Hoy se cumplen cuarenta días de aislamiento social general obligatorio. Es una cuarentena perfecta por el número de días cumplidos, pero es absolutamente imperfecta en su cumplimiento. Nuestros conciudadanos circulan por las calles, acuden a los centros de abastos, hacen apretadas colas, se aglomeran, desarrollan actividades económicas y algunos caminan –en grupos- cientos de kilómetros hacia sus regiones de origen. Todo ello ocurre sin guardar el distanciamiento personal mínimo y sin el uso general de mascarillas idóneas. En el país aumentan los contagiados y los muertos por la covid-19.
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Esta cuarentena no está dando el resultado esperado. Sin embargo, se prorrogó hasta el 10 de mayo. Se anuncian más subsidios para las familias. ¿Llegarán a entregarse? ¿Llegarán a tiempo pese a que no tenemos un sistema de entrega adecuado? Nos parece que no.
Ayer el presidente de la república dijo “lo más importante del país es su gente”. Sin embargo, la libertad personal, de circulación, de trabajo y de empresa de nuestra gente está restringida. Ello afecta gravemente la generación de ingresos de las familias y su capacidad para alimentarse y satisfacer necesidades básicas, en especial en los segmentos de menores recursos. Obliga a las personas a salir desesperada y desordenadamente, sin protección, a las calles, generando mayores riesgos a la salud.
Necesitamos un plan para flexibilizar el estado de emergencia y la cuarentena que asuma y entienda esta realidad. Este plan urgente debe devolvernos las libertades ordenadamente, colocando plazos definidos por cada actividad; sin improvisación, evitando cambios una y otra vez, que afectan la planificación de actividades; sin incertidumbres, evitando anuncios en conferencias de prensa que luego demoran en ser concretados en normas publicadas; y, con protocolos de salud exigentes, que se puedan cumplir, para cuidar a los trabajadores, a los consumidores y a las familias.
Este plan debe promover el comercio electrónico, las ventas a distancia y las entregas mediante delivery, así como las actividades productivas que pueden desarrollarse con mascarillas, medidas específicas de aseguramiento de la salud y con contacto personal restringido. Los decretos legislativos dirigidos a contribuir con la reactivación deben ser publicados previamente como proyectos para que la sociedad civil pueda conocerlos y contribuir con su contenido. Se requiere cumplir altos estándares de transparencia.
Se debe priorizar el cuidado de la salud, pero también, con energía y urgencia, se deben liberar todas las actividades económicas que tengan baja incidencia en posibles contagios de covid-19. El país y las familias de menores recursos no resisten más.