Para algunos la IA promete ser la panacea que nos catapultará a un futuro de robots mayordomos y vacaciones en Marte. Otros, más pesimistas, la ven como un monstruo que devorará nuestros trabajos y nos convertirá en esclavos digitales. Lo cierto es que la IA tiene un enorme potencial para transformar nuestras vidas, si la aprovechamos puede ayudarnos mejorando nuestra productividad, eficiencia y la calidad de vida. Si la manejamos con torpeza, podría crear una sociedad aún más desigual.
La IA podría tener la magnitud transformativa de la Revolución Industrial o la globalización, con el potencial de catapultar a países en desarrollo, como el nuestro, hacia un futuro más próspero. Como los “Tigres del Asia” aprovecharon la ola de la globalización para impulsar su crecimiento, el Perú tiene la oportunidad de emplear la IA para desatar un potencial de productividad que le permita transformar su futuro.
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La evolución y adopción progresiva de la IA, como ha sucedido en ocasiones previas con transformaciones de gran magnitud, implicará, sin dudas, el desplazamiento de puestos de trabajo. Sin embargo, podemos ver estos cambios como oportunidad, y en lugar de temerles, deberíamos preparar a nuestra fuerza laboral para aprovechar las nuevas oportunidades y los beneficios que traerán.
Llevo más de dos décadas vinculado a la industria de la tecnología y la comunicación, y ahora más que nunca veo con preocupación que, mientras nuestras autoridades electas se enfrascan en un torbellino de autopreservación y protección de intereses personales, se corre el riesgo de ignorar la oportunidad para liderar una transformación para estar preparados.
Actualmente, la industria tecnológica ya representa una gran oportunidad de productividad y promoción del empleo que aún no aprovechamos.
En el Perú, escasea el empleo, sin embargo, según el Estudio Talento Digital 2023, desarrollado por Es Hoy y el BID, 75% de empresas manifiesta haber tenido dificultades para llenar sus vacantes digitales, mientras que 4 de cada 10 trabajadores no cuenta con las habilidades digitales necesarias.
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Aprovechar este tren exige una visión de Estado. Si bien desde el año pasado ya existe una Ley que promueve el uso de la IA, esta correrá la misma suerte que tantas otras leyes si se deja este cambio exclusivamente en manos de las élites políticas. Más bien debería trascender a ellos para encontrar una cogestión, incluyendo al sector empresarial, las universidades y la sociedad civil en general para incentivar su investigación, crear programas de capacitación y promover la actualización profesional, con un compromiso genuino para la preparación de las nuevas generaciones.
El futuro nos presenta un desafío formidable, pero también una oportunidad extraordinaria. Podemos elegir ser pasajeros pasivos de este cambio, o podemos tomar las riendas y convertirnos en los pilotos de nuestro propio destino. La decisión es nuestra. Actuar con decisión y visión de futuro es el camino para construir un país más próspero y equitativo para las generaciones futuras.