Solo hay traición si primero hubo confianza. En Houston una empresa está regalando lavados de auto a cambio de una camiseta de James Harden. La idea es recolectar la mayor cantidad de sudaderas de la máxima estrella de los Rockets, hasta hace unos días, para tirarlas a la basura. “Merece nuestro olvido inmediato” afirma Joe, uno de los enfurecidos hinchas a los que se le ocurrió la idea de lavar autos “gratis” para que el recuerdo del “Barba” se esfume cuanto antes de la memoria de la ciudad.
CONTENIDO PARA SUSCRIPTORES: Juveniles eternos: tres razones por las que a los futbolistas peruanos les cuesta forjar su carrera en el extranjero
Fueron 8 años de idilio en los que Harden estuvo deslumbrante casi siempre. Con los Rockets el californiano se proclamó como el jugador más valioso de la NBA en la temporada regular del 2018 y tres veces consiguió ser el mayor anotador de la Liga, lo que por supuesto le supuso el amor incondicional de los houstonianos. Los fanáticos de la gran metrópoli texana creían que, de su mano, eventualmente ganarían el anillo de campeones. Desde la época de Hakeen Olajuwon ningún otro basquetbolista había generado tanta idolatría como él en el Toyota Center. Ahora, que se ha marchado a los Nets, ese sentimiento ha tornado en cólera. La razón ha sido ha sido la mezquindad de su conducta. Lejos de despedirse agradecido, Harden ha mancillado su adiós con actitudes que lo han empequeñecido.
Cansado de no conseguir el título con los Rockets, pese a que en varios años los directivos hicieron los esfuerzos por acompañarlo de los jugadores que pidió, incurrió en el peor pecado que puede cometer alguien que practica deportes colectivos: hablar mal de los demás. Acto seguido, para forzar su salida llegó tarde a los entrenamientos y redujo considerablemente su promedio de canastas por partido. “Le he dado todo a esta ciudad, pero esta situación no puede arreglarse“, dijo, en clara alusión a la calidad de los integrantes de su equipo. Verdad o mentira, Harden violó los códigos éticos tácitos que tiene cualquier grupo humano.
De inmediato el mundo del básquet ha replicado. Shaquille O Neal, cuatro veces campeón de la NBA y comentarista internacional, le espetó en señal abierta que los números de sus últimos playoffs fueron bastante discretos para alguien que se ufana de ser una estrella y ganar $34 millones. “Tampoco ha sido lo suficientemente altruista para ceder la pelota a sus compañeros cuando era necesario” concluyó. En el mismo tono John Wall y DaMarcus Cousins, ex compañeros de Harden en los Rockets, sintieron que las declaraciones del ex jugador franquicia habías sido irrespetuosas con el plantel.
En Brooklyn, en cambio, la expectativa es enorme. Ahora con Harden junto a Durant y a Irving, los Nets son la única plantilla que tiene tres estrellas en la NBA. Si Steve Nash, el entrenador del equipo logra hacerlos compatibles en la cancha y fuera de ella, la franquicia podría ganar su primer campeonato en la historia. De hecho, ya son considerados como los favoritos, pero van a tener que aprender a convivir entre ellos. El manejo adecuado de las personalidades y los egos del tridente estelar son un aspecto que no pueda obviarse.
El problema del traspaso para Nash es que, si bien ha sumado una estrella más a su constelación de astros, ha tenido también que desprenderse de nombres sólidos en el plantel. Ahora cuenta con un quinteto de mucho mayor talento, pero con pocos sustitutos de nivel. Habrá que ver como se acomodan en la cancha.
Se espera que Harden debute esta noche contra los Orlando Magic. En Houston entre tanto, los Rockets, ya sin el Barba en sus filas, han regresado a la victoria.
MÁS EN DT
- Futbolista Bryan Hermoza falleció tras despiste de vehículo que lo transportaba
- Refuerzo de Sport Boys presentado la semana pasada fue despedido por incumplir protocolos
- Eden Hazard fue criticado por excrack del Real Madrid: “No ha ofrecido prácticamente nada”
- ¿Zambrano tiene chances de jugar en la final? Periodista de ESPN se refirió al posible XI de Boca Juniors