Jefferson Farfán estuvo en Alianza Lima hasta mediados del 2004. (Foto: GEC)
Jefferson Farfán estuvo en Alianza Lima hasta mediados del 2004. (Foto: GEC)
Ricardo Montoya

Todavía, cuatro años después la voz de Peredo sigue retumbando en los oídos. No importa cuanto haya destacado en otros partidos con la Selección, es ese remate cargado de esperanza el que acerca la memoria cuando se habla de él. Es que ese gol fue llave, ese gol fue luz, ese gol fue la alegría inolvidable.

CONTENIDO PARA SUSCRIPTORES: Claudio Pizarro: “Si me preguntan en el Bayern por alguno que podrían contratar, diría Renato Tapia” | ENTREVISTA

En Matute también guardan recuerdos felices: el autopase con el taco para vencer al compadre o el tanto que significó el campeonato frente a Cristal en el 2003. La estela exitosa de “La Foquita” en la Victoria permanece, pero ya estamos en el 2021 y los meses se han convertido en años y los años, a su vez, en décadas.

Acierta Claudio Pizarro cuando afirma “que Farfán pudo ser más de lo que fue, pero distintas circunstancias se lo impidieron”. De algunas fue responsable, de otras no tanto. Las lesiones se ensañaron con sus piernas es cierto, pero hubo también alguna intoxicación insólita y una merecida exclusión de la blanquiroja en épocas de “Chemo”. Su virtuosismo, sin embargo, jamás estuvo en tela de juicio. Cuatro veces se coronó con el PSV de Holanda. En Gelsenkirschen los hinchas del Schalke le guardaron un lugar en el once histórico del club y en Rusia fue el goleador del equipo campeón. Queda claro que Farfán ha sido un crack, aunque no es ofensivo preguntarse si todavía a esta edad y con varias operaciones encima lo sigue siendo.

El 26 de octubre próximo Jefferson va a cumplir 37 años y a juzgar por su último partido contra Brasil conserva la sapiencia y el talento de sus años dorados. Ha perdido obviamente algo de velocidad y reacción, pero en ese encuentro lució bien. Lo suficiente como para destacar otra vez en el futbol peruano vestido de blanquiazul. Los problemas empiezan cuando el análisis se vuelve minucioso.

En el último año y medio Farfán ha participado en solo tres partidos con su ex club y ha vuelto a pasar por el quirófano. Es improbable que tenga la continuidad deseada en la Liga 1. Fríamente la inversión acarrea un riesgo, sobre todo si se toma en cuenta que es muy posible que los estadios que Alianza iba a llenar con su presencia albergarán ahora, en el mejor de los casos, a algunos pocos espectadores. Con Farfán los estadios iban a estar repletos y las taquillas iban a ser significativas. En tiempos de virus acechantes la cosa cambia. En lo económico el negocio no parece redituable.

El primer gol  de Jefferson Farfán con la camiseta de Alianza Lima y como profesional durante el 2002. (Video: CMD)
El primer gol de Jefferson Farfán con la camiseta de Alianza Lima y como profesional durante el 2002. (Video: CMD)

Desde lo emocional, en cambio, la apuesta si es interesante: el recuerdo de Jefferson se atesora con mucho cariño en Matute. Se pueden encender afectos y eso repercutir en el rendimiento deportivo. Existe, de todas formas, una contra. No cayó bien en el corazón íntimo la negativa de sumarse al plantel si jugaban en segunda.

Si finalmente se confirma el pase y Jefferson regresa a Alianza, la alegría en la Videna va a ser enorme. Gareca, por fin, va a poder hacerle un seguimiento cercano y el preparador físico tendrá una idea cabal de su forma atlética de cara a cada partido. Su cuidado seguramente será especial.

Los próximos días tendremos novedades. Es altamente probable que Alianza endulce sus días con chocolate fino. Ojalá, por el cariño que le tenemos todos, que “La Foquita” vuelva a encenderse en el Perú.

MÁS EN DT...

VIDEO RELACIONADO

El gol de Jefferson Farfán en un clásico ante Universitario el 2003. (Video: CMD)
El gol de Jefferson Farfán en un clásico ante Universitario el 2003. (Video: CMD)

Contenido sugerido

Contenido GEC