Día a día nos levantamos de nuestras camas y comenzamos con una rutina que parece ser positiva para nosotros, porque nos sentimos muy cómodos con ella. Sin embargo, podemos dejar pasar algunos malos hábitos que pueden ser difíciles de romper y que perjudican en muchos sentidos a nuestra salud y bienestar.
Por ello, siguiendo estos seis consejos, podrás llegar a ser consciente de esos malos hábitos y cambiarlos por comportamientos nuevos y saludables que se deberán mantener a largo plazo.
¿Es posible cambiar los hábitos impuestos en nuestro cerebro?
A veces podemos confundir los hábitos a corto plazo con los positivos, pero finalmente, siempre se vuelve a lo que nuestra mente está acostumbrada. Un ejemplo de ello es ir a gimnasio: es un hábito positivo y sano, pero si es que llegas a casa y te sientas a pedir comida rápida, seguirás en el mismo círculo vicioso.
Por otro lado, todos sabemos que cambiar un hábito no es nada sencillo, sin embargo, hay estudios que demuestran que los seres humanos tienen la capacidad de modificarlos a través de cambios en las conexiones del cerebro.
6 pasos para cambiar esos malos hábitos
1. Identifica los factores de los malos hábitos
Los malos hábitos nunca aparecen de la nada, siempre hay algo que los activa y puede ser cualquier cosa que nos rodea. Por ello es importante fijarse en las actitudes o respuestas que tenemos ante situaciones estresantes o que nos produzcan algún sentimiento fuerte. Por ejemplo: “cuando me siento estresado decido pedir comida rápida, pues me da calma”. Identificar estos comportamientos hará que te conozcas más y puedas iniciar la actitud de cambio.
2. Trata de interrumpir los procesos automáticos
Cuando ya se sepa cuáles son los hábitos negativos, hay que ponerle un alto a esas situaciones que hacen que continuemos con lo mismo. Por ejemplo, si pido comida rápida cuando me siento estresado, debo eliminar la aplicación del delivery o distraerme con otra cosa. Eso dificultará continuar con ese mal hábito y poco a poco se podrá ir cambiando.
3. Reemplaza el mal hábito por otro
Muchos estudios demuestran que sustituir un mal hábito es mucho más eficaz que solo tratar de detenerlo. Cuando se comienza a interrumpir ese hábito antiguo, evitamos que el cerebro lo repita. Si en lugar de pedir comida rápida al sentir estrés, optas por comer alguna fruta o hacer ejercicio, se irá cambiando poco a poco el hábito negativo por un comportamiento positivo.
4. Piensa a largo plazo
En su mayoría, los malos hábitos se forman para satisfacer impulsos a corto plazo, es por ello que comer un dulce puede calmar inmediatamente nuestros nervios. Estos impulsos suelen traer consecuencias a largo plazo, como algún problema de salud. Siempre hay que tener en cuenta nuestras metas y beneficios que se mantendrán en el tiempo para permanecer firmes y poder cambiar esos comportamientos.
5. Persevera
Terminar con un mal hábito consolidado en nuestro cerebro no es imposible. Manteniendo nuestra mente firme y tranquila, los nuevos comportamientos que adoptemos se convertirán en nuestros nuevos hábitos. La idea es hacer las cosas porque nos gustan sin tener que hacer mucho esfuerzo. Si es que nos sentimos estresados y no queremos hacer ejercicio, al inicio va a costar trabajo, pero poco a poco se convertirá en tu rutina saludable.
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