Tocamos fondo. Regresamos en el tiempo. Caímos en la peor de las pesadillas futbolísticas. Somos últimos de Sudamérica. Jugamos un poquito mejor, nada más, pero el dolor de cabeza nos va a durar hasta setiembre 2024. ¿Y ahora qué nos inventamos tras este amargo 1-1? ¿A quién más culpamos? ¿Contra quién nos enfrentamos si son fantasmas del pasado los que nos arruinaron la noche en el Nacional? ¿Cuántas veces vamos a repetir ese disparo de 45 metros de Lapadula para soñar con que acaba en gol?