Para la peruana Marcela Marañón no existen los límites. Ni un violento accidente de tránsito en 2002 que la dejó paralizada de la cintura para abajo y con una amputación en una de sus piernas han sido obstáculos para llevar su vida mucho más allá de lo que cualquiera hubiera imaginado.
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Mucho menos ha sido impedimento para que sea una exitosa atleta. Si pudo convertirse en la primera latina discapacitada que alcanzó la cima del Kilimanjaro, de jugar hockey, practicar el ciclismo, esquí, boxear y lanzarse de una tirolesa en Dubái, cualquier otra cosa que se proponga lo podrá hacer.
“Soy una mujer que trata todo”, dijo Marañón a la cadena ESPN. “Si me dices ‘Marcela vamos a saltar de la montaña’, yo voy y lo hago. Mientras me sienta segura, voy y lo hago. Me gusta experimentar diferentes deportes. La próxima semana me voy a esquiar a Utah y voy a hacer esquí nórdico”.
Marañón, de 39 años, llegó a Dallas, Texas, en el 2001 para estudiar inglés y tener mayores oportunidades como diseñadora gráfica en su natal Perú. Sin embargo, en septiembre del 2002 sufrió el accidente que marcó para siempre su vida; de una manera positiva, como ella misma reconoce.
Desde el principio, el deporte, que solo lo practicó como distracción antes del accidente, comenzó a ayudarla en su recuperación. “Primero comencé a hacer bicicleta adaptada. De ahí a esquiar con un equipo adaptado. Luego el kayak, empecé a hacer todo… Soy una mujer que trata todo”, contó.
También jugó tres temporadas de slede hockey, que es la modalidad sobre silla de ruedas, en Nashville, a tan alto nivel que fue a las pruebas para el equipo nacional de Estados Unidos. “Pero no lo logré y no importa, disfruto demasiado el deporte, igual amo el deporte y eso no me desanimó”, mencionó.
Al principio fue bastante complicado, costear sus deportes extremos y viajes de su propio bolsillo. Después, al hacerse una influencer en Instagram de los deporte extremos, comenzaron a llegar los auspiciadores, que vieron sus ganas y motivación para ella y el resto del mundo en las redes sociales.
Alcanzó la cima del Kilimanjaro
El 9 de febrero del 2020, Marañón alcanzó la cima del Kilimanjaro, a pesar de su condición. Se convirtió así en la única latina y una de las 10 personas en silla de rueda que han conseguido alcanzar los 3962 metros de la montaña, de acuerdo a los registros del parque que lleva el mismo nombre que el Monte.
Fueron siete días de esfuerzo físico y mental, pero de grandes experiencias y aprendizajes en todos los aspectos, apoyada por una fundación israelí, que la buscó gracias al trabajo y exposición que ha logrado a través de sus redes sociales para llegar a lo más alto de esta montaña situada en Tanzania.
“Tuvimos una silla especial. Está diseñada para empujar a la persona discapacitada encima de las rocas. Tiene como amortiguadores y eso fue lo que a mi me ayudó. Yo estaba sentada en la silla y me empujaban”, contó. “Los guías hicieron casi todo el trabajo, ellos lo hicieron posible por mi”, explicó.
“Cuando llegas arriba puedes mirar el cielo y cómo el sol pasa la luna. Puedes ver los nevados arriba, estás viendo las nubes. Es impresionante”, indicó. Marañón tiene unas rigurosas rutinas de entrenamientos que incluye el boxeo, ciclismo y gimnasio, al menos cuatro veces por semana.
Aún tiene metas por alcanzar
Pero su ascenso al Kilimanjaro dista de ser la última de sus metas. Aún tiene muchas por cumplir y lugares por conocer, incluyendo las nuevas siete maravillas del mundo moderno, de las que ya conoce cuatro. Solo le faltan el Cristo Redentor en Brasil, el Coliseo Romano en Italia y la Gran Muralla China.
Pero Marañón quiere que su legado sea más que ser una madre, atleta, empresaria o viajera. “Si yo hago esto, puedo motivar a alguien que tiene la misma discapacidad que yo a que esa persona pueda explorar el mundo, a que esa persona pueda aceptar su condición y pueda salir adelante”, dijo.
“Cuando empecé fue un poquito difícil. Pero cuando seguía, seguía y seguía, las cosas se ponían mejor. No sólo me beneficia a mi, sino a toda la comunidad, y a los que no son de la comunidad a ver que una persona con discapacidad también pueda hacer cosas como una persona que no la tiene”, concluyó.