Diez años sin fútbol en casa: ¿quién responde por el abandono del estadio Miguel Grau en Piura?

El estadio Miguel Grau, inaugurado en 1958 y símbolo del deporte piurano, ha sido testigo de tardes memorables de fútbol, gritos de gol y competencias atléticas que marcaron generaciones. Pero desde hace más de una década,este emblemático recinto deportivo permanece cerrado. Su estructura envejecida, obras paralizadas —o constantemente postergadas— y la falta de mantenimiento han condenado al olvido al lugar que alguna vez albergó partidos de talla internacional, y que todavía guarda un lugar especial en el corazón de los habitantes de Piura.

Fue en 2015 cuando se oficializó la clausura del coloso deportivo, tras el colapso de cinco paredes durante un partido de la Copa del Inca. Las primeras promesas de remodelación se anunciaron en el 2019, de cara a los Juegos Bolivarianos. Sin embargo, la inversión quedó detenida tras problemas técnicos; a lo que se sumaron observaciones de la Contraloría y cuestionamientos al expediente técnico de la obra, elaborado por el consorcio Alfa 360. Ese mismo año se anunció una remodelación mediante un convenio entre el Gobierno Regional de Piura y el IPD, con una inversión inicial de más de 10 millones de soles que servirían para reemplazar el césped sintético por natural, mejorar el sistema eléctrico e implementar riego por aspersión. Pero las obras nunca llegaron.

Ahora, el destino del estadio parece haber cambiado —de una vez por todas. Jorge Cabellos, asesor del gobierno regional de Piura, explica a El Comercio que la actual gestión tiene la voluntad de sacar el proyecto de remodelación adelante, y precisa que las demoras anteriores se deben, principalmente, a los problemas durante el traspaso de las gestiones regionales.

“Estamos avanzando con los expedientes y planificación. El problema no siempre es falta de presupuesto, sino lo complejo del trámite y la falta de continuidad entre gestiones”, remarca.

El objetivo del gobierno regional es que el estadio ‘Miguel Grau’ se convierta en uno de los recintos deportivos más modernos del norte del país. De acuerdo a Cabellos, el estadio “no solo será para la Liga 1”, pues tendrá condiciones para albergar partidos internacionales.

Con una inversión que supera los 120 millones de soles y una capacidad final de 20.200 butacas individuales —que apunta a cumplir con los estándares FIFA y Conmebol—, el nuevo estadio contará con sistema de riego automatizado, iluminación profesional instalada en techos totalmente cubiertos y un drenaje diseñado para resistir lluvias intensas. Lo mencionado anteriormente son requisitos que el complejo deportivo debe cumplir para posicionarse a nivel internacional; una meta primordial que se persigue con su remodelación.

Entre los principales cambios de la obra está, también, la eliminación de la pista atlética, que permitirá un acercamiento más directo del público al juego. Por otro lado, Cabellos enfatiza que el césped que se usará será híbrido, de tipo Bermuda; una característica ideal para permitir el alto rendimiento en la cancha.

Es importante recordar que las últimas intervenciones en el estadio Miguel Grau datan del 2005, cuando Piura fue sede del Mundial Sub-17. Desde entonces, cualquier avance o mejora de la infraestructura fue inexistente.

“La gestión anterior dejó el estadio con el gras artificial retirado y sin intervención real. Nosotros tuvimos que empezar desde cero”, dice Cabellos. El convenio con el Instituto Peruano del Deporte (IPD) —dueño del recinto— se firmó recién en enero de 2024, luego de más de 10 meses de insistencia. Solo entonces el Gobierno Regional pudo actuar.

“Sin convenio no podíamos intervenir, ni siquiera hacer un expediente técnico. Ahora tenemos todo listo para comenzar”, añade el asesor. La nueva obra tendrá una ejecución de 18 meses, aunque el objetivo del gobierno regional apunta a reducir ese tiempo al cierre del 2026 (antes que culmine el período de la actual gestión).

Para asegurar su funcionamiento a largo plazo, el gobierno regional de Piura asumirá la administración del recinto, y para ello se contempla un presupuesto anual que ayude en el mantenimiento de la infraestructura. “Queremos que este estadio sea orgullo regional, pero también símbolo de un cambio de cultura. Cuidar lo público es tarea de todos”, reflexiona Cabellos.

Detrás de la transformación del proyecto de remodelación del estadio Miguel Grau está el trabajo técnico del ingeniero civil Rony Castro, quien ha seguido el proyecto desde que se perfilaba apenas en papel. “Encontré el expediente en su fase inicial. Lo he acompañado hasta su licitación”, precisa.

A pesar de contar con expediente aprobado desde enero, el proyecto enfrentó demoras debido a observaciones presentadas ante el Organismo Especializado para las Contrataciones Públicas Eficientes (OECE). “Es frustrante, pero así funciona el sistema público. Cada paso depende de aprobaciones formales, cronogramas y tiempos de espera. No es como en el sector privado”, explica Castro.

Cabe resaltar que el proceso de remodelación del estadio Miguel Grau fue elevado dos veces a la entidad reguladora, lo que generó una espera adicional de varios meses.

“Ahora ya no hay marcha atrás. Estamos listos para firmar contrato y comenzar la ejecución”, afirma el ingeniero.

Tras el lanzamiento del proyecto que abarca la reconstrucción del estadio, el presidente del IPD en Piura, Percy Quilcate, mencionó que su gestión trabaja en conjunto con gobierno regional con el objetivo de asegurar que este nuevo espacio llegue a cumplir con los estándares técnicos señalados por la FIFA y la Conmebol para la construcción e inauguración del estadio.

En lo relacionado con diferentes factores que impidieron el avance de la remodelación, el representante del IPD en Piura mencionó múltiples aspectos, como dificultades climáticas y la pandemia del Covid-19, que obligó a que se priorice la gestión en el rubro salud por encima de otras obras pendientes. No obstante las razones, Quilcate lamentó las consecuencias que ha tenido el abandono de la obra sobre los deportistas locales, quienes carecen de infraestructura local adecuada para su desarrollo deportivo.

 “Definitivamente no tener infraestructura deportiva afecta a toda la población deportiva, no solamente al fútbol, sino también al atletismo y a todos los deportes que se pueden practicar en un recinto”, comenta.

De igual manera, Quilcate, mandó un mensaje a los jóvenes deportistas piuranos que llevan más de una década esperando por este estadio, y enfatizó que la gestión del actual gobernador Luis Neyra busca poner la mirada nuevamente sobre el deporte piurano.

El estadio Miguel Grau no es solo cemento, tribunas y pasto. Para muchos atletas que pasaron por sus puertas, como Carlos Mendoza, ex jugador profesional del club Atlético Grau, el estadio fue su segundo hogar; un lugar donde todo Piura vibraba con cada gol y con cada aplauso. Hoy ver ese coloso apagado, prácticamente olvidado, duele. Y aunque persisten las promesas, los antecedentes han llevado a que las dudas sobre el futuro de la obra se mantengan.

 “Este estadio fue el corazón de Piura; ahora, toca que las autoridades y los piuranos hagan que vuelva a latir”, comenta Mendoza, tras agregar que el estadio no debe volver solo por la nostalgia, sino para que las nuevas generaciones sepan qué es gritar un gol en casa; para recuperar un espacio que solía estar lleno de vida, de hinchas gritando, y de familias disfrutando de una noche deportiva.

En ese contexto, mientras el gobierno regional avanza con la reconstrucción, el Club Atlético Grau, al que albergó el coloso deportivo hasta antes de cerrar sus puertas, también apuesta por su propio futuro. Arturo Ríos, presidente del club, reveló que se ha adquirido un terreno de 10 hectáreas rumbo a Chiclayo para construir una villa deportiva integral, denominada “Villa Alba”, cuyo expediente técnico ya está concluido.

“Constará de cuatro canchas, un centro de entrenamiento, un edificio técnico con gimnasios y camerinos, un hotel residencia para divisiones menores, un colegio y áreas complementarias”, detalla.

Aunque la remodelación del estadio depende de la inversión pública y no de capitales privados como los del club, Ríos señala que existe la propuesta para que el Atlético Grau sea usuario oficial del nuevo coloso mediante una sesión de uso.

El dirigente coincide en que esta obra traerá consigo un impacto económico, social y cultural para Piura. “La remodelación no solo beneficiará al fútbol profesional, también a los microempresarios y comerciantes que se activan con cada fecha deportiva”, indica.

Para el club, el proyecto de infraestructura responde a una visión de largo plazo: formar talento desde edades tempranas. “Sin infraestructura no hay divisiones menores. Necesitamos casa, canchas, formación y futuro”, concluye su vocero.