GameStop: las claves económicas para entender el golpe que le dieron a Wall Street

A comienzo del año pasado, la acción de GameStop, víctima del crecimiento del comercio electrónico y el retroceso de las ventas en tiendas físicas, languidecía en la bolsa con cotizaciones cercanas a 4 dólares por acción lo que se traducía en una capitalización bursátil (valor total de la empresa en bolsa) de apenas unos 200 millones de dólares. Un año después, a fines de enero 2021, el valor de las acciones de esta empresa se ha multiplicado más de cien veces, llegando a un pico de 483 dólares y disparando su valorización bursátil a unos 23 mil millones de dólares. ¿Qué pasó? ¿Cómo una empresa con pérdidas económicas y un modelo de negocio en franco declive pudo revivir de sus cenizas?

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Al parecer la respuesta a este fenómeno está lejos de Nueva York y los grandes fondos institucionales y muy cerca de pequeños y veinteañeros inversionistas que usaron el full power de las redes sociales y la internet para hacer escuchar sus voces. A través de unos fórums en Reddit, un sitio web de noticias y temas sociales donde los contenidos son seleccionados y promovidos por sus partícipes, pequeños inversionistas habrían querido darles una lección a los grandes fondos privados de riesgo (hedge funds) que habían estado vendiendo en corto acciones de GameStop.

El Short Selling

Vender en corto o short selling en inglés es una estrategia perfectamente legal que usa cualquier inversionista que espera que la acción de una empresa vaya a caer en el futuro. Para vender en corto, uno tiene que prestarse (pagando un interés) acciones de un tercero; vender estas acciones inmediatamente en el mercado; y un tiempo después, recomprar las acciones a un precio menor. Así, el inversionista se beneficia de la bajada en el precio y devuelve las acciones prestadas. La estrategia no está exenta de riesgos. Si el precio de la acción sube, el inversionista en corto pierde por dos lados, pues no solo tiene que recomprar las acciones a mayor precio, sino que encima tiene que pagar los intereses por haberse prestado las acciones. Una real pesadilla financiera.

En el caso de GameStop, durante el 2020, algunos hedge funds habían vendido en corto a la espera que el precio de la acción siga cayendo, como consecuencia de los pobres resultados financieros de la compañía y el agotamiento de su modelo de venta retail. Conscientes de este hecho y con un afán justiciero de evitar que los mencionados fondos se “beneficien de las desgracias ajenas”, miembros de Reddit y demás gente de a pie - pequeños inversionistas atacando como un ejercito de hormigas – se organizaron y empezaron a comprar acciones de GameStop. Luego, al parecer, algunos inversionistas de mayor tamaño se sumaron a esta movida compradora. La consecuente subida en el precio de las acciones infringió durísimas pérdidas a los hedge funds y demás inversionistas institucionales que habían apostado a favor de la caída de las acciones de GameStop.

Robinhood y los nuevos tiempos

Es destacable el importante rol que ha jugado la agencia de bolsa online Robinhood en el fenómeno de GameStop. Robinhood es un agente bursátil que opera íntegramente vía internet y que hace un par de años lanzó su política de cero comisiones de en la compra y venta de acciones, permitiendo así que pequeños inversionistas (incluyendo los que compraron las acciones de GameStop) accedan a invertir en bolsa de manera muy fácil y gratis. Hoy, poco a poco, en Estados Unidos y el mundo la práctica de comisiones cero va ganando adeptos y ya ha sido implementada por grandes casas de bolsa online tales como Charles Schwab, Interactive Brokers o TD Ameritrade.

Lo ocurrido con GameStop es inédito y ha remecido todo Wall Street. La solidez del mercado accionario norteamericano, el rol de las redes sociales, el concepto de manipulación bursátil y la validez de algunas prácticas financieras como la venta en corto están siendo repensadas por inversionistas y reguladores. Adicionalmente, GameStop ha generado efectos colaterales en acciones de otras compañías como Nokia, AMC Theaters o Blackberry – empresas también en declive y con vendedores en corto – que han visto subir sus cotizaciones dado que también son potenciales objetivos de las redes sociales. En consecuencia y a la fecha de esta publicación, muchas de las mencionadas casas de bolsa, según dicen aconsejadas por los reguladores norteamericanos, han restringido el trading de acciones de las empresas antes mencionadas y algunas otras con el mismo perfil con el fin de evitar este tipo de ataques o movimientos.

Lecciones y oportunidades para todos

Esta historia – aún sin final - nos deja importantes lecciones y oportunidades para todos, pues lo último ocurrido en Wall Street con GameStop es perfectamente trasladable a otras esferas de la economía.

En primer lugar, el mundo financiero debería revaluar sus prácticas de mercado y estar atento a las nuevas voces de la calle y la psiquis del siglo veintiuno. Tradicionalmente dentro del mundo de las finanzas y la bolsa, vender en corto la acción de una empresa esperando que esta baje no tiene nada de pecaminoso. De la misma forma que nada de malo tiene, comprar la misma esperando que su precio suba. Son dos caras de una misma moneda o del mismo negocio bursátil. Pero los tiempos cambian, y de la misma forma que hoy el personaje de la Paisana Jacinta o piropear a una persona en la calle son cosas inaceptables, el mundo de la bolsa y sus reguladores deberían redefinir qué está permitido hacer y qué se considera ahora manipulación financiera.

En segundo lugar, las empresas deben estar muy atentas a la voz de sus clientes y su reputación en las redes sociales. La vieja idea de que nadie puede dañar a las grandes corporaciones y grupos económicos no parece ser tan cierta. Las redes sociales han reducido los costos del activismo económico y han puesto al alcance de los individuos las fuerzas de la oferta y la demanda.

Lo último, y lo más importante porque es perfectamente trasladable a la realidad peruana, se refiere al título de este artículo: el poder de la gente. GameStop, los Chalecos Amarillos en Francia, las protestas estudiantiles en Chile y los Cascos Blancos en Hong Kong son todas movimientos impulsados por jóvenes ciudadanos vía las redes sociales que la “gente mayor” no termina de entender. Las nuevas generaciones están ahora utilizando la Internet no sólo para quejarse e insultar, sino también para tomar medidas económicas y sociales con efectos reales.

“Lo último, y lo más importante porque es perfectamente trasladable a la realidad peruana, se refiere al título de este artículo: el poder de la gente. GameStop, los Chalecos Amarillos en Francia, las protestas estudiantiles en Chile y los Cascos Blancos en Hong Kong son todas movimientos impulsados por jóvenes ciudadanos vía las redes sociales”.

En este contexto, qué les parece si la próxima vez que una empresa peruana se porta de manera abusiva con sus clientes o empleados, sus dueños se involucran en corrupción o dan un servicio posventa deficiente escuchan nuestras voces y, sobre todo, sienten en sus bolsillos las consecuencias de sus actos. Gracias a las nuevas tecnologías, la cancha se está nivelando hacia los consumidores y la vieja historia de David y Goliat parece tener vigencia tanto hoy como hace tres mil años.

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