El Ministerio de Educación (Minedu) anunció que a partir del 19 de abril algunos colegios podrán retomar las clases presenciales, las cuales están suspendidas desde marzo del 2020 por la pandemia del coronavirus.
En detalle, el Minedu indicó que las instituciones educativas podrán volver a albergar las clases “con algún nivel de presencialidad” y tomando en consideración la opinión de la comunidad educativa integrada por los directores, docentes y padres de familia, así como de los factores epidemiológicos debido a la pandemia del COVID-19.
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En esa línea, la viceministra del Minedu, Killa Miranda, aclaró a El Comercio que los colegios de las zonas urbanas permanecerán cerrados, pues no cuentan con las condiciones epidemiológicas para la reanudación de clases presenciales. Sin embargo, menciona que existe la posibilidad de abrir nuevamente algunos centros de educación básica especial (CEBE) que acogen estudiantes con discapacidad que requieren de terapia.
Al respecto, Paul Gonzales Oporto, director de la Dirección General de Servicios Educativos Especializados del Minedu, explica que se han elaborado tres estrategias para atender la educación básica especial.
La primera se aplicará cuando la institución educativa sea autorizada a atender de manera presencial, “de acuerdo a una propuesta que es por horas, que garantiza el distanciamiento social, y cumpliendo con los protocolos”.
En caso la institución educativa no pueda abrir, Gonzales detalla que se harán visitas domiciliarias, cumpliendo con los protocolos, para reforzar y acompañar el aprendizaje de los niños y jóvenes que tienen algunas discapacidades.
Si ninguna de las dos alternativas previas se puede ejecutar, el funcionario menciona que se ha previsto complementar el trabajo de los profesionales de la institución educativa, mediante apoyo de profesionales multidisciplinarios.
Cabe mencionar que el retorno a clases presenciales se deberá decidir tomando en consideración la opinión de los directores, docentes y padres de familia de cada institución, así como los factores epidemiológicos.
Al respecto, Jessica Gómez, directora de un CEBE público en Lima, indica que ella ha convocado a la comunidad educativa de la escuela a una reunión para decidir entre todos si es que regresan a la presencialidad o se mantienen con clases a distancia.
No obstante, como ciudadana, madre e hija, Gómez dice no estar de acuerdo con que se reanuden las clases presenciales porque considera que aún no existen las condiciones epidemiológicas necesarias. Por tanto, las familias de los estudiantes y del personal de las escuelas estarían más expuestas a un posible contagio.
EDUCACIÓN ESPECIAL
Es importante precisar que los CEBE, que pronto podrían reanudar sus clases presenciales, no atienden a toda la población que tiene discapacidades.
Gonzales, del Minedu, detalla que estos centros están dirigidos a la población con discapacidad severa y multidiscapacidad mayor a los cuatro años de edad. Quienes tienen entre cero y tres años acceden a la educación a través de los programas de intervención temprana (Prite).
Respecto a este grupo, Santiago Cueto, investigador principal del Grade, señala que la cobertura del sistema educativo es aún baja. De acuerdo a cifras del Minedu, los CEBE y los Prite atienden al 43% de su público objetivo.
Pese a ello, Cueto resalta que la cobertura ha mejorado en los últimos años.
¿Qué ocurre con quienes tienen discapacidades leves? Cueto explica que ellos pueden asistir a los centros de educación básica regular (CEBR), ya sea pública o privada.
Jessica Susano, presidenta de la Red de Colegios Inclusivos Privados, indica que tanto los estudiantes de los Prite, los CEBE y los CEBR han tenido dificultades para el aprendizaje durante la pandemia.
En ese sentido, Susano explica que las clases virtuales y las plataformas que se utilizan para estas no siempre se ajustan a las necesidades de los estudiantes con discapacidad.
“Hay estudiantes que requieren actividades de manipulación, sensoriales, donde haya una interacción de acompañamiento mucho más concreta, que va más allá del estimulo visual o auditivo que lo pueden recibir a través de la pantalla“, indica Susano.
Asimismo, menciona que debido a la deserción escolar y a la crisis económica, algunas instituciones educativas redujeron su personal. Esto implicó en algunos casos el cese laboral de los especialistas que atendían de manera personalizada a alumnos con ciertas discapacidades.
Respecto a los CEBR privados, la pandemia no ha tenido un impacto en las matrículas ni en la morosidad de la población con discapacidad, ya que esta es mínima con respecto al total de los estudiantes, precisa Edgardo Palomino, presidente de la Asociación de Colegios Privados de Lima (Acopril).
“Por ley, estamos obligados a guardar dos vacantes para aquellos niños o jóvenes que tienen discapacidades leves o moderadas. Sin embargo, esas vacantes no suelen cubiertas. Los padres saben que el nivel educativo en los colegios privados es alto”, indica Palomino.
De acuerdo al censo escolar del 2019, realizado por el INEI, solo el 17% de los estudiantes con alguna discapacidad estudia en la educación básica regular privada. El 83% restante en el sector público.
Al respecto, Susano explica que el Minedu ofrece una plataforma para que los padres puedan identificar cuáles son los colegios que tienen vacantes disponibles. Pese a la información publicada, cuando las familias van a inscribir a sus hijos con discapacidades, algunas escuelas suelen responder que ya no tienen cupos disponibles. Esto, según Susano, se debería en parte a que algunas instituciones no están preparadas para atender a estudiantes con habilidades diferentes.
Los especialistas consultados coinciden en que hay buena voluntad y que se viene haciendo un buen trabajo desde el Estado para mejorar la educación especial. Sin embargo, mencionan que la brecha en este sector es grande y que hace falta mayor presupuesto y más capacitación de los docentes para abordar este reto.
EDUCACIÓN ESPECIAL VERSUS LA INCLUSIVA
De otro lado, Aime Apaza, coordinadora del área de Educación Inclusiva en la Sociedad Peruana de Síndrome Down, señala que uno de los principales problemas que hay en el Perú respecto a la educación para personas con discapacidad es el enfoque.
En esa línea, Apaza explica que hay una diferencia entre la educación especial y la educación inclusiva.
La especial, según Apaza, apunta a una educación segregada, en la cual un estudiante con una condición especial no puede ir al espacio regular y se cree que es mejor que vaya a una escuela distinta.
En cambio, la educación inclusiva, afirma Apaza, es un paradigma más retador que propone que el estudiante forme parte de las escuelas regulares. Para ello, dice que se debe mejorar las condiciones para que los estudiantes con discapacidad puedan estar presentes en ellas, participar y alcanzar logros en sus aprendizajes.
“Eso se está dando de manera progresiva. En la actualidad, solo los estudiantes con discapacidad leve y moderada pueden ingresar a la escuela regular. La educación especial subsiste para estudiantes con discapacidad múltiple y multidiscapacidad”, indica.
Por su parte, Susano agrega que debido a que las escuelas y los docentes no están preparados para atender alumnos con discapacidades, algunas instituciones tratan de evitar cumplir con el deber de atenderlos.
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