Volvió el fútbol en Corea del Sur. Este viernes, Jeonbuk Motors y Suwon Bluewings rompieron fuegos de una nueva temporada de la K League 1 sin público en el estadio y bajo estrictas medidas sanitarias, a causa de la pandemia por el coronavirus.
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Desde los prolegómenos hasta el pitido final, que determinó la victoria (1-0, por el gol de Lee Dong-Gook a los 84′) de Jeonbuk Motors sobre Suwon Bluewings, el partido se sintió raro y especial.
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Cuando Jeonbuk salió del túnel, los jugadores de Suwon le hicieron pasillo de honor como campeón de la temporada anterior, aquella que concluyó en diciembre.
Eso fue poco antes de que el coronavirus pusiera el globo patas arriba, obligara a cancelar el fútbol en medio mundo (salvo contadas excepciones como Bielorrusia, Nicaragua o Turkmenistán) y comenzara a redibujar el peculiar modo en que las competiciones deportivas se van a empezar a disputar en los próximos meses.
A este singular campo de pruebas futbolístico visto en Corea del Sur promete seguirle pronto los pasos la Bundesliga alemana y posiblemente otros grandes torneos como LaLiga española.
Y todos de seguro compartirán, al menos en los primeros partidos, esa sensación de extrañeza vista en el estadio de Jeonju. No fueron solo las gradas vacías o los gritos de los jugadores sobre la cancha que suele escucharse cada vez que un partido tiene que disputarse a puerta cerrada: los pequeños detalles contribuyeron a ahogar buena parte del regocijo.
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Y es que tras el pasillo de honor, no hubo apretones de mano entre jugadores, una de las nuevas reglas no escritas en la liga surcoreana, que pide ahora a sus futbolistas que eviten celebrar los goles en grupo, que conversen de cerca o que se encaren, algo así como pedirle al fútbol que sea un poco menos fútbol.
Cada tanto, la megafonía del estadio reprodujo los cánticos de la afición del equipo de casa para animar a los jugadores, de seguro descolocados cada vez que echaron la vista a los banquillos, donde el uso de mascarillas es ahora obligatorio.
Con información de EFE.
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