas antiguas y curiosas.
/ César Bueno / GEC
Datos:

El Museo Ferroviario Nacional de Tacna se encuentra en la Av. Gregorio Albarracín 402, esquina con Av. 2 de Mayo, Tacna. Atiende de martes a sábado, de 8:30 a.m. a 4 p.m. Los viernes, atienden hasta la 1:30 p.m. y luego retoman a las 4:30 p.m., sujeto a la programación cultural del museo.

Tarifas:

  • Adulto peruano y de la Comunidad Andina S/10.
  • Adulto extranjero S/. 15.
  • Niños (5 a 14 años), estudiantes, discapacitados y tercera edad S/ 5.
  • Servicio de guiado S/5 por persona.

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