Uno de los frentes más complejos que afronta todo ejecutivo es cómo administrar adecuadamente tanto su tiempo como su energía. La dinámica diaria, los retos que plantea la alta incertidumbre que invade el mundo de los negocios hoy, generan la necesidad de sostener múltiples reuniones, tanto con nuestro equipo de colaboradores, como con clientes, proveedores, asesores y ‘stakeholders’ en general. En este contexto, uno tiende a sobre-estimar nuestra capacidad para eficientemente procesar el cúmulo de requerimientos a afrontar y termina ofreciendo más de lo que puede cumplir. Llamaremos a esto: “La Mecida”, para describir el salir del paso aceptando realizar una gestión sabiendo que no podrá dedicarle el tiempo suficiente.
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En un estudio publicado en el “Jornal de relaciones sociales y personales”, se dio cuenta que el 25% de los encuestados había sido “mecido” por un colega, y si analizamos este fenómeno en procesos de selección de personal, una encuesta de LinkedIn arrojó que el 93% de los encuestados afirmó lo mismo.
¿Cuántas veces uno ofrece presentar a un conocido a una empresa o hacer una referencia para apoyar un proceso de selección, o revisar una decisión a manera de reconsideración o participar de un evento, para luego no cumplir? Esto claro trae consecuencias, no solo afecta nuestra imagen, sino que se pueden perder oportunidades valiosas.
¿Por qué es tan difícil decir “no”? Por un lado, existe el temor a decepcionar a alguien que tenemos frente a nosotros y preferimos quedar bien, generando así una expectativa cuando sabemos que no podremos cumplir con lo ofrecido. Esto implica colocar primero nuestro sentido de culpa antes que privilegiar la franqueza.
Un líder debe ser consciente que, si acepta una tarea, debe honrar su compromiso y por ello será mejor decir “no” y explicar las razones que sustentan tal decisión antes de buscar la salida fácil, para terminar defraudando. Nuestra marca personal saldrá fortalecida si actuamos con respeto a la vez de poner por delante la sinceridad y sentido de responsabilidad.
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Una de las labores más difíciles de sobrellevar para un líder, es el transmitir malas noticias y muchos tienden a postergar el mal rato, alargando los plazos, evitando así el enfrentar tal o cual situación.
El actuar con transparencia y empatía, a pesar de lo duro que pueda ser el mensaje, es una condición básica para liderar y transcender.