“Yo salía a la cancha y todo el mundo quería verme jugar como mi ‘viejo’”. Que tu papá sea Julio César Uribe debe ser difícil. También un honor, por supuesto. Pero Julio Edson Uribe, hijo del popular ’Diamante’, tuvo que aprender desde pequeño a vivir con un padre mediático, que no solo era un rostro familiar a donde fuera por ser futbolista, sino que, por ese talento desmesurado que mostraba en la cancha, era reconocido como uno de los mejores jugadores peruanos de todos los tiempos. Desde entonces y hasta ahora. Y como muchos niños, Julio Edson soñaba con seguir los pasos de su papá y se ilusionaba con superarlo. Por eso –y pos sus condiciones, claro–, decidió ser futbolista.
CONTENIDO PARA SUSCRIPTORES: Libertadores: ¿cuáles son las condiciones con la que Alianza Lima y Binacional afrontan el torneo?
Llevar el apellido Uribe hizo que todas las miradas se posaran en Julio Edson desde que debutó, en 1999, con apenas 16 años. Había expectativa y escepticismo. ¿Será mejor que Julio César? ¿Lo superará? ¿Siquiera se acercará? Lo hizo bajo la dirección técnica de su padre, en Juan Aurich. Poco después, en el 2000, viajó a México para continuar su carrera. Alejado de los flashes, de las comparaciones y –hay que decirlo– de su papá, Julio Edson Uribe empieza a tener sus primeros roces internacionales en el fútbol y le llega en 2001 una merecida convocatoria a la Sub 20 de Perú (pese a que el técnico era el ’Diamante’, poco se cuestionó su llamado). Sin embargo, debido a una lesión, no pudo jugar ningún partido. Ese mismo año, en una decisión que hasta hoy genera interrogantes, es convocado a la selección mayor para la Copa América. El técnico era Julio César Uribe.
Julio Edson no sabía en ese momento que aquel llamado marcaría su carrera. Tuvo altos y bajos –incluso hubo un nuevo episodio de selección–, pero siempre se habló más de esa convocatoria inesperada que de sus nuevos logros. Como si no fuera poca la presión de ser constantemente comparado con su papá, tuvo que forjar una carrera bajo la sombra de los comentarios de una decisión polémica. Si el entrenador no hubiera sido Julio César Uribe, ¿hubiera sido convocado a la selección peruana? Ya retirado del fútbol, Julio Edson nos da sus impresiones. ¿Lo merecía? ¿Él lo hubiera hecho?
-Presente-
Tras 17 años de carrera, Julio Edson Uribe, nacido en Lima el 9 de mayo de 1992, se retiró del fútbol abruptamente, con 34 años. Venía de dos temporadas regulares en UTC de Cajamarca, equipo en el que mostraba buen nivel y era el capitán. El 2016 fue su última temporada y luego se ha sabido poco de él.
-Tuviste un retiro del fútbol en silencio. ¿Qué pasó?
Básicamente yo no renuevo y la gran desventaja que tuve fue que no tenía empresario. A mí justamente me retiran ellos porque tenía un acuerdo de palabra para renovar en 2017. Pero hubo ahí alguna maniobra de estos señores y me tocó quedar fuera del club. Pero bueno, lo entendí. Cuando no estás en el sistema, te van sacando. Me fui tranquilo del fútbol.
-¿No sentías que tenías ‘gasolina’ para un tiempo más?
Desde que debuté hasta los 34, ha habido tantas decepciones, que hubieron posibilidades de jugar en 2017, pero ya había decidido. Me asquié, me harté. Como no se le da el valor que realmente se le tiene que dar al profesional, me dije que iba a dar el otro paso, que es formar, ayudar a los chicos. Y a eso me dediqué. Me parece un ámbito más sano y donde se necesita mucha gente que quiera ayudar y tenga conocimiento.
-¿Qué es exactamente lo que haces ahora?
Estamos trabajando en el proyecto del centro de alto rendimiento “El Diamante”, que ayuda a formar y captar talento de todos los estratos sociales, y ayudarlo para formar buenas personas y profesionales. Este año me tocó dirigir al Maristas de Huacho, un equipo muy bien organizado. El año pasado dirigí divisiones menores de Vallejo, la Sub 15 y 17 en Copa Federación, entre otros trabajos como técnico. Cuando estuve en Alianza Lima (2013-2014), acabé la carrera para DT en la FPF.
-¿Cómo nace el ‘bichito’ de ser entrenador? De hecho algo tuvo que ver tu papá…
Crecí en un ambiente netamente futbolero. Viajaba mucho con mi padre cuando él jugaba. Como entrenador también me tocó verlo. Tuve la oportunidad que me dirigiera tres veces (en Juan Aurich, Cienciano y Unión Comercio). Y también de ver a los técnicos. Siempre tuve ese idea, y me lo decían. Me nacía ser el entrenador dentro de la cancha. Eso me hizo pensar que tenía pasta para eso.
-Y te la fuiste creyendo…
Sí. Lo que sí dije fue que iba a dar los pasos correctos, sin correr, quemando etapas para llegar nutrido a un objetivo de Primera División.
-Futbolista-
Julio Edson Uribe era un volante central, con buena visión de juego. Inició su carrera en 1999, con 16 años, jugando en Juan Aurich. Luego fue a México, donde jugó por Tecos y Jaguares. En Uruguay, juega en Deportivo Maldonado, y en Argentina, lo hace por Rosario Central y Huracán. De vuelta en Perú, en el 2003, firmó por Alianza Atlético de Sullana (2003) y posteriormente tiene pasos por Estudiantes de Medicina (2004), Atlético Universidad (2004), Deportivo Municipal (2005), Unión Magdalena (Colombia-2005), Unión Huaral (2006), Bolognesi (2006), Cienciano (2007, 2008 y 2015), Total Chalaco (2009 y 2010), Unión Comercio (2011), Real Garcilaso (2012), Alianza Lima (2013 y 2014) y UTC (2015 y 2016).
-¿Cómo te considerabas como jugador?
Siempre me vi como un ejemplo dentro de un club. Y eso te lo ganas con comportamiento, rendimiento y forma de ser. El rendimiento en la cancha es muy importante. Puedes ser muy líder hablando, pero si no rindes, pierdes todo tipo de liderazgo. Gracias a Dios, siempre me preocupé de ayudar a mis compañeros. Al final te queda la sensación que dejaste huella en el fútbol. Cuando hablan de ti, hablan de buena forma, y ese es el mejor legado. Lejos de haber sido bueno, malo o regular jugador, que digan “qué buena persona que fue, un tipazo”, eso es una recompensa enorme.
-¿Cuál consideras que fue el club en el que mejor rendiste?
Fue a los 24 años, en Cienciano, que di el espaldarazo y despegué en el fútbol. Di el salto a afirmarme en Primera División, ya que reconocían que jugaba por ser yo y no hijo de mi ‘viejo’. Considero que esos 10 años fueron muy parejos.
-Demoraste en llegar a un ‘grande’…
En Total Chalaco me fue muy bien, y con Cienciano en la Libertadores también. En 2011, me tocó jugar en Unión Comercio. Era para salvar descenso y terminamos clasificando a la Sudamericana. Ahí me dirigió mi ‘viejo’. El siguiente año tuve la oportunidad de ir a Universitario. Me llamaron de la ’U’ y a Real Garcilaso, y opté por Garcilaso, que recién subía a Primera. Y no fue mala la apuesta porque ese año fuimos subcampeones nacionales. Y en EL 2013 y 2014 juego en Alianza Lima.
-¿Por qué rechazaste jugar en la ’U’? Cualquier jugador estaría feliz de que lo llamen de uno de los clubes más importantes del país…
En ese año estaba por nacer mi primer hijo y me pareció mucho más seria la propuesta de Garcilaso. La ’U’ estaba inmersa en un millón problemas, y no estaba para aventurarme a seguir en crisis. Era blanco o negro. Decidí por negro y me salió bien.
-Selección Peruana-
Si bien su paso más recordado por la selección peruana fue en 2001, cuando fue llamado a la Copa América, Julio Edson Uribe tuvo un paso más reciente, en 2012, cuando Sergio Markarián lo consideró para el partido de la bicolor en la altura de La Paz. En esa época, jugaba en el sorpresivo Real Garcilaso, que en su primer año en Primera División, se ubicaba en los primeros lugares. Julio Edson no tuvo minutos en ese encuentro ante Bolivia, pero fue parte del plantel.
-¿Qué es lo que más recuerdas de ese 2012, en el que lograste el subcampeonato con Real Garcilaso?
El equipo hizo un tremendo campañón y eso me valió una convocatoria para un partido de Eliminatoria, que yo lo tomo como un triunfo moral más, porque también fue sin empresario. Fue a punta de reconocer el rendimiento del jugador y eso creo que vale doble.
-Y el técnico no era Julio César Uribe…
Ahí no había papá, no había nada. Había el reconocimiento de un entrenador que te había visto durante todo el año.
-¿Cómo te sentiste?
En ese momento para mí fue salir campeón del mundo. En esa lucha diaria, permanente, por el reconocimiento, de que le den valor a lo que haces. Y qué mayor premio que llegar a la selección. Lo tomé como una revancha, así haya sido solo un partido. Hay que valorar todo el proceso que se llevó para poder llegar a esa convocatoria. La caída, los golpes, la crítica.
-¿Llegar a Alianza Lima en 2013 tenía como objetivo volver a ser tomado en cuenta para la selección?
Es el deseo de todo jugador estar en la selección. En Alianza haces un partido bueno y tienes la oportunidad de estar. Pero Alianza no fue ese año el equipo que te permitía ser una vitrina. Era un plantel joven, éramos pocos mayores. No pudimos brillar como equipo, como todos esperaban, así que no veía posibilidad de ser convocado.
-¿Y con Ricardo Gareca? Su llegada coincidió contigo en un buen momento en UTC…
Ya se manejaban otros parámetros para ser convocado. Había otros tipo de mediciones y requerimientos del ‘profe’. Edades, incluso, regularidades en el torneo. Cantidad de metros que se corren, movimientos, personalidad. Con 33 o 34 años era complicado.
-Copa América 2001-
Para el 2001, Julio Edson Uribe tenía 19 años. Al ser uno de los pocos peruanos de esa categoría jugando en el extranjero (ya había estado en México), fue considerado para la Sub 20, que también era dirigida por Julio César Uribe, pero una lesión lo marginó de este torneo. Unos meses después Julio César Uribe anuncia a los convocados para la Copa América, y en la lista aparece su hijo, causando revuelo y generando comentarios, pues el hincha entendía que, de no ser el hijo del entrenador, probablemente su oportunidad no se hubiera dado en ese momento. En el torneo, ingresa en dos partidos: Paraguay en etapa de grupos y Colombia en cuartos de final.
-¿Te molesta que tu paso por la selección peruana sea recordado por ser convocado por tu papá?
El tener el apellido que tengo siempre me ha causado muchos problemas. Teniendo otro apellido se hubiera valorado mucho más el tipo de juego o hasta el rendimiento que tenía, eso lo tengo claro. Pero es parte de la idiosincrasia en la que vivimos y yo lo acepto. Antes estuve en la Sub 20, yo jugaba en México por esa época (Jaguares de Colima), pero no pude jugar por una lesión. Entonces voy a la Copa América junto a otros juveniles.
-Se criticó hasta la camiseta que te dieron…
Eso fue muy comentado ya que recibí la ’10′, porque el ’Chorri’ Palacios se había lesionado.
-Pero te pudieron haber dado otro número…
En esa época no sabíamos cuál era el número de cada uno, el único que sabía eso era el utilero. A mí nunca me importó el tema del número. Llegué al camerín y le pregunté a ‘Gamarrita’ (utilero de la selección), y me dice “esa que está ahí es la tuya, nadie la quiere, así que chápala”.
-Te tocó debutar en el primer partido de esa Copa América. ¿Qué sentiste?
Recuerdo los nervios, la adrenalina. En ese debut jugamos con Paraguay y quedamos 3-3 y yo le doy el pase a ‘Chemo’ Del Solar para que anote. Esas experiencias tienes que vivirlas. Son maravillosas, son adrenalina pura, son nerviosismo, son ansiedad. Lo que se siente es realmente indescriptible. Quieres hacer todo, pero tienes que hacer lo justo, porque hay una responsabilidad colectiva. Representar a tu país es lo más lindo que te puede suceder en la vida.
-¿Tu papá te avisó que te iba a convocar?
Ni siquiera me entero por mi ‘viejo’. Me entero cuando llego al aeropuerto de Chile. Estaba regresando de vacaciones, y entré a internet y vi la lista de convocados. Ya me imaginaba el hormigueo de gente en el aeropuerto cuando iba a llegar. Yo tenía 19 años, y a veces, para tratar a la prensa, tienen que ser bastantes finas las palabras que hay que decir. Mi ‘viejo’ tiene un buen ‘floro’, yo soy un poco más concreto. Así que tengo que tener más cuidado porque soy un poco más criollo para declarar.
-¿Qué te dijo tu papá luego de la convocatoria?
Yo entendí que él lo tomó como la posibilidad de revancha por la Sub 20, porque me lesioné un día antes de que empezara el Sudamericano y no pude jugar. Me dijo: “Es una nueva oportunidad para que puedas demostrar lo que sigues aprendiendo en el extranjero”. Había estado un año en México y uno en Uruguay (Deportivo Maldonado). Ese roce me permitía competir, más que solucionar los problemas de una selección mayor. En general, era tener esa experiencia que te permita seguir asentando un camino. Eran experiencias que él decidió darle a algunos chicos de la Sub 20, incluido yo.
-Tu papá siempre mantuvo la posición que sabía de tu potencial y quería darte mayor rodaje, aunque eso no frenaron los comentarios...
Poniéndome crudo, tampoco lo vería así, si fuera el público normal. Ya con los años te digo.
-¿Sentiste que fue por tu papá que llegaste a la selección?
Yo lo entendí a esa edad, en ese momento, como que era una posibilidad que me daban de seguir ratificando el talento que tenía. Ahora, si tú me preguntas ahorita cómo lo tomo, pues sí, obviamente, hay un tema de que el padre está ahí, porque imagino que habían mucho otros jugadores que también querían una oportunidad. Entonces se presta a ese tipo de interpretación. Yo lo veo así, o sea yo no lo hubiera hecho. Yo, como Julio César Uribe, no lo hubiera hecho. Pero claro, ya te lo digo mucho más grande, con 38 años.
-¿Cómo fue tener una carrera en la que constantemente se te comparaba con tu padre?
Siento que la etapa de futbolista fue muy complicada de llevar para mí. Pero a partir de los 24 años empecé a despegar en el fútbol, y ya no decían ahí está el hijo de Uribe, sino ahí va Julio Edson. Ahí se empezó a tener reconocimiento de las personas y pienso que la gente terminó sabiendo que jugaba porque era capaz de hacerlo, más que por ser hijo de mi ‘viejo’. Eso a mí me deja tranquilo.
-Siempre has tenido la valla alta y la presión era mayor…
Más que la prensa o la gente, me la puse yo. Cuando debuté, dije que mi meta era superar a mi ’viejo’. Es la ilusión del ‘chibolo’. Pero al ponerme esa frase, pues le di ’carnecita’ a todo el mundo para crear esa expectativa. En general, todos los hijos de futbolistas que han sido cracks tienen esa presión. Con el tiempo te das cuenta que mi ’viejo’ era un ’tocado’ para el fútbol.
-Si en algún momento llegas a ser técnico de la selección peruana y tienes un hijo joven, al que le ves potencial, ¿lo convocarías?
Yo no lo haría, si me preguntas ahorita, en frío. A menos que sea la forma correcta y sea de súper ayuda para el grupo. Hablamos de una selección, tendría que andar por los cielos para llamarlo. Dependería mucho de los contextos.
-¿Hay posibilidades de que haya un heredero tuyo y de tu papá?
Mi hijo menor tiene ahorita cinco años y todos los genes que no heredé yo de mi ’viejo’, que me saltearon, los ha heredado él. Es zurdo y estamos asombrados. Hace unas cosas que los niños a esa edad no lo hacen, ni a los ochos años. A mi ‘viejo’ se le caía la baba conmigo, pero con mi hijo menor es peor. Eso sí, yo no quiero que juegue fútbol, pero si realmente es bueno y le gusta, como papá me va a tocar apoyarlo.
-Uno esperaría que tuvieras la ilusión de que sea futbolista. ¿Por qué no quieres que juegue fútbol?
El fútbol es muy duro. Es un ambiente muy sucio, y no veo que cambie para mejor. Me gustaría tratar de llevarlo por otro lado. Pero como te digo, si me dice que va a ser futbolista profesional, lo apoyaré.
-Tendría doble presión. Por el papá y el abuelo…
Mi contexto nunca fue cómodo. Yo salía a la cancha y todo el mundo quería verme jugar como mi ‘viejo’. Había mucha presión de no ’embarrarla’. ¿Cómo aflora el talento si vive bajo presión? Mi escenario no fue fácil. Lo que tendría que hacer yo, como papá, si él quiere ser futbolista, es brindarle un contexto en el que pueda consolidarse. Cuando lo haga, él hablara en la cancha.
-Futuro-
Ya lejos de las canchas, Julio Edson planea un futuro relacionado al fútbol. Quiere seguir su formación como técnico y hacer crecer sus proyectos. Y aunque no descarta entrar a la televisión, aseguró que, de momento, no le llama la atención. Ni siquiera si el proyecto es junto al ’Diamante’. La etapa como futbolista está cerrada y, como bien dice, espera que se le recuerde por lo que hizo dentro de la cancha, y no por un episodio aislado.
-¿Cuáles son tus objetivos como técnico?
Dirigir en Primera División, pero no quiero dar un paso apurado. Quiero quemar etapas antes.
-¿Algún proyecto con tu papá?
Él es el presidente del club “El Diamante” y lo manejo yo. Queremos que sea la mejor escuela de formación de menores.
-¿Te ves en la televisión comentando fútbol como él?
Me han dicho para ser comentarista y que tengo pasta, pero no me jala. No digo nunca, pero no veo ahorita. Si me ven luego, es porque me animé.
-A lo mejor vemos un Julio Edson Uribe vs. Julio César Uribe en algún momento…
Siempre recojo del ‘viejo’ que se aprenden cosas buenas de él. Te habla con fundamento, porque lo ha vivido. Cuando hablamos de fútbol, no sabes la ‘chispa’ que sale, aunque él es mucho más rápido. Lo que él te dice en 20 mil palabras yo te lo digo en dos.
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