La historia se repite y de la peor manera. La segunda ola de COVID-19 ha vuelto a recrear los mismos escenarios dantescos de la primera ola, pero de forma más inusitada, empezando por la clamorosa ausencia de oxígeno.
“Aunque tenemos más camas de hospital y respiradores artificiales, nos está faltando lo esencial, que es el personal médico y el oxígeno medicinal. En varios hospitales eso es lo primero que está escaseando”, apunta Alicia Abanto, adjunta para la Defensoría del Pueblo.
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La agresividad con la que la nueva cepa de COVID-19 ataca a la población y dispara la demanda de oxígeno, ha sobrepasado las previsiones más pesimistas.
La ministra de Salud, Pilar Mazzetti, ha señalado que los contagios han alcanzado en cuatro semanas el mismo nivel de gravedad visto en la primera ola al cabo de ocho semanas.
Los productores criogénicos, principales proveedores de oxígeno para el sector salud, son más rigurosos en su apreciación de la crisis: “En nuestro caso hemos pasado de abril a julio (pico de la escasez de oxígeno en 2020) en solo siete días”, señalan.
Esto significa que ya no hay más oxígeno para satisfacer la creciente demanda, un problema que habría empezado a sentirse en varios hospitales capitalinos, como el 2 de Mayo, donde la Defensoría del Pueblo ha alertado que no hay suministro.
SIN OXÍGENO, OTRA VEZ
Linde Praxair, el mayor productor criogénico del país, advirtió la semana pasada que la demanda de oxígeno de los 300 hospitales a los que sirve, se ha incrementado de tal manera que le faltan 25 toneladas por día (tpd) para satisfacerla, a pesar de que les dedica toda su producción (225 tpd).
Y lo mismo ocurre con los demás productores criogénicos de oxígeno, que han dejado de atender a las industrias (sus principales clientes) para concentrarse en la emergencia sanitaria.
¿Cuál es la brecha entre la demanda y oferta de oxígeno medicinal en este momento?
Si bien no existen estadísticas oficiales, Día1 pudo estimar que la oferta de oxígeno a nivel nacional ascendería a 350 tpd, sumando el aporte de los productores criogénicos (80%- 90%) y de las 104 plantas generadoras que el Gobierno ha instalado en los hospitales (10% - 20%) durante el último año.
(Nota: De acuerdo al Ministerio de Salud, las 104 plantas, entre las que se cuentan 41 donadas por el sector privado, aportarían 67,2 tpd).
En contrapartida, cotejamos que la demanda de oxígeno bordearía las 400 o 420 tpd, incluyendo 301 tpd de compras del Ministerio de Salud (Minsa).
Hablamos de una brecha de 50 o 70 tpd, que no ceja de crecer debido al consumo exponencial de oxígeno por parte de hospitales y hogares.
Una proyección del Minsa configura tres posibles escenarios para la demanda de oxígeno en la segunda ola, partiendo de uno ‘leve’, estimado en 1,3 millones de m3 (1.762 tpd), hasta uno grave, que demandaría 3,46 millones de m3 (4.681 tpd). Todas cifras inalcanzables.
¿Cómo llegamos a esta crítica situación?
CON LA MISMA PIEDRA
“El país se confió en que no habría una segunda ola, debido a los meses de calma. Ahora tenemos una situación desastrosa”, señala Alicia Abanto.
Ciertamente, el exceso de confianza de los peruanos y la crisis política que agobió al país entre octubre y diciembre de 2020, conspiraron para hacer de esta segunda ola una marejada. Pero hubo más cosas que se pudieron hacer mejor.
Itay Ingberg, gerente de operaciones de Macro Medicis, no entiende por qué el Gobierno Peruano hizo tan poco para prepararse frente a la segunda ola.
La empresa ofreció en mayo pasado la entrega de 30 plantas de oxígeno medianas y grandes que habían sobrado en Israel tras el fin de la segunda ola de COVID-10 en Medio Oriente. Nunca recibió respuesta.
A entender de Ingberg, porque el Minsa estaba empecinado en la fabricación y ensamblaje de plantas made in Peru, que la UNI se había comprometido a instalar en número de 59: 47 para el Minsa y 12 para Essalud.
Al cierre de esta edición, sin embargo, solo dos habían sido instaladas.
“Lo grave es que la UNI ofreció plazos imposibles de cumplir, empezando con la entrega de 18 plantas en diciembre. Ahora no hay suficientes plantas y la demanda de oxígeno se ha disparado”, apunta Ingber.
Pero no se trata solo de demoras. Ahora se sabe que el ingreso de dichas plantas, aunque útil y meritorio, no moverá perceptiblemente la aguja de la oferta de oxígeno.
IMPORTACIONES
El Minsa informó a Día1 que este mes se instalarán las 18 primeras plantas de la UNI, cada una con una capacidad de producción de 20 m3/hora. Esto hace un total de 8.640 m3/día o 11,7 tpd.
Carlos Herrera Descalzi, presidente del Colegio de Ingenieros del Perú (CIP), anota que el Gobierno pudo haberse dedicado a reparar plantas antiguas o a importarlas de países donde ya hubiera pasado la segunda ola, en vez de pretender fabricarlas en Perú, “experimentando con vidas humanas” y desaprovechando tiempo valioso.
La reciente decisión del Minsa, de facilitar la importación de oxígeno y plantas generadoras (D.U. 012-2021) vendría a salvar esta dificultad.
“Ahora sí no hay excusas para no importar cien plantas grandes y medianas de diversos fabricantes”, anota Ingber.
El decreto de urgencia del Minsa también facilitará la importación de oxígeno a granel, que permitió añadir en el pico de la primera ola de COVID-19 (2 de mayo al 10 de agosto) 13,8 tpd, de acuerdo a Oscar Rafael Anyosa, decano del CIP Lima.
Por lo pronto se sabe que Linde está haciendo coordinaciones para importar 20 tpd de Chile. Esfuerzos similares estarían siendo efectuados por otros productores y comercializadores de oxígeno, como Air Products, Criogás, Oxyman y Marinasol.
En paralelo, los expertos del sector aconsejan ampliar la oferta hospitalaria en términos de personal médico e infraestructura, pues de nada servirá traer más oxígeno o plantas si la red hospitalaria no responde al desafío.
OXÍGENO DE SOUTHERN
Hasta la semana pasada el Minsa aseguraba a Día1 que no había desabastecimiento de oxígeno en ningún hospital, porque compensaba el déficit de una región con el superávit de otra.
“El Minsa tiene diversos proveedores de oxígeno, además de la producción propia. La brecha que se pueda presentar en alguna región es compensada con el llenado y distribución de cilindros de oxígeno a nivel nacional, a fin de garantizar el abastecimiento permanente ante la demanda existente”, explicó.
El día domingo, sin embargo, funcionarios del hospital Hermilio Valdizán, de Huánuco, solicitaron al Gobierno la habilitación de un puente aéreo para trasportar oxígeno, porque los camiones que llevan el producto se han quedado varados en La Oroya y Huachipa.
Esta significa que la logística del Minsa estaría comenzando a ser desbordada.
“Con el oxígeno sucede lo mismo que con la electricidad: no es sólo un tema de construir plantas, sino de transportar y distribuir el producto”, apunta Carlos Herrera.
Como decano del CIP, Herrera lideró en 2020 un grupo de trabajo dedicado a encontrar fuentes de oxígeno en el Perú.
En este empeño, los metalurgistas del CIP alertaron que las concentraciones más grandes se localizan en las operaciones metalúrgicas, intensivas en uso de oxígeno para producir acero, cobre y otros metales.
De allí que el Capítulo de Metalurgia fijara su vista en La Oroya, donde Linde tiene dos plantas de oxígeno inactivas.
La idea fue desechada en un informe que Herrera presentó al Gobierno en 2020, no porque fuera impráctica sino “porque requeriría mucho tiempo para ser implementada”, explica.
Sin embargo, el decano continuó indagando y halló que existe otra potencial fuente de oxígeno que les había pasado inadvertida: la planta de refinación de cobre de Southern Copper en Ilo.
“Southern tiene allí 1.300 tpd de oxígeno (de los cuales dona 42 tpd a la semana). Así que, en vez de importar oxígeno de Chile ¿por qué el gobierno no negocia con la empresa minera y consigue oxigeno a cambio de una compensación económica?”, pregunta Herrera.
A su entender, esto podría ayudar a Southern a obtener la licencia social para Tía María. ¿Por qué nadie en el Gobierno se ha fijado en esto?
REPORTE DE OXÍGENO
El gran problema, según Alicia Abanto, es que no existe información oficial sobre la oferta de oxígeno en el país.
“El Gobierno debe publicar un reporte diario y detallado sobre el oxígeno que se produce en el Perú porque es el medicamento más importante y más escaso, y nadie sabe cuánto se produce”, anota.
Del mismo modo, advierte que es necesario corregir el reporte de abastecimiento hospitalario (publicado por de SuSalud) porque “induce a error al sugerir que hay bastante oxígeno en el país” y contradice las quejas de los mismos hospitales.
La situación es complicada, pero podría ser más catastrófica si la tercera ola nos coge confiados nuevamente.
“Debemos aprender de nuestro exceso de confianza y no caer en el error que la llegada de las vacunas lo solucionará todo”, advierte Abanto.
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